Frankenstein se humaniza

Arthur Mulligan

Por fin en el PSOE se han dado cuenta de que Pedro Sánchez es antipático para la mayoría de españoles y han decidido sacarlo a pasear entre amigos y compañeros del partido. Antes intentaron la maniobra inversa con el acarreo de una cincuentena de personas dotadas con el inconfundible paquete genético del partido, quienes preguntaron al presidente en Moncloa cuanto querían sus asesores, pero no funcionó por falta de realismo; ahora juega a la petanca, visita librerías y comparte un café con dos jóvenes en Parla: “Mirad, mañana aprobamos en el Gobierno (de la gente) una subida del SMI. Por cierto, qué grande es Parla, nunca lo hubiese imaginado”.

Como un actor pésimo y desgarbado, se inclina en el sofá de sus jóvenes seleccionados y no les convence de nada, aunque sea para que compren una enciclopedia, porque entre flashes y cámara no le da tiempo para mirar a la cara de sus interlocutores. Cae fatal y se le nota en la agitación nerviosa de las últimas semanas en las que pocas cosas le salen bien porque entre Patxi y Félix manejan con una torpeza proverbial las relaciones del gobierno con el Parlamento. Sigue leyendo