¿Años de violencia, años de guerra?

Frans van den Broek
 
Los problemas definitorios del terrorismo han sido materia de discusiones académicas –y no tan académicas- y son bien conocidos. Existen más de 100 definiciones según algunos conteos, lo cual puede parecer extraño al público lego, quien se ve más o menos bombardeado por el término todos los días a través de los medios de comunicación, y quien, imagino, no tiene mayores problemas para entender o creer que entiende de qué se trata. Esto es comprensible, porque no todo el mundo puede o debe ser tan quisquilloso como los intelectuales o científicos sociales que se devanan el seso para comprender este fenómeno tan de actualidad de la manera más precisa posible. En esencia, la controversia conceptual sobre este término se centra en la imposibilidad de encontrar una definición que abarque todos los casos sin contradicción o eliminación innecesarios. Una definición puede servir, digamos, para abarcar a los palestinos suicidas y a los independentistas tamiles que también se vuelan por los aires, pero no a las FARC o a Sendero Luminoso. Sin embargo, como dije, usamos el término con profusión y despreocupada inocencia a diario, lo cual es una prueba más, si alguna se necesitara, de que las palabras son más o menos que su definición, y que las evocaciones imaginativas o emocionales que producen en el hablante son igual o incluso más importantes que la vaga definición que tengamos de ellas. A su vez, los términos se insertan a menudo en una red de asociaciones conceptuales que pueden tomar la forma de ideologías o sistemas, los cuales no siempre son conscientes del todo. Nada nuevo en lo anterior, pero creo que vale la pena recordarlo cuando el uso y abuso de los términos, o su abandono, supone más que una reevaluación conceptual y adquiere las características de una argucia ideológica de consecuencias imprevisibles. Esto es lo que ha ocurrido, me parece, con la cada vez más extendida costumbre de tipificar los años que mi país (Perú) sufrió bajo la amenaza del terrorismo y la respuesta contraterrorista como ‘los años de la violencia’ o ‘los años de la guerra’, expresiones ambiguas y, me temo, tendenciosas. Sendero Luminoso dio inicio en 1980 a lo que ellos consideraban una guerra popular, una revolución internacional, de hecho, bajo la égida de la cuarta espada del marxismo (después de Marx, Lenin y Mao nada menos), esto es, guiada por el luminoso pensamiento del infalible camarada Gonzalo (Abimael Guzmán para el censo nacional), pero que a los ojos de la mayoría de la población no fue siempre sino una serie de actos vesánicos liderados por un fanático con el objetivo de instigar terror en la población para tomar el poder. Terrorismo, por tanto, sin mayores problemas definitorios. Hasta algunos años después de su derrota, en 1992, después de la captura de su mesiánico líder, aquellos años fueron llamados, como era de esperarse, los años del terrorismo. Pero con el tiempo esta descripción fue desapareciendo del panorama mediático e intelectual reemplazada por las denominaciones mencionadas. ¿Por qué?Algunos teóricos del terrorismo han postulado que movimientos como el de Sendero Luminoso pueden ser más propiamente descritos como una guerrilla que como un grupo terrorista. No vamos a entrar en una discusión de las razones para ello, sólo destacar que los argumentos a favor de esta reclasificación terminológica son respetables y muy atendibles. La intención detrás de esta precisión académica es la de evitar la confusión conceptual, facilitar la investigación y promover la objetividad. Uno puede disentir de este cambio, pero no del espíritu que lo anima. Si hay quienes han decidido cambiar la descripción de aquellos trágicos años de la historia del Perú por estas razones, pueden contar si no con mi asentimiento, por lo menos con mi respeto. Es casi seguro, no obstante, que no serán muchos a los que haya animado esta motivación heurística, o no solamente.
 
No faltarán, de otro lado, quienes agobiados por la escala y ferocidad de la represión contraterrorista, conocida con mayor detalle tras el estupendo trabajo de la comisión de la verdad, hayan considerado más justo y exacto eliminar el término ‘terrorismo’ para no dar la impresión de que la brutalidad y violencia de aquellos años fue responsabilidad exclusiva de aquellos a quienes la mayoría de los peruanos siguen denominando como terroristas, sino también de un estado y su ejército que no tuvieron reparo en exceder los límites que les imponía no solo la constitución y el sistema jurídico, sino la más elemental humanidad. A estas almas sensibles también se les puede conceder una intencionalidad correcta, aunque quizá equivocada en sus consecuencias ulteriores, en la elección de su léxico.
 
Pero sospecho que quienes más insisten en este cambio descriptivo, políticos e intelectuales –que no son, huelga decirlo, la mayoría de la población peruana-, se guían por razones menos científicas o morales que ideológicas. El lector adivinará con facilidad de qué signo ideológico se trata, si es que tiene sentido hablar en estos términos todavía: durante generaciones la intelectualidad peruana ha obrado bajo el supuesto –casi el axioma- de que un intelectual de derechas era como un círculo cuadrado, una contradicción en sí misma, y de que pensar y crear eran sinónimo de asentimiento a los principios sagrados del socialismo, generalmente marxista, revolucionario e inevitable históricamente. Hablo en general, por supuesto, pues no han faltado intelectuales independientes u ostentosamente comprometidos con los no menos sagrados principios del mercado, como Vargas Llosa, por nombrar al más prominente. Este punto de vista, que se quería científico, presuponía además la superioridad moral de la izquierda sobre la derecha, a quien se veía como la encarnación del mal, instrumento político de un estado represivo y cruel, preocupado únicamente en la preservación de sus injustos privilegios. El carácter semi-religioso de la izquierda radical ha sido estudiado también con profusión, y nadie que conozca su historia tendrá dudas sobre el carácter mesiánico, fustigante, absolutista incluso (hasta diríase calvinista) de su desprecio por quienes no pensaran como ellos. Se puede y debe conceder todos los matices que se quiera a esta esquematización de un fenómeno socio-político complejo, pero no se pueden enmascarar ni la visión polarizada, denigrante y simplista de una buena parte de adherentes a la ideología izquierdista radical (e incluso no tan radical), ni el dominio que el pensamiento izquierdista ha tenido sobre la mente de la élite intelectual de muchos países sudamericanos.
 
