Cuidado que vienen curvas

LBNL

Como probablemente el suyo, ayer mi whatsapp ardió como en los momentos más álgidos del “procés”. La detención de Puigdemont en Alemania desató la creación de memes soeces e ingeniosos a partes iguales (el mejor a mi juicio el que explicaba que el destino del fugado a Waterloo lógicamente tenía que decidirlo la intervención prusiana). Es natural: el del flequillo se ha ganado la inquina – también de muchos indepes – con su continuada irresponsabilidad, cobardía y falta de conexión con la realidad. Y es lógico que todos nos alegremos con la detención de un fugado de la Justicia. Pero no hay motivos para la euforia, más bien al contrario, porque la lista de representantes democráticamente electos encarcelados no deja de crecer. Lo cual es una pésima noticia para España en términos de calidad democrática y también para la resolución a largo plazo del problema político catalán. Es la justicia, se arguye, pero no es exacto: se trata de una interpretación de la justicia que, en mi opinión, es excesivamente rigurosa y endeble.

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