45 años cotizados, 648 euros

Pedro Luna Antúnez

Cuando se trata de hablar de Diego Cañamero siempre me viene a la memoria una de sus anécdotas más célebres. La historia es la siguiente: hace ya unos cuantos años Diego Cañamero participaba en un piquete informativo en el transcurso de una huelga cuando el hijo de un terrateniente se presentó ante él y le apuntó con una escopeta. A cualquiera le habrían flojeado las piernas. Sin embargo, Diego sin apenas pestañear miró orgulloso al señorito y le dirigió la siguiente advertencia: “si me vas a pegar un tiro lo vas a hacer conmigo parado, porque yo no corro como un conejo”.

Hace unos días Diego Cañamero, sindicalista del SAT y cara conocida de la izquierda andaluza, anunció que se jubilaba. Lo hizo en su cuenta de Facebook en la que es especialmente activo. Después de casi 45 años cotizando a la Seguridad Social, de los cuales salvo cuatro meses estuvo dado de alta en el Régimen Especial Agrario (REASS), a Diego Cañamero le ha quedado una exigua pensión de 648 euros.

En la misma entrada de Facebook el mismo Diego Cañamero contaba cómo empezó a trabajar a los seis años cuidando de un pequeño rebaño de cabras y ovejas que eran propiedad de su familia y que su primer trabajo retribuido fue en 1964 cuando sólo tenía ocho años en un cortijo del municipio sevillano de La Puebla del Río. Luego vendrían los años de su activismo sindical y político sin que ello hiciera que Cañamero dejase de cotizar al REASS durante los 24 años en los que ejerció como alcalde del pueblo sevillano de El Coronil y en los tres que fue diputado en el Congreso.

La escasa pensión que cobrará el sindicalista andaluz tras estar tributando a lo largo de cuatro décadas pone de manifiesto la absoluta precariedad que padecen los trabajadores del Régimen Agrario no sólo en su etapa laboral sino también tras alcanzar la jubilación. Recordemos que en el sector agrario la cotización máxima a la Seguridad Social es del 11,50% de la base de cotización, a diferencia del resto de trabajadores que es del 4,70%. Huelga decir que Diego Cañamero, cotizó mensualmente durante 45 años el máximo del 11,50%.

Y si bien su situación ha salido a la luz y ha tenido cierto eco mediático, no podemos olvidar aquellos agricultores y jornaleros que se han ido jubilando en las últimas décadas con pensiones aún menores que las del exdiputado de Unidas Podemos. Aquellos jornaleros, a los que precisamente la derecha política (y de manera bochornosa cierta izquierda) han acusado de manera reiterada en estos últimos años de vivir holgadamente de un subsidio agrario de poco más de 400 euros, muy por debajo del salario mínimo interprofesional. Lo que equivocadamente se ha llamado el PER, que ni siquiera existe desde 1996 y que jamás fue una paga o subsidio sino un plan de empleo y de inversiones. El desconocimiento, la ignorancia y los prejuicios clasicistas siempre fueron una fuente inagotable de ataques contra los trabajadores del campo andaluz.

Es necesario que desde el gobierno central se apliquen medidas para mejorar las pensiones mínimas contributivas y se plantee la reforma del subsidio agrario. Frente a esta necesidad tenemos a miles de jornaleros del medio rural subsistiendo a base de migajas. Porque existe una España vaciada y una no tan vaciada pero igual de olvidada. El Coronil, pueblo de la campiña sevillana a orillas del río Guadalete y del que fue alcalde Diego Cañamero, forma parte de esa Andalucía sumida al olvido que sufre tasas de desempleo próximas al 30%. Y como El Coronil, centenares de pueblos que siguen languideciendo frente al paro, los bajos sueldos y los subsidios asistenciales. La recuperación económica de esos pueblos no sólo es un acto de justicia. Es totalmente necesario para la supervivencia de comarcas enteras y de miles de familias.

3 comentarios en “45 años cotizados, 648 euros

  1. Tremendo. Qué fracaso colectivo tener pueblos, ciudades, comarcas enteras con tasas de paro tan altas durante tanto tiempo. No es posible hacer nada eficaz? No es posible que sea imposible y si es posible, por qué no se hace?

  2. El exceso mata el relato , tanto por lo que dice como por lo que oculta. La primera escena es propia de «Jarrapellejos ” la obra mayor de Felipe Trigo aunque no estemos en la España de entre siglos sino en la Andalucía gobernada durante décadas por un PSOE que no ha sabido combinar fórmulas eficaces , procedentes del liberalismo económico ( de difícil encaje , es cierto, en el contexto de un importante sector agrario ) con la cultura del subsidio desganado y fatalista , llegando a confundirse políticamente con la identidad andaluza .
    De hecho el partido lo ha sido casi todo. No creo que los tópicos expliquen esas tasas de paro como una maldición histórica , ni siquiera los endémicos casos de corrupción tan propios de modos enquistados de gobernar en todo el territorio nacional.
    Siendo el protagonista del post sindicalista , y sin querer juzgar a una persona de orígenes tan desfavorecidos , entiendo que debería ser conocedor de cuál era el final de su ciclo laboral.
    Explicando las situaciones mediante señoritos ociosos y malvados ( los hay en todas partes ) o por deudas históricas impagables , no se avanza.
    Andalucía y su campo , al igual que otras regiones en su misma situación , merecen dejar atrás la imprevisión e indolencia de su clase política y recabar las ayudas que le son debidas sin condescendencia alguna.

  3. El exceso mata el relato , tanto por lo que dice como por lo que oculta. La primera escena es propia de «Jarrapellejos ” la obra mayor de Felipe Trigo aunque no estemos en la España de entre siglos sino en la Andalucía gobernada durante décadas por un PSOE que no ha sabido combinar fórmulas eficaces , procedentes del liberalismo económico ( de difícil encaje , es cierto, en el contexto de un importante sector agrario ) con la cultura del subsidio desganado y fatalista , llegando a confundirse políticamente con la identidad andaluza .
    De hecho el partido lo ha sido casi todo. No creo que los tópicos expliquen esas tasas de paro como una maldición histórica , ni siquiera los endémicos casos de corrupción tan propios de modos enquistados de gobernar en todo el territorio nacional.
    Siendo el protagonista del post sindicalista , y sin querer juzgar a una persona de orígenes tan desfavorecidos , entiendo que debería ser conocedor de cuál era el final de su ciclo laboral.
    Explicando las situaciones mediante señoritos ociosos y malvados ( los hay en todas partes ) o por deudas históricas impagables , no se avanza.
    Andalucía y su campo , al igual que otras regiones en su misma situación , merecen dejar atrás la imprevisión e indolencia de su clase política y recabar las ayudas que le son debidas sin condescendencia alguna.

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