Querido Pablo,

Julio Embid

Esta carta es para ti. Lamento todo lo que te ha pasado en las últimas dos semanas donde todo lo que conocías ha saltado por los aires. Hace tres semanas estabais haciendo campaña en Castilla y León de granja en granja, al aire libre, junto a las vacas y las ovejas y las encuestas prácticamente os daban mayoría junto con Vox y hoy ya no queda nada. Vale que la excusa para convocar elecciones, que Francisco Igea fuera hacer una moción de censura con el PSOE (un año después de haber rechazado en el parlamento dicha moción), era un poco regulera, pero coló y volvisteis a renovar en las Cortes de Castilla y León como primera fuerza. Bueno, vale, sin mayoría absoluta, y cambiando a los socios naranjas de Ciudadanos por los socios verdes de Vox, pero desde el poder, que eso es lo más importante. No pasa nada por guardar las palas de pádel y sacar la escopeta de cazador. Hay que saber adaptarse a las circunstancias, pero esto ha sido demasiado.

Cuando aquel jueves, desde la Puerta del Sol, filtraron que habíais encargado a Almeida que encargase a vuestro mejor agente secreto que buscase unos detectives para espiar a la peligrosa Ayuso, a su hermano y sus presuntas comisiones todo se torció. Los barones no os han echado porque crean que Ayuso es inocente, porque es posible que no lo sea, o sí. Tanto les da. Os han echado por tirar de la manta y hacerlo público. Sin la entrevista en la COPE con Carlos Herrera y sin la negación de la implicación monclovita, vuestro destino estaba ya sellado. El límite fue reconocer públicamente que los socialistas no tenían nada que ver. Sigue leyendo