Carlos Hidalgo
Recuerdo una comida a la que la entidad llamada por entonces Bankia nos invitó a varios periodistas en Valencia. El presidente, José Ignacio Goirigolzarri, se lamentaba de la mala reputación que los bancos habían adquirido a partir de la crisis de 2008. Con razón, añado yo. La crisis de las “subprime” se debió a la enorme cantidad de activos tóxicos que los bancos no tenían reparos en crear y venderse entre ellos, envenenando todo el sistema financiero y creando una crisis mundial de la que se salió a costa de enormes, enormes sacrificios.
Sirva como dato que desde aquellos años la principal causa de muerte no natural en España es el suicidio. Con peores datos, si cabe, en Grecia, el país más castigado por esa “austeridad” que los países del norte de Europa impusieron a los del sur para que los bancos alemanes y holandeses no sufrieran las consecuencias de sus propias inversiones especulativas. Sigue leyendo