Con el tiempo muchos de estos políticos e intelectuales que predicaban con moralizante elocuencia la necesidad de la sublevación armada del pueblo, muchos de ellos desde el confort de su propia posición como miembros de la burguesía, entre el humo de los cigarrillos y el aroma del café, desde el púlpito o en excitantes conciliábulos secretos, se vieron sobrecogidos por la revolución realmente existente del camarada Gonzalo. La romántica imagen del guerrillero empezó a desdibujarse bajo la creciente avalancha de atrocidades cometidas en nombre de la revolución por Sendero Luminoso y a muchos su espíritu revolucionario se les develó como lo que era, un juego intelectual agradable mientras la revolución se situara en el futuro, no en el presente y que aumentaba el propio prestigio y concedía aires de heroísmo a quien lo propalara. Otros, sin embargo, de mente más obtusa y menos proclives a la revisión de sus creencias en base a los datos de la realidad, siguieron apoyando la revolución y mostraron comprensión por Sendero Luminoso y hasta lo apoyaron. A fin de cuentas, según sus propias premisas, la violencia de la sociedad en un país como Perú era estructural, y justificaba la reacción armada del pueblo, a pesar de sus excesos. Los perros colgando de los postes de luz, los ajusticiamientos populares, las cabezas machacadas con piedras para ahorrar balas, el terror de las poblaciones indígenas huyendo a las ciudades para evitar el fuego cruzado entre los militares y los compañeros, todo ello y mucho más, no eran sino, para llamarlos como ahora se estila, daño colateral. El objetivo era noble y necesario y por tanto no se podía tener tantos remilgos con los medios.
 
Pero el terror siguió, un ciclo de acciones terroristas y contraterroristas que empezó a afectar a toda la población, no sólo a aquellos de las así llamadas zonas liberadas, zonas, en general, donde la presencia del estado era magra desde tiempos coloniales y en las que los habitantes se vieron más o menos obligados a someterse a la autoridad de los revolucionarios. Porque Sendero no contó jamás con apoyo masivo de la población, y menos con apoyo de aquellos sectores que supuestamente deseaban liberar en primer lugar, los indígenas campesinos y el proletariado más destituido. Y con el constante terror vino el desprestigio, no siempre justo, de la izquierda peruana. Los intelectuales, por tanto, tuvieron que reformar su discurso, tomar posiciones con respecto a Sendero y a un estado que se convirtió en dictadura de nuevo. De pronto no se podía predicar la revolución armada con tanta soltura como antes y en el peor de los casos se podía atraer la peligrosa atención de la policía y ser considerado un senderista. Aquellos que clamaron en su momento de manera irresponsable por la destrucción apocalíptica del sistema opresivo del capitalismo tuvieron que reformarse con premura y muchas veces sin suficiente arrepentimiento. Además, ya desde antes del inicio de las actividades terroristas de Sendero había empezado un proceso político que retornó la democracia a Perú y que permitió a fuerzas de izquierda tener una representación importante en la asamblea constituyente del 79 y aprender el juego político parlamentario. Este capital político fue, sin embargo, virtualmente aniquilado a la larga en buena medida por la aparición de los avanzados de la cuarta espada del marxismo. Los antaño revolucionarios intelectuales tuvieron que callar o reformarse, o unirse a la desquiciada insurgencia impopular del partido comunista del Perú, versión camarada Gonzalo. Las consecuencias de esta trágica historia la saben ahora todos los peruanos: alrededor de 70.000 muertos, un país devastado económicamente (la destrucción senderista se elevó a billones de dólares), una herida social, política y espiritual de una profundidad que exige generaciones para cerrarse.
 
Si de algo sirvió toda esta locura fue justamente para atemperar los discursos radicales en el estamento político y crear en los peruanos –si no lo tenían ya- un enconado disgusto con el extremismo revolucionario. A pesar de la interrupción dictatorial de Fujimori y Montesinos, el aprendizaje democrático de Perú ha continuado, ahora quizá imparable en un mundo global, y sobre todo el desarrollo de una sociedad civil capaz de organizarse pacíficamente en busca de una mejora de las todavía difíciles condiciones de vida en nuestra herida patria. Pero si antes solía decirse que ‘el Apra nunca muere’, algo atestiguado de modo casi milagroso por el retorno a la presidencia de Alan García después de un periodo de adormilamiento político que muchos habrán pensado como los estertores finales de un partido responsable de uno de los gobiernos más desastrosos de la historia del Perú –y de no pocos crímenes contra los derechos humanos-, al parecer habría que extender este esperanzado adagio al pensamiento demagógico de cierto tipo de izquierda latinoamericana reacia a la desaparición. Y uno de los síntomas, no el más importante, por supuesto, de esta recalcitrancia vital es, me parece, la mencionada reclasificación de aquellos años de terror como años de violencia, años de guerra. Los demás síntomas son, claro está, más claros y más bufonescos incluso, como los discursos narcisistas de Hugo Chávez o la demagogia de Evo Morales, pero llamar a las cosas por un nombre u otro no es tan inocente como uno quisiera y sobre esto es lo que he querido llamar la atención.
 
