El caso de la casa y la cosa política

Senyor_J

Poco puede decirse que no se haya dicho ya. Pablo Iglesias se compro un chalet de más de 200 metros cuadros con piscina, casa de invitados y terrenito, y justo después se abrió un foso bajo sus pies. El caso de la casa fue la espoleta para activar una vez más desde los medios una de las nociones más ampliamente compartidas para interpretar nuestra realidad política: que todos los políticos son iguales. La vocación que tiene la gente de igualar a los políticos e incluso de igualarse a ellos no tiene parangón, porque es uno de esos argumentos que nos permite justificar que seamos peores de lo que podríamos ser y que nos permite vernos igualados en lo malo con los demás. Es este un rasgo sin duda miserable de la condición humana, aunque no el único. Sigue leyendo