SiciliaÂ
El debate que en el Parlamento catalán está teniendo lugar en torno a si se prohibirán o no los toros en el territorio de Cataluña ha abierto un nuevo y peculiar frente de confrontación polÃtica en el resto de la sociedad española. Bien y mal por esto.
Bien porque si de las normas por las que se rige una sociedad hablamos, es idóneo que estas se debatan de forma extensa y apoyando las razones de unos y de otros en un debate público, donde quepa la opción al matiz, la repregunta, la aclaración y la reflexión pausada.
Pero también mal. Mal porque rápidamente aspectos esenciales de cómo organizamos nuestra convivencia en sociedad, de cómo concitamos distintos usos de la libertad, de qué entendemos por expresión artÃstica amparada por la libertad de expresión y qué conducta es susceptible de estar sujeta a consideraciones como la de si es punible o no, aspectos todos ellos que surgen al hilo de este debate, quedan sepultados y confundidos entre el posicionamiento oportunista, la dinámica altisonante y el vuelo de baja cota tan querido a ciertos practicantes de la polÃtica.
En torno a los toros no cabe duda de dos cosas. La primera es que el toreo está unido de manera indisoluble e indistinguible al sufrimiento fÃsico de un animal. La segunda es que a la vez, el toreo es esencialmente algo radicalmente distinto a hacer sufrir o matar a un animal. Si no, no habrÃa las posiciones que hay en torno al debate como el que se sostiene hoy.
El toreo, para sus espectadores y sus practicantes, es una expresión artÃstica, con unos cánones estéticos, un ritual, y unas lÃneas asombrosamente nÃtidas entre lo que está bien y mal hecho, o sobre lo que debe o no hacer un animal para considerarlo bueno o malo, o lo que debe hacer un torero para ser digno o no de admiración. Sus emociones muy Ãntimas se experimentan sin embargo de una manera colectiva, sobresalta, estremece, acongoja e indigna, aburre y enardece a sus fieles, que muchas veces reaccionan como uno solo ante tal o cual circunstancia.
Del toreo sus detractores, según cuentan, sólo y exclusivamente perciben el encierro del animal en un recinto, las estremecedora violencia del tercio de varas, donde al toro se le lancea el morrillo desde un caballo, la amenazadora disposición de los arponcillos de las banderillas, y el agotamiento del animal en la faena de muleta, para finalizar con el momento de la muerte mediante una estocada (si hay suerte) entre las paletillas de la res. El sufrimiento del toro les parece inadmisible.
Es este aspecto el que hace plantearse su prohibición.
Sus detractores afirman que nos hace una sociedad peor el hecho de permitir que se lleven este tipo de actos en nuestro seno, y que nos hace una sociedad mejor el que la lidia se prohÃba para siempre jamás. Argumentan que se han prohibido otro tipo de conductas que se consideraban innecesaria o gratuitamente crueles con los animales, y asà se ha legislado sobre su manipulación, traslado, transporte y sacrificio.
La cuestión es si esto es materia suficiente para prohibir aquello que a una parte de la sociedad le parece inaceptable, mientras que para otra tiene un significado completamente distinto, y forma parte de una experiencia mucho más rica y compleja, profundamente personal.
¿Se puede prohibir lo que parece execrable? ¿A quienes de nosotros? ¿Con qué criterio? ¿Dónde están las lÃneas? ¿Son siempre las mismas? ¿Cómo se fijan en cada caso? Sobre el conflicto entre moral pública y libertad individual hay literatura hasta aburrir; a grandes rasgos puede decirse que en las sociedades modernas ya nos movemos en el matiz del matiz, habiendo optado en lÃneas generales por el compromiso como principio general.
En el caso del que estas lÃneas tratan, la opinión que se defiende duda que la prohibición de los toros diga más cosas buenas que malas sobre la manera de armonizar ópticas radicalmente diferentes en una sociedad diversa…
Como se afirma al principio del texto, el toreo alberga dos naturalezas, simultánea indisoluble y objetivamente. Es algo, según algunos, sublime y trascendente que requiere para su elaboración algo que, en lÃneas generales, consideramos rechazable y condenable, y sobre lo que legislamos, como es el maltrato animal. Según otros, por ello deberÃa prohibirse de inmediato, sin otras consideraciones.