¿Qué quieren decir, a fin de cuentas, los rebautizadores de este periodo con los términos de violencia o guerra? Como ya dije, no mucho conceptualmente, me imagino. De lo que se trata es de tratar de nuevo de ocupar el pedestal moral que les había sido arrebatado. Llamar años de terrorismo a aquella época equivaldría entonces a colusión con las fuerzas malvadas del poder estatal que asesinaron campesinos a mansalva, fueron culpables de desapariciones, torturas, y la ulterior oclusión de la democracia. Rebautizar a aquellos años como de violencia o guerra supone aliarse, otra vez, con la élite de los bienpensantes y el bando de los buenos, como antes lo eran de la élite materialista-dialéctica que propugnaba el Gran Sacrificio de la revolución en aras de los condenados de la tierra. Y para ello era necesario que los términos utilizados tuvieran una significación ambigua, de apariencia neutral. ¿Violencia? ¿En qué sentido se distinguiría la violencia referida entonces de la violencia de los Janjawid de Darfur, de la violencia en las calles del Bronx, de aquella en los confines domésticos de cualquier barrio pobre de cualquier país del mundo? Es como si una fuerza natural hubiera asolado Perú –la fuerza de la historia, tal vez, la inevitable confrontación de clases destinadas a matarse unas a otras hasta el triunfo del noble pueblo oprimido, acaso- y no hubiera habido responsables finales del desastre que ocurrió, sólo actores impelidos por motivos distintos en la danza sociopolítica de un país subdesarrollado. Por supuesto, muchos de Sendero se habrán equivocado en su fanatismo y sus métodos, dirán estos nuevos intelectuales y políticos rebautizadores, pero al menos sus motivos fueron alturados, traer justicia tras siglos de opresión e imperialismo. El contraterrorismo actuó, en cambio, de manera mayoritariamente brutal, aunque habría quienes tuvieron sus resquemores y se vieron obligados a actuar como lo hicieron, excepciones a la mentalidad gorila del estamento militar. A fin de cuentas, el término amplio y flexible de ‘violencia’ se presta para operar en varias direcciones a la vez, como una denominación más comprensiva del fenómeno total, con respeto al sufrimiento de todas las partes, incluida, espero, la de quienes tuvieron que morir y sufrir del lado de la policía o el ejército, y como una perfecta máscara de corrección política que, en el fondo, no es sino una reedición aligerada de la vieja supuesta superioridad moral de la izquierda radical sobre los demás.
 
¿Años de guerra? ¿Qué tipo de guerra? ¿Dónde estaban los ejércitos enfrentados uno a otro, los uniformes, las estrategias militares y las claras cadenas de comando, los diplomáticos a la sombra negociando la futura paz? Si fue una guerra, fue una guerra de caos y de locura, sin objetivos realistas ni métodos reconocibles como militares. Hasta la guerra tiene reglas y limitaciones. ¿Dónde estuvieron las reglas y limitaciones de esta guerra? Si acaso las hubo, fueron del lado de las fuerzas armadas y la policía, a pesar de sus brutales excesos. Para los senderistas cualquier método estaba justificado por la nobleza autoevidente del objetivo final. Militares y policías estaban, no obstante, sujetos a las leyes de los gobiernos democráticos de aquel periodo, por mal que se aplicaran y por ineficientes que fueran los gobiernos. La mayoría de los policías y militares que tuvieron que soportar los embates de Sendero lo hicieron dentro del marco legal y a costa de sus vidas. Sendero peleó de la manera más cobarde posible: camuflado entre la población civil y al amparo de la clandestinidad, y sus víctimas fueron sobre todo personas inocentes, no menos que la de los militares y policías.
 
Por supuesto, el término de guerra no es inadecuado del todo, amplio como es su campo de significación. A fin de cuentas, uno puede declararle la guerra al terrorismo, al parecer, así como a la pobreza o uno puede embarcarse en una guerra contra los impulsos inferiores del ser humano, uno de los significados de la ya famosa palabra Yihad. Pero denominar así al enfrentamiento entre un grupo procazmente minoritario de la población peruana y unos gobiernos democráticos confusos, que hicieron mal uso de sus poderes militares, es de alguna manera falso. Bien puede verse la total historia de Sendero como las acciones de un grupo criminal dentro de la sociedad peruana, a pesar de su infatuación como luchadores por la libertad, y entonces su violencia no sería mejor que la del asesino a sueldo o el violador de menores, y creo que esto sería más justo con la realidad de lo que pasó. Además, llamar guerra a este enfrentamiento desquiciado opera en favor de quienes, como dije, hasta hoy se refieren a las víctimas inocentes (la gran mayoría) como a daños colaterales inevitables en toda guerra. Pregúntesele a algún senderista preso y esto es lo que le dirá. Lo mismo dirán algunos militares o policías, pero no todos.
 
Porque es preciso, por todos los medios, no olvidar que esta catástrofe nacional no se inició como se inicia la lluvia o como se declaran la guerra los estados nacionales. La iniciaron personas de nombre y apellido, sobre las que cae toda responsabilidad original y en nombre de una ideología que no era sino una máscara para el más feroz resentimiento. Contribuyeron a iniciarla quienes propalaban entonces a diestra y siniestra que la revolución armada era inevitable y que el poder nacía del fusil. Y la iniciaron el mismo año en que Perú retornaba a la democracia y miraba con ojos esperanzados al futuro, sólo para ver ese futuro manchado de sangre e imbecilidad. Los teóricos pueden pensar y decir lo que quieran, como pueden la prensa y los renacidos portadores de la conciencia moral del pueblo, generalmente de la burguesía intelectual. Para otros serán aquellos años los años de la violencia o los años de la guerra. Para mí seguirán siendo lo que fueron y son para la mayoría de los peruanos, los años de un terrorismo vesánico que tanto le costó a mi país.

44 comentarios en “¿Años de violencia, años de guerra?

  1. ¡Vaya suerte para el blog la incorporación de van den Broek! Le he leído profusamente en… no me atrevo a decirlo para no despertar el cabreo de Averlas… bueno, lo diré, Claves de la Razón Práctica. Sí, parece últimamente que Claves esté haciendo una OPA hostil a Debatecallejero. ¡En lugar de habar de la cena de ayer de ZP con el nuncio estamos aquí discutiendo sobre lo que hizo Sendero Luminoso hace no sé cuánto tiempo! ¡Qué escándalo! ¡Cuánta pedantería!

