LBNL
Estoy algo preocupado con tanta encuesta favorable y el consiguiente posible relajo de los votantes progresistas. Mis amigos de derechas han dejado de hablarme de los millones de personas que van a votar a Vox y todo el mundo da por hecho que el PSOE va a ganar las elecciones europeas de calle y gobernar en todas las autonomías y ayuntamientos de importancia, con la excepción de Madrid y Barcelona, donde seguramente lo hará en coalición con Carmena y Colau. ¡No está nada claro! El PP no puede sino rebotar y serán muchísimos los votantes de Vox que volverán al redil tras su protesta esteril. Y es previsible que Ciudadanos siga creciendo. Cada diputado progresista en las europeas cuenta para poder formar una coalición entre social-demócratas y liberales que permita empezar a corregir la austeridad sin mesura que domina Bruselas de la mano del PPE, que hasta anteayer seguía teniendo al autoritario Orban húngaro entre sus filas. Y en un Estado tan descentralizado como España, el control de las autonomías es vital para asegurar políticas progresistas y no tengo nada claro que las tres derechas vayan a perder la Comunidad de Madrid. O el Ayuntamiento. Por no hablar de Barcelona donde el voto al PSC se me antoja una obligación ética. Las tres derechas siguen divididas pero Casado y Rivera han corregido el tiro rápidamente – ¿alguien ha escuchado alguna acusación de traición o felonía últimamente? – y Vox puede desinflarse completamente, lo que sería una gran noticia pero no muy positiva para el objetivo de consolidar gobiernos progresistas por todas partes. Así que a votar en masa, que cuenta, cuenta mucho y tenemos una oportunidad única. Baste recordar que ¡el PP gobierna la Comunidad de Madrid ininterrúmpidamente desde 1995!
El resultado de las elecciones europeas, autonómicas y municipales tendrá también mucha incidencia en la formación del próximo gobierno nacional: cuanto mejor le vaya a Podemos el domingo, más probabilidades de que entre en el Gobierno. Yo prefiero que no lo haga. Que influya en las políticas del Gobierno a través de un pacto de legislatura en el que se incluyan las medidas a aprobar en el Congreso. Pero sin tener mando en plaza en ningún Ministerio. A cambio, el PSOE y el PSC no entrarían en los gobiernos municipales de Madrid y Barcelona. Si Podemos entra en el Gobierno no será el fin del mundo pero prefiero evitarnos las declaraciones imprudentes de Ministros sobre el “derecho a decidir” o en contra de la OTAN, que por muy mal que nos caiga y peligroso que nos parece Trump, sigue siendo la única garantía de seguridad frente a cualquier amenaza. Y haberlas haylas, créanme.
Una segunda derrota severa de Casado ayudaría todavía más a jubilar definitivamente al aznarismo y podría propiciar una refundación del PP que lo limpiara de carcas y corruptos convirtiéndolo de una vez en un partido de centro derecha moderno que no caiga en vicios tardo-franquistas cada dos por tres. ¡Que buena falta nos hace como país!
Todavía mejor sería que Ciudadanos consiguiera finalmente sobrepasar al PP, lo que podría llegar a suceder tanto en las elecciones al Parlamento Europeo como en las de la Comunidad de Madrid y al Ayuntamiento. Vistos los precedentes no está nada claro que vaya a ser así pero, de serlo, podría meter al PP en una espiral implosiva que acabara con su escisión, con los más recalcitrantes integrándose en Vox – lo que contribuiría a civilizarlo – y el resto uniéndose al reguero de deserciones hacia Ciudadanos. Sería el castigo apropiado para el partido que más ex dirigentes tiene encarcelados o procesados a cuenta del largo historial de corrupción institucionalizada de las últimas décadas. Soñar es gratis.
En todo caso, la evolución que registren las tres derechas es cosa suya. Lo que verdaderamente importa es enviar a Europa a la mayor cantidad posible de euro-diputados progresistas y recuperar la gestión del mayor número posible de autonomías y grandes ayuntamientos para poder aplicar una política progresista desde todos los ámbitos. No están las cosas como para quedarnos sentados tranquilamente en casa pensando que ya está hecho. Así que el domingo salgamos todos a rematar la faena que la oportunidad es única.
Que un partido que acaba de perder el tercer puesto a nivel nacional, casi 30 diputados y 1,3 millones de votos exija formar parte del gobierno a cambio de su apoyo es poco defendible, más allá de este tira y afloja que vamos a vivir hasta el 26M. Podemos puede pactar la investidura o un pacto de legislatura pero dudo que el PSOE permita que entre en «su» gobierno. Veremos.
Y ya que estamos, cuántos diputados y votos tiene que perder un partido para que su líder asuma responsabilidades. Me refiero a Casado pero también a Iglesias. Es asombroso cómo este último ha pasado página de su desastre electoral como si la vaina no fuera con él. A este Podemos se le está poniendo cara de IU.
Tras el orgullo viene el fracaso; tras la altanería, la caída
Proverbios 16:18
Bien es verdad que a veces esta tarda en producirse varias décadas, o no se produce.
PP de la Comunidad de Madrid 1995:?