Sin embargo, no siempre se obra asà de tajantemente. Esta óptica “extensiva†de, acotado lo malo, eliminar todo aquello que lo contenga, no se sigue en todos los casos porque se entiende que no conduce a ningún bien mayor. Hay varios aspectos de la vida cotidiana que presentan dilemas comparables y donde se percibe otro criterio tendente a contemplar las diferentes ópticas en torno a algo.
Por ejemplo, por norma general, nuestra sociedad y nuestras leyes prohÃben y, es más, persiguen, el maltrato de cualquier tipo a nuestros semejantes. Si presenciamos vejaciones de palabra u obra, podemos intervenir y denunciar. También podemos intervenir y denunciar, aparte de escandalizarnos y repugnarnos, si a alguien se le imponen determinadas prácticas que acarreen dolor, lesiones fÃsicas u otras prácticas potencialmente dañinas para su integridad.
Ahora bien, aunque suene paradójico: prohibir o perseguir, por extensión, todo acto cuya consecución requiera indispensablemente estas prácticas, no nos harÃa una sociedad mejor, sino peor. ¿Por qué? Porque hay determinados ámbitos que se consideran privativos de la persona y de lo que ella quiera libremente hacer.
Por ejemplo: en el ámbito de las relaciones sexuales, pensando en lo que se denomina “sadomasoquismoâ€, de no estar circunscritas a ese ámbito privado, podrÃan acarrear inmediatamente un juicio, y no por poco, sus practicantes. Sin embargo siempre y cuando se lleven a cabo en los dormitorios –o las mazmorras, más propiamente- la sociedad y nuestros códigos entienden que no hay nada que decir al respecto.
Ocurre lo mismo con el ámbito de la religión. Si quiere usted andar con cadenas en jueves o viernes santo, o ir de rodillas por el asfalto, o llevar un cilicio o usar disciplinas por promesa o mortificación, no hay nada que objetar. Sin embargo no pueden imponérsele como condición laboral, o para pertenecer a un club deportivo, o a un partido polÃtico o para desempeñar un cargo público, de eso nada.
En ambos casos se considera que el maltrato es, en general, inadmisible, pero que por formar parte de un acto con unos condicionantes radicalmente distintos, escapa a lo que los demás tengamos que decir de ello. Es asunto de cada uno. En ese ámbito el equilibrio entre daño a la integridad fÃsica y preferencia personal se ha resuelto de esa manera, a mi entender satisfactoria, y si se hubiera aplicado una óptica del tipo extensivo o prohibicionista, (como por ejemplo ocurre en algunos estados de los Estados Unidos) constituirÃa un retroceso como sociedad.
A mi entender, el caso de la lidia presenta una disposición que se presta muy bien a un análisis similar.
En general rechazamos un ensañamiento determinado en la manipulación de animales, pero el extender esta concepción hasta prohibir los toros, en mi opinión obedece a unos criterios y se establece según unos mecanismos que no justifican suficientemente la prohibición de dichos espectáculos para el que lo considere oportuno.
Es evidente que, como en el caso de la penitencia religiosa o las prácticas sexuales, no se puede aducir que ambas partes concurren libremente, el animal no tiene voluntad, y en cuanto a ello no “obraâ€, es “un objeto†en este sentido.
El hecho de que el toro fuera capaz de expresarse quizás bastara, probablemente no para acabar con el debate. pero al menos se podrÃa recabar su opinión en esta materia. No obstante, podrÃa dar lugar a que se abrieran otros si los animales manifestasen su opinión respecto a cuestiones como que se les crÃe, destete, cebe, castre, esterilice, preñe, mutile y sacrifique según nos sean más útiles ó cómodos para convivir con ellos, y es que el hecho es que en nuestra sociedad a los animales se los usa para nuestro beneficio.