    Para mi ha sido un placer inmenso leer el artículo de van den Broek. Vuelve a elevar la categoría literaria de este blog. En cuanto al contenido, entiendo su animadversión hacia aquellos intelectuales peruanos izquierdistas que hicieron la vista gorda o directamente simpatizaron con las atrocidades de Sendero Luminoso. Entiendo también que se oponga a los intentos actuales de suavizar la tragedia ocurrida en su país, o minimizarla llamando la atención sobre las salvajadas que también el Estado peruano cometió.

    Ahora bien, me parece que el autor va demasiado lejos en la otra dirección, participando en una tendencia actual muy extendida que consiste en generalizar el uso del término «terrorismo» para referirse casi a cualquier tipo de violencia que nos repugne. Una ilustración extrema de esta tendencia es la propuesta de ciertas feministas de llamar «terrorismo de género» a los casos de violencia doméstica o machista.

    En Perú hubo una guerra civil durante casi quince años, iniciada por un grupo de fanáticos maoistas que fueron ganando seguidores hasta el punto de llegar a controlar casi un tercio de los municipios del país. Para someter a los campesinos que no se sometían a sus designios, los senderistas llevaron a cabo masacres, torturas, etc. El Estado, por su parte, puso en marcha un plan de represión indiscriminada que a veces suponía la destrucción de poblados enteros.

    Como en toda guerra civil, hubo atrocidades por ambas partes. Hubo episodios que recuerdan mucho a atentados terroristas (el coche bomba de la calle Tarata en Miraflores), pero en general la violencia fue la propia de una guerra civil.

    Según lo veo, llamar a aquel conflicto «terrorismo» no ayuda a comprender las cosas, ni es necesario para realizar una condena moral y política tajante y contundente de aquellos hechos.

  2. Pensaba que alguien que se llama Frans van den Broek sólo podía ser jugador del Ajax. Me equivoqué.

    Pienso que nunca agradeceremos lo suficiente al paradigma terrorismo los servicios que está prestando a la literatura jurídica moderna. Me refiero en España. Esa capacidad ambivalente que permite apostar una temporada al rojo y otra al negro con los mismos argumentos y sin descomponer el gesto. Lo que antes servía para intentar legalizar, ahora se emplea para ilegalizar. Ando ahora intentado averiguar en dónde ha adquirido Garzón esa capacidad suya para saber en cada momento en nombre de quién habla Otegi. Según el juez, el actual preso se reúne unas veces en representación de la izquierda abertzale, como ocurrió en la reunión autorizada con Patxi López, y otras en nombre de HB, lo que le ha servido al juez para mandarlo a la cárcel. La distinción entre izquierda abertzale y HB ya es propia de una mente privilegiada. Por cierto, HB debe ser una de las organizaciones políticas con más dirigentes del mundo. He perdido ya la cuenta de cuántos ha mandado Garzón a la cárcel. Los primeros que detuvo, tras el final de la tregua, siguen esperando que el juez comunique los cargos (me refiero en términos procesales, no en titulares de prensa, que de titulares andamos sobrados en este país). Ya sé que la suerte de unos supuestos terroristas no interesa a nadie, así que dejo el tema. También muy divertido lo del señor Alcaraz, portavoz oficial de las víctimas oficiales de terrorismo en España. Ha recusado al juez Garzón. Dice que es parcial. Qué curioso, coincide con ETA y HB en el diagnóstico. Igual es que Garzón sabe que Alcaraz actúa unas veces en nombre del PP y otras en nombre del PP, y el ex peluquero se ha molestado. Yo lo que creo que en todo este tema falta es un logopeda.

    Y ahora un servicio público urgente.

    A Carmen Guerra, diputada del PP, le preocupa enormemente la “oblación del clítoris”. Lo ha dicho así, repetidas veces, en un coloquio en la cadena SER, cuyo audio pueden escuchar en su web. Nunca me atrevería yo a aconsejar a nadie sobre lo que tiene o no tiene que preocuparse, pero si a la señora Carmen Guerra le inquieta la oblación de su clítoris, o el de su prima, o el de su amiga más íntima, yo le aconsejaría que se relajara y se olvidara del tema. Que no tenga temor: con la oblación del clítoris, del pulpejo o el Kalamar de campo, no hay peligro. Está científicamente demostrado. El problema está en la ablación del clítoris, no en la oblación del clítoris, Carmencita, amor. La distinción no es menor si tenemos en cuenta que, presumiblemente, Doña Carmen tiene clítoris y se podría negar a una oblación y admitir ingenuamente una ablación, dado su aparente estado de ánimo. Alguien en el PP debería avisar urgentemente a doña Carmen y, ya de paso, decirle a Cañete que se le enfría la tostada. De nada

  3. Von: marko (nospam@hotmail.com) [Profil]
    Datum: 04.11.2006 14:31
    Message-ID:
    Newsgroup: es.charla.politica.misc

    El terrorismo, segun unos, o lucha armada, segun otros, no es mas que otra
    forma de hacer una guerra, con otros medios, pero buscando los mismos
    objetivos. Es una guerra sucia, con trampas (atacando por la espalda a la
    victima y luego huyendo), no hay un cara a cara, pero se intenta justificar
    con que sin un ejercito no puedes luchar de igual a igual contra el enemigo.
    Un pais invadido por otro mas grande no puede pelear de igual a igual con el
    invasor. Pero empezar valiendo como excusa, pero hacen falta mas.

    Para que la lucha armada no sea lo que se define como terrorismo, es decir,
    asesinato puro y duro, la supuestamente llamada lucha armada tiene que tener
    tres premisas fundamentales para no pasar a convertirse en terrorismo:

    -Primero. Tiene que ser motivada por una situación claramente ilegal o
    injusta: un pais invadido por otro, por ejemplo, la invasión de Irak por
    EEUU, la de España por las tropas napoleonicas francesas.

