Madrid, ese desastre

Carlos Hidalgo

Cuando Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida se sometieron por primera vez al juicio del electorado, ambos no se veían como candidatos ganadores. Martínez-Almeida se veía como perdedor frente a una Manuela Carmena que parecía que iba a revalidar mandato y estaba destinado a ser el suplente que calienta el banquillo hasta que el PP consiguiera a un candidato aceptable. Pero el ascenso de Vox y el derrumbe del PSOE en la ciudad de Madrid hicieron que fuera alcalde para sorpresa de todos, incluido él mismo.

En el caso de Ayuso, se preveía que tras la acumulación de desastres y de escándalos de corrupción del PP en Madrid, Ángel Gabilondo fuera el presidente de la Comunidad. Ayuso no era tanto un parche esperando a ser repuesto, como Martínez-Almeida, como una apuesta de futuro, pues la joven aspirante pasaba de ser una técnica de partido a ser la apuesta personal de su entonces amigo Pablo Casado. En su caso le favoreció la división de la izquierda en la Comunidad, donde el enfrentamiento entre Podemos y Más Madrid hizo que muchos votos se dispersaran sin lograr escaño. Algo que tiene mérito, teniendo en cuenta que la Comunidad de Madrid es una circunscripción única a efectos de elecciones autonómicas y que el reparto de escaños es bastante proporcional. Ayuso supo rentabilizar esas divisiones, más el miedo a la llamada “izquierda radical” para anticipar elecciones, librarse de sus socios de Ciudadanos, debilitar más al PSOE de Madrid y de paso cargarse al líder de su propio partido; su amigo, Pablo Casado. Sigue leyendo