Es cierto que a dicho uso le hemos puesto ciertas limitaciones, pero no derivadas del reconocimiento de un estatus jurÃdico superior en ellos, sino más bien en aras a obtener una consideración superior de nosotros mismos en cuanto a “menos bárbaros†por tratar mejor a los animales. No creo que sea malo, pero ello no significa que en nuestra vida cotidiana a los animales los hayamos hecho titulares de derechos, su vida a nuestro servicio habla por sà sola.
Y el tema es importante. Porque cuando no estamos hablando de que un acto conculque ciertos derechos –inexistentes- sino que ofende al gusto o la percepción del mundo de un determinado sector de la sociedad, damos un salto grande. Pasamos de un debate sobre ética o moral a uno sobre el gusto o la preferencia.
Y es que los seres humanos sà tenemos voluntad, e instinto, y de todo. Somos complejos, tanto que a veces en un mismo curso de acción ni nosotros mismos podemos distinguir los diferentes componentes que lo forman. ¿Cuánto hay de recta apreciación de una injusticia? ¿Cuánto de empatÃa por otro ser vivo? Tenemos sentimientos nobles como la pertenencia y otros menos edificantes, como el rechazo;  hay gente que nos cae bien, hay gente a la que no soportamos, y a la que bien nos gustarÃa dejar con un palmo de narices. Pero somos seres superiores, sin duda, y hemos demostrado que somos tan éticos y respetuosos como queramos exigirnos.
Por tanto, en base a la moral podemos establecer prohibiciones, respecto a lo del gusto, especialmente al ajeno, parece que deberÃa uno contenerse notablemente más.
Ese “bárbaro torturadorâ€, según algunos, que se llama Luis Francisco Esplá, se expresaba la pasaba semana de tal manera en la Comisión de Medio Ambiente del Parlamento de Cataluña
 “El rito tiene un fin práctico para el hombre, o cuando menos, para aquellos que depositan en él su fe. El toreo, pertenece a esos mecanismos que el hombre ha creado contra la muerte, y entre los cuales se encuentran también: la religión, el arte, y el más infalible de ellos: el amor.
Son bálsamos contra la evidencia de nuestro destino, pequeños raptos de inmortalidad. Tan inocentes como inútiles. Pero sin la sustancia de estas mentiras, la vida serÃa insoportableâ€
En cuanto a Federico GarcÃa Lorca, amigo y retratista con palabras mil veces de toreros, se descolgaba con estos versos, de corte decididamente antitaurino.
“ese chorro que ilumina
los tendidos y se vuelca
sobre la pana y el cuero
de muchedumbre sedienta.
¡Quién me grita que me asome!
¡No me digáis que la vea!Â
Que cada cual escoja.
Sicilia, lamento muchÃsimo el salirme del tema de hoy, pero es que estoy perplejo.
http://www.laopinioncoruna.es/espana/2010/03/23/mayor-oreja-gobierno-negocia-eta/369138.html
Esto ha soltado el señor Mayor Oreja. Definitivamente este hombre ha perdido la razón.
Señor Mayor Oreja. Hoy el pacto entre el PP y el PSE-EE en el Pais vasco es posible, precisamente porque usted ya no está allÃ. Si no puede aportar nada a la convivencia en Euskadi, por favor, por lo menos no moleste. Cálle usted esa bocaza.
Estoy indignado.
Hola a todos!!
Hola Sicilia, explico, a través de un grupo que se llama «Firmas para la Ley Nacional de Protección Animal» se hizo un mailing al Psoe y al PP, una de las personas que mandó 1 mail al PP recibió esta respuesta, y a continuación está la respuesta al mail del PP por parte del particular:
ESTA HA SIDO LA RESPUESTA DEL PP A UN COMPAÑERO QUE HA PARTICIPADO EN EL MAILING:
From: atencionmadrid@pp.es
To:
Subject: Toros
Date: Wed, 17 Mar 2010 18:57:19 +0100
Hola Carlos,
No sé por qué no quiere que le contestemos, lo hacemos con mucho gusto.
No se si usted sabe que en Cataluña hay un fiesta que se llama “Correbousâ€, en la que a los toros se les pone un artefacto con fuego en los cuernos, que les producen quemaduras, y se les suelta por las calles del pueblo. Esa “fiesta†no la han prohibido en Cataluña, y a los “amantes†de los animales les parece muy bien.