    -Segundo: Tiene que tener el respaldo de la mayor parte de la sociedad, o
    como mínimo, del famoso 50+1% de la población. Si esto no es así,
    entonces
    estaremos hablando claramente de terrorismo, porque una lucha armada que
    tenga en contra a la mayoria de la poblacion no es lucha armada. Los
    partisanos en Francia no eran terroristas, porque les apoyaba toda la
    sociedad francesa, y lo mismo se puede decir de los afganos contra los
    rusos, etc.

    -Tercero. No debe actuarse contra civiles que no tiene culpa en el
    conflicto. Este punto tal vez no sea fundamental para separar claramente
    entre terrorismo y lucha armada, porque dificilmente en todo conflicto se
    puede evitar que no caigan civiles inocentes, pero al menos, que no sea una
    luchar armada que busque intencinadamente victimas civiles, como ocurrio por
    ej. en Argelia o Irak.
    ¿Podemos considerar lo de Irak lucha armada cuando cada dia lanzan una bomba
    que mata 200 civiles? ¿Y las 50.000 victimas civiles del GIA es tambien
    luchar armada?

    Así por ej. los nacionalistas vascos ponen como ejemplo de la polemica entre
    lucha armada-terrorismo, la lucha por la independencia de España de Francia
    durante las invasiones napoleonicas. Hablan de la hipocresia española que se
    refiere a aquellos sucesos como lucha armada por la independencia y sin
    embargo se lo niegan a lo que ocurre en euskadi, llamandolo terrorismo,
    cuando al fin y al cabo se trata de lo mismo. Pues bien, que yo sepa, en el
    caso españo si que se cumplen las tres premisas, aunque puede que el tercer
    punto cojee un poco, porque tampoco puedo asegurar que en aquel conflicto no
    murieran civiles, pero al menos no creo que se buscaba de forma premeditada,
    se trato de matar a las tropas invasoras, no a los civiles.

    Sin embargo, en el caso del pais vasco las similitudes son minimas. Sobre el
    primer punto, podemos pelearnos durante años discutiendo si hay o no una
    «ocupacion» ilegal por parte de españa, cuando que yo sepa, el pais vasco
    se
    unio a castilla de forma pacifica, pero vamos, incluso podemos dejar aparte
    esa cuestion, y lo resumimos en que para los vascos si se da el primer
    punto, «una situacion injusta en euskadi», pero provocado porque estos
    sencilla y llanamente no quieren ser españoles, y el resto del estado les
    niega el derecho de dejar de ser españoles. Aquello de que la soberania
    recae en el pueblo y esta tiene que tener el derecho de decidir libremente
    si quiere seguir perteneciendo al estado español o no. Vale, dejamos pasar
    el primer punto, la situacion injusta, pero…..

    ….nos falla el segundo, porque nadie puede negar que la gran mayoria del
    pueblo vasco, sea nacionalista o no, esta en contra de las acciones de ETA.
    En sus comunicados, ETA se autolegitima como representante unico del «pueblo
    vasco».¿Desde cuando obtener el 17% de votos en un territorio te da derecho
    a representar a todo el pueblo vasco? Como mucho, representas al 17% de ese
    pueblo, y puede que ni eso, porque tambien gran parte del electorado de HB
    esta en contra del terrorismo. No creo que ni el 10% de la poblacion de
    euskadi defienda la forma de actuar de ETA, por lo que no estamos hablando
    de lucha armada, sino de terrorismo.

  4. Saludos, Frans van den Broek.

    Yo entiendo bien que el disgusto con la equidistancia más bien farisea lleve a personas tan perceptivas como el autor a perorar tan extensamente contra quienes la practican. Es un disgusto moral e intelectual más que legítimo. Yo creo que van den Broek acierta en diagnosticar, y en detestar, algunos elementos de una forma de razonar frecuente en el izquierdismo de su país y puede que del mundo. La combinación de un punto de vista “estructural” sobre la violencia inevitable con la fácil superioridad moral del quienes condenan intelectualmente el “sistema” de cuyas contradicciones se deriva, es un opiáceo bastante fuerte. Lo cierto es que casi nunca es cierto aquello de “nada que perder salvo sus cadenas”, que la mayoría entiende que una guerra es un mal negocio, también, puede que especialmente, para los oprimidos a los que se quiere redimir, y que el activismo revolucionario a menudo se ha hecho corresponsable de fuertes retrocesos en el avance de la libertad y el bienestar. Ha habido muy pocos intentos exitosos de aplicar recetas reformistas, que creo que son las que la gran mayoría prefiere y por buenas razones, en los países en vías de desarrollo. Algunas han tenido éxito, como el estado Kerala en la India, o en Costa Rica. Va siendo hora de dejar de pensar que necesariamente los obstáculos eran siempre “estructurales” o que la violencia era siempre defensiva. Muchas veces habrá sido así, pero es llamativo que la iniciativa revolucionaria se despliegue con especial furor precisamente en los momentos en los que, como señala van den Broek, la democracia va echando a andar.

    Posiblemente es un abuso del término terrorismo querer encajar en él toda la violencia política en Perú. Como a Don Cicuta, me parece que es una guerra civil, aunque sólo sea por el número de muertos. Pero el punto importante me parece que sigue valiendo igual.

    Como coda, no estaría mal que en España se pudiera hablar, sin la intoxicación de los piomoas, de los errores revolucionarios que precedieron a la guerra civil. Creo que uno puede repudiar la injusticia tanto como los que tomaban armas contra ella, admirar incluso la abnegación y capacidad de sacrificio de muchos revolucionarios individuales, odiar el franquismo, creer que sólo los sublevados fueron responsables de la guerra que iniciaron, y condenar sin reserva a quienes parecían creer que las armas y los votos eran instrumentos intercambiables para el cambio social.

