David Rodriguez
La Generalitat acaba de realizar un análisis sobre el déficit fiscal de Catalunya, cifrándolo en 21.982 millones de euros en 2021, cantidad que representa el 9,6% del PIB. Se trata de una estimación, ya que desde el año 2018 el gobierno central no proporciona los datos sobre las balanzas fiscales de los distintos territorios del Estado. Catalunya utiliza el método del flujo monetario, que consiste en la diferencia entre lo que el Estado invierte directamente en el territorio y lo que logra recaudar en esta comunidad. También existe el método carga-beneficio, que establece un sistema de reparto entre territorios de todas las inversiones, tanto directas como indirectas. El método utilizado por la Generalitat es de más sencillo cálculo, aunque suele dar como resultado un déficit algo superior.
Más allá del debate sobre la cantidad exacta de déficit fiscal correspondiente a Catalunya, llaman la atención una serie de elementos indicativos de la enorme dificultad con la que se encara el debate de la financiación territorial del Estado. En primer lugar, la ausencia de transparencia en la publicación de las balanzas fiscales de las Comunidades Autónomas. Algunos expertos se han lanzado a criticar los datos proporcionados por la Generalitat, pero no existe ninguna estimación alternativa realizada desde el Gobierno. Esto es más sangrante todavía si tenemos presente la existencia de los dos métodos anteriormente mencionados. Es difícil defender desde un mínimo rigor político que no exista un cálculo público de unos datos tan sensibles. Sigue leyendo