El asunto es que los toros forman parte, para el Gobierno catalán, de algo vinculado con España, de lo que ellos huyen, lo mismo que de nuestro hermoso idioma castellano, prácticamente prohibido en la vida pública en Cataluña.
La fiesta taurina es algo que forma parte de la cultura de España desde hace muchos siglos. Y al que no le guste tiene la libertad para no ir a verlos, y eso hay que respetarlo. Si llega un dÃa en que la gente deja de ir, se extinguirá por sà misma. Pero hay que respetar la libertad.
Un saludo.
La Oficina de Atención al Ciudadano.
Y ESTA LA CONTESTACION DE ESE COMPAÑERO:
RE: Toros & capullos
De:
Enviado: miércoles, 17 de marzo de 2010 22:19:46
Para: atencionmadrid@pp.es
Por favor nene/a,
Para responderme asÃ, ni te hubieras molestado.
A que libertad te refieres? a la de los toreros? a la de los aficionados? o la de los toros?
Defiendes la liberatad de las empresas que lucran con el toreo?
No sé si sabes que hay una especie de escarabajos en Madrid, al igual que en Catalunya, que se alimentan casi exclusivamente de excrementos, y no todos aquà o allÃ, vamos raudos con una cuchara sopera al humeante inodoro. Sonrientes, tostada en mano.
En cuanto a la cultura española, mira Gran Hermano en tu TV de plasma fabricado en china.
Parafraseándote, debo inferir que ETA dejará de matar cuando se extinga, mientras tanto hay que respetarles.
En fin, perdona que te tutee, pero es mi manera de darte mi definitivo adios estimado Pepe.
Donde haya una buena corrida ,que se quiten los toros….jeje.
Perdonad mi frase lapidaria….pero es que lo de los toros es tan español como lo de «el macho iberico».
Por cierto,lo de Mayor Oreja es de juzgado de guardia y dada su personalidad politica sus declaraciones tienen el agravante de «alevosia».
Yo comienzo a pensar que ser un «tonto de los cojones» es una enfermedad cronica propia del Partido Popular.
Todo en la vida es propio para el debate, cundo una cosa se debate es porque hay quien está en contra y quien está a favor. En todo se pueden hacer comparaciones, pero la comparacion con ETA cuando menos está fuera de lugar a mi mode ver. Quiero que te hagas una reflexion cuando estes comiendote un buen rabo de toro a no ser que seas vegetariana Sarad, las almejas estan riquisimas y se abren en el aceite mientras se mueren, las conchas finas nos las comemos vivas con unas gotitas de limon mientras se retuercen con el acido del limon, las langostas para echarlas a la plancha se parten por la mitad y llegan a la plancha retorciendose porque si no estan vivas no estan frescas, los atunes llegan a la barca coleando y les cortan la cabeza con una sierra mecanica, despues a la plancha que ricos, los cochinillos de Segovia, en fin que te cuento cuarenta años cocinero. No quiero decir con esto que no esté en contra de todo sacrificio, de toda tortura y si es contra los humanos mucho mas, pero si digo que estamos en un mundo en donde la cadena de la vida nos lleva a vivir unos de otros, las especies se conservan mientras hay algo que llevarse a la boca. En muchos animales la pelea entre ellos les lleva a la muerte en muchos casos, el toreo es una pelea entre toro torero, los gallos de pelea se matan entre si a veces sin que intervenga el hombre, lo mismo pasa en otras especies. Tengo que decir que soy aficionado a los toros, pero de una manera sensilla, sin aberraciones, en una palabra si los suprimen tampoco seria una catástrofe para mi.