  5. Me descubro ante su elocuencia y brillantez, Sr. Van den Broek.
    Me da la impresión de que el post de Don Cicuta pertenece a esa categoría de matices propios de científicos sociales a que hace referencia el autor. No estoy haciendo juicios de valor.
    Por lo demás, insisto en que estoy muy impresionado por la calidad del articulista de hoy. Da miedo…

  6. Yo, omo Permafrost, estoy vivamente impresionado por la calidad, literaria e intelectual, del articulista.

    Miedo me da la reacción de A Verlas Venir, si se digna entrar hoy en el blog. Después de su consideración de ayer noche Magallanes como majadero con neuronas escasas o algo así, hoy cualquier cosa….

  7. Y de las elecciones en Surinam, ni palabra. Me reitero: ¿cuándo el administrador de DC piensa cesar o sustituir a nuestro corresponsal en Surinam? Estoy hartándome.

  8. Soy de los que piensa que uno de los errores mas graves en nuestra democracia fue el que cometio Ansar cuando en su «tregua de ETA» les llamo a sus interlocutores «Movimiento de Liberación Nacional Vasco».

    Ningun presidente de nuestra nacion llego tan lejos.

    Ansar le dio a ETA el reconocimiento de «lucha armada».

    Dicen que las palabras se las lleva el viento de la historia.

  9. 6 Por mi que no quede

    ¡Ay de la (mala) memoria selectiva.
    De Magallanes, día 13, a las 19´56: «No entiendo, sin embargo, porqué A Verlas Venir dice tantas tonterias con afán de insultar a un tal Pero Grullo». Parece ser que en su pueblo anochece antes o después de las 19´56.

  10. Aqui en Surinam no conocemos a ningun Magallanes…debe ser un agente infiltrado ..o colaborador en la sombra de don Cicuta…vayan ustedes a saber…jeje.

  11. Un buen artículo, sin duda, pero por encima de mis capacidades. Mi ignorancia y/o falta de sensibilidad me hacen poco permeable a este tipo de información, que, sin lugar a dudas, desaprovecho.
    Me ha resultado curioso el no encontrar ningúna referencia a Estados Unidos, imperialismo americano, o cualquier otro recordatorio sobre cualquier tipo de influencia, generalmente negativa y muchas veces justificativa, de movimientos terroristas en los paises sudamericanos. Como digo, soy muy ignorante en estos temas de terrorismo en sudamérica y debo teneren in mente un cliché que no siempre encaja con todos los paises de esa zona.

  12. fernando XIV…esto es muy serio hombre no todo el terrorismo de estado esta en manos de la CIA….todos sabemos que cada nacion tiene su forma de trasmitir la paz a sus ciudadanos.

  13. Por cierto Fernando…no seras tu el embajador en España de Surinam…¿verdad?

  14. Hombre don A Verlas, usted por aquí?
    Se habrá enterado usted que el «caldito» del nuncio era de lo más sustancioso. Creo que en su despite había perdido el sobre de Avecrén y tuvo que improvisar con lubina y otras zarandajas. Dicen, los que lo oyeron detrás de la puerta, que incluso debió abrir una botella de sidra el gaitero, pues se oyó el ruido del descorche.

  15. A mi me pasa un poco como a Fernando (¿?!!!!). Lo leo y aprendo, pero comentar, puedo comentar poco.

  16. Gracias por el artículo, Frans van den Broek. Como ya se ha señalado, me parece muy didáctico y excelentemente redactado. ¡¡Qué envidia no poder escribir así!!

    Coincido con otros coblogueros que distinguir entre terrorismo, guerrilla o guerra civil no es baladí. Cada fenómeno responde a rasgos diferenciados. Por eso, al final no me queda claro a lo largo del artículo qué tipo de terrorismo es Sendero Luminoso.

    Está muy bien cargar las tintas sobre cierta izquierda que mira para otro lado cuando se enfrenta al «terrorismo revolucionario». Pero la derecha suele hacer lo mismo cuando el «fuego amigo» actua. Pueden ser contrarrevolucionarios, paramilitares etc. Y el grado de autocrítica que hay en la izquierda no lo observo en la derecha. Cada vez que alguien les recuerda su pasado, está dividiendo a la sociedad. Dicho esto, comparto la postura del autor. Pero me gustaría observar el mismo grado de crítica en los fenómenos violentos de la derecha (por cierto, también ha habido terrorismo de derechas, aunque no se ha estudiado en profundidad)

    Saliendome del tema. Lean el artículo de Ignacio Torreblanca en El País sobre el tema de Kosovo. ¡¡Excelente!!

  17. Y los paralelismos y las yustaposiciones y las estadisticas y…donde has dejado tu sincretismo…Econcon..¿donde esta?

  18. 16 Amistad Civica

    Curiosamente, en mis inicios con «internete» en el 96 aprox. utilizaba como programa de mensagería el ICQ. En mi primer contacto con ese programa y haciendo un barrido en busca de internautas, conecté con una señora de Surinam y con la que tuve frecuentes charlas por esa vía interactiva.

  19. Como diría Amistad, en mi comentario 21 mensagería quiere decir un mensaje exagerado

  20. Fernando Tuientiuan:

    Cuenta ,cuenta….A verlas y PMQNQ tienen necesidad de noticias «frescas» aunque sean conversaciones intimas años A…jeje.

  21. 23 Amistad Civica

    No cuento ná de ná, que el amigo A Verlas, cuando sepa que en esa época aún no habia web cam, seguro que me dice …. o sea, que las pajas te las hacías a ciegas no?
    Sorry.

  22. Le pido disculpas a Frans van den Broek,por lo que a mi me toca.
    Pero debe tener encuenta que en la callejuela estan batiendose en duelo los Averlistas por un lado y los Cicuta-magallanistas por el otro …y esto es un sin vivir que hace que los dias y las discusiones se entrecrucen…pero esto es lo que tiene un Bebate callejero …por muy de Calleja que seamos.

    Mis disculpas y mi respeto estan siempre al mismo nivel.

