Abucheos al presidente, aplausos a la cabra

Carlos Hidalgo

La fiesta Nacional pasó y hubo lo de siempre: pequeños accidentes, como un avión de la Patrulla Águila cuyo humo de colores era ligeramente morado, caras de consternación del Rey Felipe VI, aplausos al paso de los regulares, ovaciones a la cabra de la legión y abucheos al presidente del gobierno. Lo de siempre y nada grave.

Pero lo de abuchear al presidente es una mala costumbre que empezó con Suárez, reapareció con Zapatero, continuó con Rajoy y, por supuesto, prosigue con Pedro Sánchez. Siempre estaré a favor de que se abuchee pacíficamente a cualquier cargo público, pero la verdad es que siempre queda feo hacerlo en el día de la fiesta nacional. Porque en una ocasión así no se abuchea al político, sino al jefe del Gobierno de su Majestad, que dirían los británicos. Pero con el doce de octubre pasa como con la otra fiesta nacional, los toros. Hay grupos de aficionados que se erigen en los guardianes de la tradición y que siempre se hacen notar siendo lo más maleducados y groseros posible, lo que bien puede amargar la fiesta a los que no la viven de la misma manera, pero también tienen derecho a ella. Así que, en mi cabeza, los abucheadores del 12 de octubre son algo así como el Tendido 7 del Día de la Hispanidad. Sigue leyendo