Dicho esto, repasemos las barbaridades que se cometen a diario en aras de cualquier fanatismo, sea de la indole que sea, boxedores que han muerto en el ring y otros deportes de riesgo, cuantos soldados mueren cada dia en unas guerras que los politicos llevan a la practica y pregonan su legalidad en aras a las libertades que por las que luchan, quiero decir que ante tanta barbaridad y masacre que existe en el mundo veo muy pequeña la crueldad de los toros, tanto da que muera en la plaza como en el matadero ese es su fin, al final llegará a la mesa de los paladares mas exquisitos, esos mismos paladares que debaten toros si , toros no, mientras engullen parte de ese animal que intentan defender. Seria curioso saber los que estan defendiendo al toro, mientras tratan de llevar a los tribunales a Garzon por defender la memoria historica de los que algunos de ellos si que murieron en las plazas de toros en aquella epoca, y el festejo no era precisamente una corrida de toros.
Por tanto como decia al principio todos los debates son necesarios, de ellos muchas veces surgen las verdades, y se quedan a la vista las mentiras, mucho habria que hablar de la vida privada de los homofogos, xenofogos ect. ect. y tambien de todos los (anti) prefiero ser antinada que arremeter contra todo aquel que no esté a favor de lo que yo quiera, de ahà a la dictadura hay medio paso.
Dicho eto veo bien el debate toros si, toros no, cada cual que exprese lo que sienta, que lo diga, que lo debata, la razon no está donde muchas veces creemos personalmente que no está, tengo que decir que me siento muy bien cuando estpy equivocado en algo y me lo hacen entender, por tanto debemos comprender que a unos les gusta la carne y a otros el pescado y otros las dos cosas, ni es malo el que le gusta el pescado ni bueno el que guste la carne, ni el de las dos cosas, el malo es aquel que se come el pescado y la carne de los demas y encima está en contra de la pesca y de que maten toros, siempre y cuando otros se los coman. Dicho esto vivan los debates, viva la tolerancia, vivan los toros si a usted le gustan, vivan los vegetarianos y los que no los son y una vez mas digo no soy anti nada, pero si estoy en contra de las guerras, del abuso, de la delicuancia, de la violencia y de todo aquello que vaya en contra de los derechos humanos y de la libertad, por lo demas si alguien le gusta una corrida de toros que la vea y que pueda decir me gustan los toros y estoy en contra de guerra, como es mi caso. Una vez mas digo que me parece estupendo todo debate y el de los toros tambien porque no, mis respetos a todas las opiniones y la tuya tambien Sarad. Tiempo al tiempo
Hacer paralelismos entre los que quieren prohibir los toros y los nazis me costó un aprecibimiento y casi una expulsión del blog, y sin embargo Savater vuelve a relacionarlos en El PaÃs http://www.elpais.com/articulo/opinion/Rebelion/granja/elpepiopi/20100316elpepiopi_11/Tes
pero también el refrendo de algunos que mostraron humanitarismo con las bestias y bestialidad con los humanos: las primeras leyes europeas protoecologistas de protección de la Madre Tierra y de los animales fueron dictadas por el vegetariano Adolf Hitler
El ejemplo que nos trae Sarah es escalofriante. Ante la contestación amable del militante popular, la respuesta desproporcionadamente agresiva del «defensor de los animales» mostrando todo su odio y su rencor.
¿Quién ha preguntado a los toros si quieren ser defendidos, y sobre todo si quieren ser defendidos por gente de semejante ralea?
Yo, como Pablo, me salgo del tema del dÃa previas disculpas a Sicilia, y expreso como él mi indignación con Mayor Orejón. TenÃa interés en conocer la respuesta del PP vasco ante el desatino (enésimo) del ultraderechista ex-ministro del Interior. Y ya la tenemos: Basagoiti habla de que «los hechos, con el Pacto en Euskadi, demuestran que la voluntad es la de acabar con ETA de modo indudable». Claro que antes afirma que «respeta el diagnóstico de Mayor Oreja». Pues entonces ya no me vale, Antoñito, como no me valen las salidas por la tangente de la infumable Soraya preguntada hasta nueve veces en el Congreso sobre esta canallada.
Como siempre, el PSOE, de «hermanitas de la caridad»: deberÃan llamar a capÃtulo al Comité de Enlace del Pacto PSE-PP y exigir la desautorización sin ambages, ni excusas ni respetos, de las declaraciones de este señor. Y punto.
Imaginen una isla desierta.
Imaginen que a pesar de ser una isla desierta ,hay un toro.