  23. Muchas gracias Frans van den Broek por su artículo que me ha parecido muy interesante si bien yo hace ya tiempo que dejé de «perder el tiempo» con la polémica sobre «el terrorismo» y su definición.
    Creo que lo acertado es fijarse en los actos antes que en los sujetos. Actos terroristas son aquéllos que pretenden infunder terror a la sociedad, generalmente por medio de ataques directos a población civil. Un movimiento, organización o milicia es tanto más terrorista en la medida en la que cometa este tipo de actos. Si se limita a enfrentarse con las fuerzas de seguridad del Gobierno, es menos terrorista y más cercano a un actor de guerra. En este sentido, si ETA se hubiera limitado siempre a atacar a las fuerzas de seguridad y no hubiera puesto bombas indiscriminadas (y luego atentado directamente contra civiles: periodistas, ingenieros, políticos, etc), sería mucho menos terrorista pese a luchar contra una democracia.
    Sendero mató campesinos a mansalva y puso bombas en ciudades, ergo terroristas sin duda. Igual de terroristas que los militares y policías que para reprimirles cayeron en los mismos pecados. En el caso del Estado y a falta de una política central de brutalidad total, estamos ante individuos que infringen el código penal y el Estado no cae en terrorismo de Estado si les sanciona.
    En cuanto a la denominación para aquellos años en Perú, dado que «El terror» ya está cogido para la post revolución francesa, yo creo que los «años negros» o «los años del Horror» serían buenos términos, elocuentes y ajenos a la manipulación política que pretenden unos y otros.

  24. 21 FERNANDO

    Si la señora de Surinam tiene menos de sesenta y dos años y traga, dale mi teléfono.

  25. ¡Qué bueno contar con Frans van de Broek! Yo también he seguido muy de cerca sus escritos de los últimos años. Me encanta como escribe y creo que es una suerte que participe aquí. Lo que no hay quien se crea es que, con ese nombre, sea peruano, aunque conozca tan bien el tema que trata.

    Me parece que su crítica a la izquierda latinoamericana biempensante está muy bien matizada, distinguiendo etapas y modulaciones, cosa que se echa de menos muchas veces en las descalificaciones globales. Pero entre los comentarios sobre guerra y terrorismo, creo que falta la participación de algún experto como Ignacio Sánchez-Cuenca. La intervención que me ha parecido más curiosa es la de Titos: no hay que perder el tiempo con definiciones del terrorismo… y he aquí la definición correcta por esto y lo otro.

    Con permiso del articulista, me gustaría hacer un par de comentarios rápidos sobre la polémica literaria de los días pasados, en la que no pude participar. No entiendo muy bien por qué la discusión sobre el artículo de Lope Agirre acabó convirtiéndose en enmiendas y defensas a la totalidad de la literatura. Con todos los respetos por Lope, comparto las observaciones iniciales de Cicuta y algunas de Magallanes, pero no la descalificación de la literatura. En mi opinión, el problema del cuento de Lope no es su valor literario, que no discuto. Me parece que está bien hecho. El problema es que el cuento parecía querer transmitir un mensaje o una moraleja o algo así, y lo hacía de una forma muy confusa. Desde el título de matar a los caballos hasta la insinuaciones sobre la muerte de Adrián. En mi opinión, el cuento perdía su fuerza por levantar unas expectativas finalmente frustradas. Parecía querer decir y no decir algo. Y con todos los respetos, me parece que con sus aclaraciones sobre la textualidad, Lope muestra que es mejor escritor que crítico. Pero no creo que ni la literatura ni la poesía tengan ninguna culpa de nada de todo eso.

  26. Vaya, veo que mis opiniones sobre el relato emocionante de Agirre no eran tan disparatadas.

    Me extraña el comentario de Mimo Titos. Primero parece decir que el asunto de la definición es una chuminada, pero luego se larga con una perorata sobre lo que es terrorismo y lo que no que no acabo de entender. Si matar combatientes no es terrorismo, ¿por qué se considera víctimas del terrorismo a los guardias civiles y policías asesinados por el GRAPO o ETA?

    El intento de definir el terrorismo por la condición de las víctimas no conduce a nada. Las guerras entre estados y las guerras civiles producen más muertos civiles (en términos relativos) que las campañas terroristas.

  27. Solo preguntas….

    «el Estado no cae en terrorismo de Estado si les sanciona.
    «
    Y si les sanciona y luego les indulta?

    Zumbados, visionarios, resentidos etc, los hay en todos lados, pero solo en algunos llegan al poder. Caso de Adolf Hitler, caso de Guzmán (poder y seguidores en las zonas que controla). El problema es su visión?

    Tareq habla de las recetas reformistas que la mayoría quiere. O que la minoría permite, para no perderlo todo, o retenerlo pero con todo perdido de sangre. (jueguecillo de palabras). Hasta donde se puede reformar sin que «Cthulhu» despierte? Lo digo por Allende en el 73, Lumumba en el 60 o Azaña en el 36.

    Por otra parte, antes de que Ghandi pusiera de moda el pacifismo… las revueltas populares eran inconcebibles sin el recurso a la violencia. Así, fiestas como la de San Juan, segun antropólogos com M. Delgado, no serían más que entrenamientos de «guerra urbana» mediante los cuales, el pueblo recuerda a los gobernates quien manda… en el fondo.

    Los enemigos de la democracia? Los que pierden con ella.

  28. Pratxi…. Entonces ..las fallas valencianas nos recuerdan a la inquisicion…¿?…y el ninot salvado …es el reo que sale todas las navidades en Cadiz(creo)…¿verdad?

  29. No, las fallas serían un recordatorio a la Inquisició de que si toca las pelotas excesivamente… ellos serán los «ninots».

    Una falla sería una barricada «art Deco»

    Pero nos estaríamos yendo del hilo principal.

    Por cierto UPyD es el único partido que en su programa consta aumentar el gasto militar. Con dos ovarios! Qué elector estan buscando, para qué se estan preparando?

