¿Por qué Zapatero siempre gana los debates con Rajoy?

Ignacio Sánchez-Cuenca

Hasta los más zapateristas admiten que el Presidente del Gobierno no es precisamente un Demóstenes. La oratoria no es la principal cualidad de Zapatero. Hay ocasiones en que pronuncia palabras que no significan nada, o que no se sabe qué significan. Lo peor, con todo, es cierta incapacidad para utilizar con soltura el léxico castellano. Zapatero transmite la impresión de que le cuesta hilar una frase, le falta soltura se mire como se mire. De ahí que su lenguaje parezca a menudo acartonado y artificial. Ni siquiera acierta en la entonación. Algunos pensamos que coloca los énfasis caprichosamente. No tanto como Aznar, por supuesto, que se ponía firme cuando no tocaba, o chistoso cuando no venía a cuento.

Soltura, en cambio, es lo que le sobra a Rajoy. Su oratoria es más natural, como si saliera sin esfuerzo. Su discurso está más articulado, sabe conectar unos temas con otros, adorna sus argumentos con ironías, sarcasmos e ilustraciones que pueden llegar a ser curiosas o incluso divertidas. Uno se lo imagina en el casino del pueblo, recostándose sobre la silla, y deparando sobre lo divino y lo humano, sobre el cambio climático y las bodas homosexuales, sobre la insólita manía de revisar el pasado, sobre la molesta presencia de los inmigrantes, siempre ante la mirada pasmada de los paisanos que forman su concurrencia. Es cierto, no obstante, que le falla la mirada, que está entre la de un perturbado y la de un neanderthal. Pero en conjunto su oratoria es resultona y da el pego.

 

Dicho esto, no está de más recordar que a pesar de la ventaja dialéctica o retórica de Rajoy sobre Zapatero, Zapatero ha conseguido vencer en todos y cada uno de los debates en los que ambos políticos han medido sus fuerzas políticas desde 2003. Zapatero, según la opinión pública, ha ganado todos los debates del estado de la nación desde 2003 hasta el último el año pasado, en 2007. Ha ganado también debates parlamentarios monográficos. Y todas las encuestas demuestran, en contra de la legión de expertos y analistas reaccionarios de nuestros medios de comunicación derechizados, que ha vuelto a ganar en el primer debate electoral. Y probablemente gane también el segundo, el próximo lunes.

¿Por qué gana siempre Zapatero? ¿Cuál es su arma secreta? ¿Por qué Rajoy, siendo más solvente dialécticamente, pierde todas y cada una de las veces en que se enfrenta a Zapatero?

La respuesta no está en la mirada limpia de Zapatero, en su lozanía, o en su cara de no haber roto un plato en su vida. Creo que es algo más profundo. Salvo los resentidos, los machistas, los chulos y algún idiota más, la gente entiende que la capacidad de gobernar tiene muy poco que ver con un concurso de oratoria, o con una oportunidad para “destrozar” o “noquear” al adversario. En la derecha, como abundan los resentidos, los machistas, los chulos y los idiotas, se creen que el debate lo gana el que dice la mayor burrada, con dos cojones (también los hay así en la izquierda, todo sea dicho, auqne se notan menos). Que Zapatero es un miserable, que traiciona a las víctimas fallecidas y agrede a las que viven, que es un bobo solemne, que es amigo de la ETA, ¡¡¡que crispa!!!, etcétera, etcétera, etcétera. Todo vale para el presuntuoso de Rajoy, quien todavía no se ha dado cuenta de que la gente espera otra cosa de alguien que quiere ganarse la confianza de los ciudadanos.

Yo nunca confiaría en un matón. Y como yo, otros muchos millones de personas. Rajoy practica el matonismo verbal. Como sus compañeros de partido, por mucho que los esconda a última hora. Las cualidades de un gobernante son otra cosa. Una de las virtudes de Zapatero es cierta vulgaridad. No posee ese intangible que algunos llaman carisma y que al parecer Felipe González derrochaba. Tampoco tiene los aires de grandeza de José María Aznar.