Imaginen que a pesar de se una isla desierta en la que hay un toro ,llega un naufrago que se llama Jergon.
Imaginen que sera de Jergon ,cuando lel toro se acerque a el y le diga que es el Minotauro.
Imaginen ….imaginen …imaginen que le dira Jergon….JAJAJA….que nervios.
Gracias Sicilia pero no te mojas.
La violencia genera violencia, y el espectáculo de los toros es violento.
Hay que educarse con valores pacÃficos y olvidarse de hacer apologÃa de la violencia.
El toro es precioso, eso no lo duda nadie, igual que el caballo, pero su muerte en la plaza, a la vista de todos, es un drama que nos podrÃamos ahorrar, al igual que la muerte (o casi muerte) de los toreros como algo natural de la fiesta.
Inventemos un nuevo espectáculo, si se quiere, donde no fluya la sangre.
Hay tantas tradiciones que han dejado de practicarse y nadie las echa en falta. El ejemplo más claro es el de la ex-tradición china de valorar los pies pequeños de las chinas como algo hermoso, ya nadie se acuerda de ello y todo el mundo se alegra de su extinción. Cuantas torturas inhumanas se esconden detrás de la tradición, entre ellas la ablación del clÃtoris.
Hay tradiciones que lo único que hacen es perpetuar el lado salvaje e inhumano del hombre.
La tradición es cultura, pero los cultos deberÃas tener la suficiente imaginación para transformarla en valores acordes a la sociedad civilizada y avanzada en la que deberÃamos vivir. Mejoremos dejando atrás las barbaridades del pasado.
P/D: Suerte que esta violencia no nos la tragamos por la TV, ya tenemos bastante con la del fútbol.
Sicilia toca el meollo de la cuestión en su artÃculo pero de manera un tanto tangencial: el debate sobre la prohibición del toreo es un debate esencialmente humano en el que el toro no es más que objeto pasivo utilizado por unos y por otros para defender sus ideas, pero es que además no podrÃa ser de otra manera.
En ese sentido los defensores de la fiesta son mucho más coherentes y honestos: el toro es un animal y como tal está a nuestro servicio. Se le utiliza entonces para llevar a cabo un ritual estético y su muerte reviste el acto de la necesaria solemnidad y trascendencia. En cierto modo el participar en ese rito redime al toro de su condición de animal anónimo, se le da un nombre propio, se convierte en protagonista y su muerte es admirada por los únicos capaces de conmoverse con algo asÃ: los seres humanos.
La muerte del toro en la plaza le salva de un fin anónimo y descarnado en el frÃo pabellón de un matadero o de una agonÃa inhumana en un rincón apartado de la dehesa, cuando abandonado por sus congéneres por viejo o enfermo, la sed, el hambre y las moscas terminen con el sufrimiento del animal que ya no puede valerse por sà mismo.
santiago, yo creo que me mojo bastante.
Otra cosa es si quieres saber si a mi me gustan o no los toros, que creo que no es materia de debate, o de si es lÃcito o menos lÃcito que a alguien le gusten los toros, que es otra cuestión, o de por qué a alguien le gustan los toros.
También serÃa interesante quien tiene más tendencias violentas o posibilidades de hacer daño, el que ve lo toros o el que pone verde a los demás con artilleria gruesa verbal.
Todo eso son temas que están bien, pero que no da tiempo a tocar de una vez.
Yo he escogido esta aproximación y queda claro que estoy en contra de la prohibición y por qué.
No me gusta que a los toros le enseñes la minifada…jeje.
Don santiago:
«La violencia genera violencia, y el espectáculo de los toros es violento. »
SÃ, de todos es bien sabido que los aficionados a los toros, especialmente los del tendido 7 son tÃos violentos que van con bates de baseball y que quedan en las plazas públicas para pegarse entre los partidarios de «El Juli» y los de «José Tomás». No asà los aficionados a un espectáculo mucho menos cruento como en fútbol.
