Caos lumínico

Juanjo Cáceres

Cualquiera que mire hacia el cielo, verá el sol por la mañana y las estrellas por la noche, unas estrellas que parecen alineadas para inaugurar una nueva etapa de confrontación política. Es cierto que, en general, nunca faltan temas para tensionar el ambiente político. ¿Pero cuáles son las cuestiones que hacen presagiar confrontación? Por un lado tenemos los indultos. El Partido Popular ha puesto en marcha su dispositivo de recogida de firmas, mientras que en Andalucía deshojan la margarita respecto a un hipotético adelanto electoral. Asimismo tenemos a Vox, que es una constante en el estímulo de la polarización y se acercan los meses en que, más allá de repartir dinero entre los programas vinculados a los proyectos Next Generation, habrá que tomar decisiones postpandémicas que afectarán, principalmente, al mercado de trabajo, sin perder de vista la reforma de las pensiones y algún otro tema sensible. Y por otra parte tenemos la intensa polémica alrededor de las franjas horarias y la subida de los precios de la luz.

Comunicar cambios en la factura eléctrica puede resultar especialmente delicado y lo ha sido estos días a causa de las evidentes limitaciones de la reforma y, sobre todo, de algunos mensajes poco racionales lanzados sobre la misma. La reforma que todos disfrutamos desde este mes de junio parte de un planteamiento correcto desde el punto de vista de los costes de acceso al mercado de la electricidad, al pretender incentivar el consumo de luz cuando su adquisición resulta más barata, pero parece ignorar los elementos estructurales que imponen el consumo de electricidad o gas a determinadas horas, los desajustes verdaderamente existentes en los hogares entre lo que pagan de luz y lo que realmente necesitarían pagar y la autonomía limitada de las familias para ajustar los horarios de su consumo. Sigue leyendo