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O París una misa, que decía el otro. La investidura de Sánchez va a tener lugar. Seguro. No hagan caso del ruido. Me atrevo a anticipar que será a principios de noviembre pese a que los medios especulan que podría ser a mediados de octubre. Ojalá me equivoque porque, cuanto antes, mejor. Pero quizás no, quizás sea bueno explicar y debatir suficientemente, para contrarrestar la ofensiva de la derecha sobre que la amnistía será el fin de España, la democracia, la transición y qué se yo (NB: en la derecha englobo a Felipe y Arfonso, obviamente).
Para empezar habrá que ponerse de acuerdo sobre qué constituye una amnistía y qué no. Y dejar de lado el debate sobre la constitucionalidad o no de la amnistía, porque ha habido unas cuantas calificables como tales en nuestra democracia aunque llevemos décadas oyendo que no caben en la Constitución: Unión Militar Democrática, ETA (pm), fiscal… Cada una de su padre y de su madre, como lo será esta. Porque está claro que Sánchez revalidará en la presidencia del Gobierno despenalizando todas las penas (ya juzgadas) e imputaciones (por juzgar) surgidas a raíz del “Procés”, policías y guardias civiles incluidos. Despenalización suena más suave, más constitucional que amnistía, pero viene a ser lo mismo, disquisiciones legales aparte. Sigue leyendo