Pobre ciencia: la quinta ola y el chuletón imbatible

David Rodríguez

La evidencia científica debería ser la base sobre la cual realizar determinadas acciones políticas. Suena bien la sentencia pero en estos lares nos hemos especializado en hacer justamente lo contrario y de la manera más sistemática posible. Cuando hace unos dos meses la comunidad científica nos alertaba de una posible nueva ola derivada de la extensión de la variante delta, la reacción de la mayoría de los gobiernos europeos volvió a ser la de siempre, es decir, no hacer el más mínimo caso de la predicción, con el apoyo de los palanganeros de turno que tildaban a los expertos de catastrofistas y de asustaviejas. Pero ya podemos hablar de ‘La quinta ola’. Los amantes de la ciencia ficción sabrán que este es el título de una trilogía del escritor Rick Yancey que trata sobre una invasión alienígena sustentada en una sucesión de olas catastróficas que deberían acabar con el género humano. Para el que pensara que el autor se había excedido en el número de plagas, se encuentra de nuevo con aquello de que la realidad supera la ficción.

España tiene el mérito de que no se pierde ni una sola ola, y eso que las niega todas poco antes de que se produzcan. La variante delta, altamente contagiosa, recomendaba tener prudencia con la nueva desescalada tras el fin del estado de alarma, pero se ha conseguido realizar la repetición de la jugada del año pasado y, en nombre de la salvación del turismo patrio, ya estamos en la lista negra de diversos países. No aprendemos y no queremos darnos cuenta de que la extensión del virus aumenta la probabilidad de la aparición de nuevas variantes que podrían, en el peor de los casos, resistir a las vacunas actuales, pese al éxito de la campaña de inmunización emprendida. Sigue leyendo