Jergón (en su lÃnea) dedica 8 lÃneas a argumentar que el toro es un animal y como animal tiene que ser tratado y luego nos habla de que en otras circunstancias sufrirÃa una «agonÃa inhumana». Progresa adecuadamanete entre lo «inhumano» que es un toro y los precios microeconómicos, creo que la regeneración democrática va viento en popa.
Imaginen una plaza de toros.
Imaginen una plaza de toros ,con un toro ,Jergon Y Pablo Franco.
Imaginen a Jergon hablando al toro, mientras Pablo carga el arpon en la pistola de aire comprimido.
¿Quien de los tres debe ser devuelto a los corrales?….jeje.
On topic: sobre la discusión «arte de Cúchares sà o no», me declaro lego en la cuestión, con lo que no tengo opinión formada al respecto. Por supuesto, abomino del maltrato gratuito y el ensañamiento con animales, bendito sea San Francisco de AsÃs. Lo que está más que claro es que, confundiendo el culo con las témporas, esta es una excusa más para introducir el debate sobre los peligros que acechan a la sacrosanta unidad de la Patria y a las esencias de la hispanidad. Chorradas. En este tema, conozco a gentes como un destacado militante comunista y viejo sindicalista de Comisiones, amante de la fiesta, y a un ax alcalde franquista, pepero y «revelde sÃbico», al que le aterroriza. Y desde luego, la equiparación con ideas nazis o totalitarias por el hecho de defender posturas contrarias a la misma me parece un desatino y una pasada moral, dÃgalo Savater o su porquero. Por poner dos ejemplos, me imagino que por el hecho de que León Degrelle, viejo nazi belga exiliado en España, donde murió, fuera amante de las cañas y el tapeo, servidor queda encajado en el mismo ámbito ideológico. O el hecho de que Jon IdÃgoras, ya fallecido, fuese gran amante de la fiesta (hizo sus pinitos como «Chiquito de Amorebieta»), coloca a los defensores de la misma en el ámbito del filoterrorismo, ¿no?
Seamos serios, nen.
Bueno Jon, lo tuyo mas que Off Topic, es On Topic..que el artÃculo va de ese rollo.
Querido Sicilia, mi 16 es totalmente ON, efectiviwonder. El off era el primero del dÃa con las gónadas inflamadas por culpa de Orejón.
Saludos y enhorabuena por el artÃculo.
Un poco de memoria (historica): estábamos en 2000, ya habÃan pasado la «tregua-trampa», la muerte de Blanco, las promesas de generosidad, el «no venimos a la derrota de ETA» en Zurich …. y mira por donde:
http://farm2.static.flickr.com/1177/798728084_80bbeb815f.jpg
En 2000, ojo. Este tÃo es un golfo.
Estupendo artÃculo el de Sicilia. Es una caja de sorpresas este chico.
Yo no tengo una opinión clara en este tema de los toros. Me pasa como a Pérez de Ayala, que estoy encantado de no tener que decidir si se prohÃben o no. Me ha gustado mucho el comentario de Trigo Limpio. Lo suscribo totalmente.
Le pido perdon a todos los vegetarianos por tener una hija que es carnicera y un yerno que tambien lo es.
Espero que no me consideren un maltratador de animales por ello….jeje(perdon).
Con todo y con eso,considero que las personas que consiguieron reunir las suficientes firmas para que el parlamento catalan debatiera el asunto de la fiesta de los toros,tienen todo el derecho a ser escuchados en su peticion de que se suprima en Catalunya .
Para mi la fiesta de los toros es el unico recurso festivo que le queda al hombre para vencer el miedo a los cuernos que le ponga su mujer,por eso se ensañan tanto con el toro,una forma como otra cualquiera de venganza contenida…donde el miedo a que pierda la vida del torero es un pretexto para reirnos de nosotros mismos…..ejem.
Poco hay que decir… D. Santiago, no nos hacen caso. Bueno, que no nos hagan caso en este blog tampoco es tan importante…
Como siempre yo tengo mis prioridades y si no se puede acabar con los toros ahora por lo menos que haya una ley que proteja a los animales domésticos, lo que viene a ser los ‘pets’. No hay dÃa que no reciba mensajes de perros (y gatos, pero yo soy más perruna que gatuna) abandonados, destrozados, desnutridos, de maltratadores que parecen gente normal (como siempre), de perreras que les tratan peor que si estuvieran libres… Un dÃa empezaré a poner dichos mails aquà según los vaya recibiendo, asà no me sentiré mal yo sola… (y no habrá ojos que no ven…) ¡¡Algo habrá que hacer!!