    Pronostico 250.000-300.000 votos y escaño por Madrid

  30. Lo que quieren es untar a los militares con el canon digital-militar para asi una vez que tengan las riendas del Gobierno acaben con toda la oposicion…¿sera eso?

    Pronostico 250.000-300.000 votos y escaño por Madrid

    Pues mira por donde «Pronostico 250.000-300.000 votos y escaño por Madrid» aunque me sepa mal decirlo pero eso me hara ganar una cena que tengo pendiente con Pablo Franco…y no es que la quiera ganar…pero…mis miedos a veces me han dado «Â¿suerte?»

  31. Pues si de Surinam no hay noticias, desde Canarias tampoco hay mucho que contar (esta es una corresponsalía más relajada, para que voy a decirles otra cosa…).

  32. Pues nada ,Barañain…te subes al Teide te bebes una botella de Gúisqui…bajas con el teleferico (te lo recomiendo)…y ya me contaras como flipas cuando bajes al pueblo mas cercano,con las curvas…jeje.

  33. Zapaterooo…Zapateroooo.
    No no que el tiempo no te cambieeeeee
    No no que el tiempo no te cambieeeeee
    No no que el tiempo no te cambieeeeee….

    Y DENUNCIO el boicot que esta haciendo la Co munidad valenciana con las ayudas para desarrollar la ley de dependencia.
    DENUNCIO.
    (Ziluminatius en Alicante hace unos minutos…dramatizando)

    Zapaterooo…Zapateroooo.
    No no que el tiempo no te cambieeeeee
    No no que el tiempo no te cambieeeeee
    No no que el tiempo no te cambieeeeee….

  34. La canción del PSOE para la campaña, «Que el tiempo no te cambie», es de Tequila, escrita por Ariel Rot. Ariel dijo en La Ventana de la SER que no le gustaban los políticos pero que sí le gusta Zapatero por ser un gran humanista y le cedió gratuitamente la canción al PSOE. Gran detalle de mi músico favorito con Calamaro. Los buenos siempre se juntan.

  35. Zapaterooo…Zapateroooo.
    No no que el tiempo no te cambieeeeee
    No no que el tiempo no te cambieeeeee
    No no que el tiempo no te cambieeeeee….

    Detenidos los dos etarras huídos que atentaron contra la T-4
    También ha sido arrestado el que les cobijó

    Zapaterooo…Zapateroooo.
    No no que el tiempo no te cambieeeeee
    No no que el tiempo no te cambieeeeee
    No no que el tiempo no te cambieeeeee….

  36. Completamente de acuerdo con Franz van den Broek. Las guerrillas revolucionarias son iniciadas por personas con sus resentimientos y con una formación adquirida leyendo Libros de Caballeria donde Robespierre, Marat, Lenin, Trotsky, Stalin, Mao, Castro y El Che son los caballeros andantes que salvan no damas amenazadas sino pueblos enteros. Asi salieron tipos como Pol Pot en Camboya y Abimael Guzmán. Detras de todo está la convicción de crear un hombre nuevo y una sociedad sin egoísmos en que todo el mundo colabora según sus posiblidades. Ya Robespierre, que inicialmente abolió la pena de muerte, justificaba tanta gillotina por la necesidad de purificar la sociedad francesa. Pol Pot , educado en la Sorbona, debió pasarse muchas tardes emocionado leyendo cómo, para acabar con un orden social feudal injusto, hubo que matar a tanta gente, emocionado ante la necesidad de sangre para crear un orden más justo. Abimael Guzman supongo que fue un lector entusiasta de La Gran Marcha de Mao Tsé Tung. Muchos de estos visionarios se equivocaron sobre las condiciones objetivas y acabaron siendo terroristas que solo consiguieron crear una represión cruel y la destruccion del medio rural.
    Ahora ya no están de moda estos idearios. Ahora es la necesidad de crear una sociedad dónde se cumple la ley de Dios o dónde se llena todo de banderas que definen estrechos territorios, lo que mueve a los que solo buscan, en realidad, ser ellos los que mandan.

  37. Que cossas mas extrañas pasan a altas horas de la madrugada..Mr Alguien lo sabra.

    Pero vayamos al grano y como aun sigue la polemica sobre el cuento de lope Agirrre…..tengo un documento grafico que describe la dura realidad de lo que sucedio…

    «»El tipo fuè a visitar en el hospital al vecino japonés que habia sido víctima de un grave accidente automovilístico.

    Encontró al amigo japonés todo entubado, con tubo por aquí, tubo por allá, cables por todos lados.

    Se quedó allí parado, en silencio, al lado de la cama del vecino que estaba muy sereno, reposando con todas aquellas mangueras conectadas a su pequeño cuerpo.

    De repente,…. en un momento dado, el japonés con los ojos casi fuera de la órbita, grita:

    ¡¡ SAKARO AOTA NAKAMY ANYOBA, SUSHI MASHUTA !!

    Dicho eso, suspiró y muriò ….

    Las últimas palabras del amigo japonés quedaron grabadas en la mente del tipo.
    Finalizado el sepelio del fallecido, a la salida del cementerio, el tipo se aproxima a la madre y a la viuda y abrazándolas les dice:

    – Doña Fumiko y doña Shakita: mi amigo, Fuyiro, segundos antes de morir, me dijo estas palabras que no consigo olvidar:

    ¡¡ SAKARO AOTA NAKAMY ANYOBA,SUSHI MASHUTA !!

    ¿Qué quieren decir?

    La madre de Fuyiro se desmaya al instante y la viuda lo mira asustada, el tipo insiste:

    – ¿Qué quieren decir esas palabras, señora Shakita?

    La viuda lo mira con rabia y le responde ..

    – Quieren decir exactamente ….

    ¡¡¡ NO PISES LA MANGUERA DEL OXÍGENO, HIJO DE PUTA !!!

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