 

 

Zapatero se cree lo que cuenta acerca de las reglas de juego en una democracia. Por eso se queda tan descolocado cuando Rajoy le espeta su retahíla miserable de insultos a costa de las víctimas del terrorismo. No da crédito que la persona que tiene delante sea capaz de llegar tan lejos. En cambio, cuando vemos a Rajoy, sabemos que ha decidido insultar con plena conciencia de sus intereses últimos, que no son otros sino arañar votos a base de destruir la figura de su rival. Una buena parte de la población española no acepta que alguien se comporte de esa manera para llegar al poder.

 

Rajoy es incapaz de agradecer públicamente a Zapatero que haya habido debates. Todos sabemos que si hubiera sido Rajoy quien hubiese estado en el poder, nos habríamos quedado de nuevo sin debates. Zapatero empeñó su palabra en que se celebraran los debates, igual que se propuso acabar con la manipulación en la televisión pública. Por convicción democrática, perdió ventajas que en España han sido consustanciales al ejercicio de gobierno.

 

No quiero decir con esto que Zapatero sea el líder perfecto. A mí hay aspectos importantes de su forma de gobernar que no me convencen en absoluto. No apruebo su gusto por las ocurrencias de último minuto, ni su manía de personalizar todas las iniciativas del Gobierno, ni su incapacidad para formar equipos sólidos, ni su imprudente optimismo. Pero todas esas deficiencias palidecen al lado de la mezquindad integral de Rajoy.

 

A estas alturas, pocos pueden dudar de que el PP es un partido dominado por el resentimiento a causa de su derrota traumática de hace cuatro años. Desde el comienzo de la legislatura sus líderes concluyeron que Zapatero era un líder accidental. De ahí que hayan invertido tanto esfuerzo en tratar de destrozar su figura.

 

Lo insólito de Zapatero es que, ante los ataques recibidos, haya sabido mantener la calma y no entrar en la espiral de los insultos. Esa es su ventaja. En mi opinión, se equivocan quienes le piden que dé más caña, que no deje acusación sin contestar. Según lo veo, no creo que Zapatero deba ser más duro. Su capacidad de encaje hace que las palabras de Rajoy reboten y le dejen a éste como un miserable.

 

Si Zapatero gana es porque es fiel a una forma de entender la política. Un político más espabilado podría haber “rematado” a Rajoy en varios momentos durante el primer debate. Sin embargo, a Zapatero no le salió hacerlo, o sencillamente no supo. Menos mal. No se trata de “vencer” a Rajoy. Se trata más bien de mostrar que no sólo las ideas de ambos son distintas, sino que son distintos tipos de personas y de líderes. La mayoría del país cree que con el Aznar de la segunda legislatura del PP ya tuvimos bastante ración de líder autoritario y arrogante.

55 comentarios en “¿Por qué Zapatero siempre gana los debates con Rajoy?

  1. Puede ser que esas palabras del concejal de ANV reflejen que se estan dando cuenta de que a cada atentado de eta sus apoyos van disminuyendo…y parece que algunos quieren participar en politica de una vez por todas sin la tutela de eta.
    Es lo unico que puede ser esperanzador…que otros vean esas palabras con otro cristal…ya me da lo mismo.
    Sigo teniendo esperanza en nuestro estado de derecho…

  2. Amistad, si estás ahí, ¡manifiéstate!

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    Millán, sorpréndanos mañana con un artículo sobre sexo. La unidad de los demócratas lo agradecerá.

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    Camarada Pratxanda, en su blog sigue el fielato de la censura. Queremos saber.

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    Precioso espectáculo de luz y sonido hoy en la plaza de Tirso de Molina, en Madrid. Vídeo gratis en elpais.com
    No quedan entradas.

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