LBNL
Imagino que ustedes estarán también cansados de leer y escuchar que tenemos que volver a la edad de oro de nuestra democracia y recuperar el consenso. Que urge dejar de mantener la mirada sobre el pasado con ánimo revanchista y volver a ponerse manos a la obra para construir juntos las bases de un futuro sólido. Que el Gobierno no puede seguir inspirado en el sectarismo guerra civilista y valerse del nacionalismo supremacista periférico para sobrevivir. Etc. Llevo décadas escuchando cosas parecidas en la Cope, ABC y el Mundo cada vez que gobierna el PSOE pero ahora lo escucho también desde “la vieja guardia”. Y si, estaría muy bien recuperar el consenso, rebajar la polarización política y aunar esfuerzos para enfrentar los graves retos que tenemos delante, algunos muy urgentes y otros más a largo plazo como las pensiones, la automatización del trabajo y la necesidad de dotarnos de una educación moderna y de alto nivel, accesible para todos los que la quieran y la merezcan en función de su esfuerzo personal. Pero no es posible. Lamentablemente el PP no está por la labor, como no lo ha estado nunca cuando es el PSOE quien gobierna. Con lo cual da bastante igual si las credenciales de Podemos son verdaderamente democráticas, si Esquerra es de fiar o si el PNV está esperando el momento de plantear un nuevo desafío soberanista. Son estos partidos y no otros con los únicos con el que el partido más votado en las últimas elecciones puede negociar y pactar acuerdos de gobierno. Es con estos con quienes es posible consensuar medidas. Y esto es precisamente lo que está haciendo el Gobierno, sacando adelante por fin unos presupuestos de izquierdas y regulando el derecho a la muerte digna, por ejemplo.
En todo caso, lo del consenso solo fue cierto cuando los pactos de la Moncloa y la redacción de la Constitución. Consenso entre PSOE y PCE de un lado, y la UCD del otro. Porque el PP no era de la partida. Ni para la Constitución, contra la que se pronunció la mitad de Alianza Popular, ni para la aprobación de la ley del divorcio de Suárez, ni para la del aborto, ni para la universalización de la sanidad, ni para la educación pública… Ni siquiera para mantenerse dentro de la OTAN, cuando Fraga prefirió abstenerse para ponerle las cosas a Felipe. Sigue leyendo →