Lluís Camprubí
Los problemas iniciales en el arranque de la distribución de las vacunas van dando paso al problema real de la disponibilidad de vacunas, es decir al cuello de botella que es su producción. De hecho, la velocidad de vacunación podría teóricamente aumentar al haber llegado ya significativamente a las poblaciones diana localizadas en hospitales o en residencias (colectivos minoritarios y específicos con una dificultad logística añadida para alcanzarlos) y abrir la vacunación masivamente a la población general (más ágil con la infraestructura de salud pública existente). Afortunadamente parece que la discusión pública va dejando de poner el foco en las ineficiencias e imprevisiones logísticas de cada comunidad (que las hay) y empieza a situar la atención en la escasez de la disponibilidad de las vacunas y, por lo tanto, en la necesidad de aumentar su producción, pensando tanto en la escala europea como global.
En un reciente artículo situaba las limitaciones actuales y la necesidad de que el ámbito público europeo se implicara en aumentar la producción y se movilizasen todas las capacidades productivas existentes y potenciales, ya que estamos en una emergencia sanitaria y también socioeconómica. Una emergencia en la que cada día que pasa sin haber llegado a la inmunización masiva de grupo es un incremento del desastre en morbi-mortalidad y un aplazamiento de la recuperación y la normalización socioeconómica. Sigue leyendo