¿No a la guerra?

LBNL

Desde luego. No a la guerra hoy y siempre, aquí y en cualquier lado. El problema es que no todo el mundo está por la labor y discrepo de aquellos que dicen que la guerra es siempre peor remedio que la enfermedad: depende qué guerra y qué enfermedad. De momento Rusia no ha invadido más territorio de Ucrania del que ya controla – desde que en 2014 se anexionó ilegalmente Crimea e impulsó una rebelión pro-rusa en el Donbás – y niega tener planes para hacerlo pese a haber movilizado más de 100.000 soldados – y correspondiente equipo – en las inmediaciones de la frontera con Ucrania. ¿Para qué lo ha hecho si no va a invadir? Para defenderse, alega el Kremlin, si de Ucrania, que últimamente ha dado una serie de pasos negativos para Rusia – ley limitando los derechos de las minorías, incluida la ruso-hablante, y un ataque exitoso con un dron comprado a Turquía – y que podría estar planeando recuperar por la fuerza el territorio perdido en 2014. Pero Ucrania lo niega y no ha movilizado tropas para hacerlo. Además, el Kremlin alega que el statu quo no es aceptable. La OTAN debe renunciar a una posible adhesión de Ucrania – y de Georgia y cualquier otro país antaño parte de la URSS o del Pacto de Varsovia – y retirar todas sus tropas de los países del Este que ya se han unido a la Alianza. Es decir, volver a la situación anterior a 1997: ¡retrasar el reloj 25 años! La lógica es impecable: se nos prometió que la OTAN no se acercaría a nuestras fronteras y las fuerzas occidentales cada vez más cerca son una amenaza inaceptable. Pero una cosa es plantear algo que puede ser legítimo y otra bien distinta exigirlo con 100.000 soldados detrás, lo que se convierte en un chantaje muy peligroso. ¿Qué hacer? ¿Ceder sin más? ¿Y también cuando conseguida la neutralidad militar de sus antiguos satélites siga maniobrando activamente para seguir controlándolos?

La duda se ha trasladado de lleno a nuestro Gobierno, con el PSOE comportándose como un aliado leal de quien garantiza nuestra seguridad y Unidas Podemos criticando el envío de unos aviones a Bulgaria y una fragata al Mar Negro. Ucrania está muy lejos y Rusia todavía más así que la tentación de mirar los toros desde la barrera es fuerte. Pero pan para hoy y hambre para mañana porque el problema de fondo es que no ya España sino la UE en su conjunto depende de la OTAN – es decir, de Estados Unidos – frente a cualquier amenaza seria. Y los clubes tienen reglas y sus miembros deben cumplirlas. Sigue leyendo