Encima no soy vegetariana…
Jergón: «La muerte del toro en la plaza le salva de un fin anónimo y descarnado en el frÃo pabellón de un matadero o de una agonÃa inhumana en un rincón apartado de la dehesa, cuando abandonado por sus congéneres por viejo o enfermo, la sed, el hambre y las moscas terminen con el sufrimiento del animal que ya no puede valerse por sà mismo.»
qué malvados sus congéneres inhumanos que le abandonan, no?…jejeje
Saludos!
….jeje.
sicilia, tiene toda la razón. Si prohibimos retrocedemos socialmente ya que desde la óptica extensiva se acabarÃa prohibiendo todo. ¿Donde está el lÃmite? ¿Porqué unas cosas se prohiben y otras no?
En el código de circulación está clarisimo: está al servivio de preservar la vida humana. El suicidio, y mucho más el suicida, está considerado un delito en el código penal. La salud publica también está regulada con prohibiciones en defensa de la vida. Porque no podemos regular la vida en la fiesta de los toros. El torero, suicida con suerte, debe ser considerado como tal y apartado de ese ensañamiento a vida o muerte. El toro tampoco hace falta que muera para ver espectáculo. La fiesta tiene que evolucionar.
De verdad que no veis que la clave está en transformar la fiesta de los toros en una fiesta y no en un entierro, que triste final de fiesta, que poca visión de vida, que poca imaginación. Que obcecación por ver matar a una animal o ha un hombre en una plaza. Porqué hemos de seguir con la tradición de antepasados que ya nada tienen que ver con este mundo mucho más humano del que a ellos les tocó vivir. Es un mundo diferente, tiene otra sensibilidad, sabe hacer de la fiesta, fiesta y no muerte. ¿Porqué nos resistimos a dejar de ser seres primitivos? jejeje… ¿O no?
Sarah (22), no lo hagas, por dios, no nos coloques los correos sobre abandono y maltrato de animales. Nosotros adoptamos un perro abandonado y estamos felices, pero por un perro que adoptamos nos llamaron adoptaperros y ahora estamos saturados de estos correos.
14. Pablo Franco, la violencia genera violencia, y los toros son violentos, perdón si le he ofendido.
No, Santiago, No me ha ofendido.
Simplemente es un silogismo
Podemos decir: el papa viste de blanco. Cristiano ronaldo vista de blanco. Por tanto, Cristiano Ronaldo es el papa.
Evidentemente no es asÃ.
Pero además el debate es otro. No sé si los toros nos hacen mejores personas, peores personas mejor sociedad o peor sociedad. Pero aquà la pregunta es otra. La pregunta es si hay que prohibirlos por ley. No si nos gustan o no nos gustan.
De todos modos, simplemente insinuar que la fiesta de los toros genera violencia…. Es no conocer nada de la fiesta de los toros.
Ah por cierto, no tengo una idea formada sobre este tema. Fui ampliamante antitaurino hasta que por mi condición de voluntario de Proteccion Civil tuve que ir a una corrida.
Aquel dÃa vi un animal… «cabreado» pero no vi un animal torturado. Lo siento quizás no tenga la misma sensibilidad de otra gente….. que jamás ha estado en una plaza de toros.
Hoy, creo que llego a una idea intermedia. ¿prohibición? No. ¿financiación con dinero público? no. El que quiera toros que se los pague.
¿Porque continuar con esta agonÃa? Dejar morir la fiesta o reinventala, adaptarla a la sensibilidad humana: dedespertar a la conciencia del valor global de la vida y relanzar al toro, al caballo y al torero en un espectaculo digno del siglo XXI. Asà de fácil…jeje
Paralelismo: le Cirque de Soleile es una muestra de los beneficios de reinventar con imaginación la tradición. Espectacular.