Juanjo Cáceres
La vida, en ocasiones, te golpea fuerte. Otras veces no es la vida. Puede ser un señor alto, apuesto, con más medio siglo de vida a sus espaldas. Y que lo haga como reacción a un comentario. O a un escarnio, de hecho, realizado sobre un miembro de su núcleo familiar. Si ello sucediera en el interior de un bar y sus protagonistas fueran personas anónimas, la cosa apenas pasaría de anecdótica para los allí presentes. Que suceda, en cambio, ante las cámaras de todo el mundo y que el hombre apuesto sea un actor estadounidense de prestigio internacional, convierte la cuestión en un asunto de relevancia global.
El fenómeno tiene su interés antropológico. Ya de entrada, que en pleno conflicto armado entre Rusia y Ucrania, la violencia que más llame la atención sea la de un señor dando una bofetada a otro, resulta un tanto sorprendente. Que de repente el mundo se quede atrapado entre dos paradigmas moralizantes, también lo es. Por un lado, los que dicen que está mal; por el otro, los que aseguran que está bien. De fondo, discusiones nuevamente bizantinas sobre el género, la salud mental, los trastornos alopécicos, los roles familiares, la relación de pareja, el bullying… Sigue leyendo