Piedras, pedradas y ser más tonto que una piedra

Carlos Hidalgo

Los de Vox han hecho su particular campaña en el País Vasco. Y lo han hecho, como era de esperar, buscando bronca. Lo cual ya es condenable. Pero no es menos condenable que la encontraran. Aficionados locales a la bronca fueron a apedrear a los simpatizantes del partido de ultraderecha y a sus estrellas invitadas. Con el resultado de que la diputada Rocío De Meer se fue con una pedrada en la ceja. Y los locales que gustan de llamarse “antifascistas” se fueron a casa contentos y los de Vox también, convencidos unos y otros de que se habían salido con la suya. Y el ambiente político se quedó un poco más encabronado y envilecido de lo que ya estaba.

Como mi mente vaga por senderos curiosos -señal, tal vez, de que soy más tonto de lo que parezco-, todo esto me recordó al gag de los Monty Python acerca de un Hitler disfrazado que se presenta a las elecciones de North Minehead. Hitler y sus colaboradores apenas disfrazan sus nombres y se hacen llamar “Hilter”, “Bimmler” o “Ron Vibbentrop”. Los nazis intentan hacer propaganda electoral en bicicleta, gritando a calles vacías y ofrecen un mitin de “Hilter” desde un balcón que tiene como espectadores a tres perplejos niños y al tonto del pueblo. Y me da por pensar que ojalá las cosas hubieran sido así este fin de semana. Porque si tan poca gente simpatiza con ellos, es mil veces mejor la imagen de unas calles y unos mítines semivacíos, que lo que hemos visto este fin de semana. Sigue leyendo