Abucheos al presidente, aplausos a la cabra

Carlos Hidalgo

La fiesta Nacional pasó y hubo lo de siempre: pequeños accidentes, como un avión de la Patrulla Águila cuyo humo de colores era ligeramente morado, caras de consternación del Rey Felipe VI, aplausos al paso de los regulares, ovaciones a la cabra de la legión y abucheos al presidente del gobierno. Lo de siempre y nada grave.

Pero lo de abuchear al presidente es una mala costumbre que empezó con Suárez, reapareció con Zapatero, continuó con Rajoy y, por supuesto, prosigue con Pedro Sánchez. Siempre estaré a favor de que se abuchee pacíficamente a cualquier cargo público, pero la verdad es que siempre queda feo hacerlo en el día de la fiesta nacional. Porque en una ocasión así no se abuchea al político, sino al jefe del Gobierno de su Majestad, que dirían los británicos. Pero con el doce de octubre pasa como con la otra fiesta nacional, los toros. Hay grupos de aficionados que se erigen en los guardianes de la tradición y que siempre se hacen notar siendo lo más maleducados y groseros posible, lo que bien puede amargar la fiesta a los que no la viven de la misma manera, pero también tienen derecho a ella. Así que, en mi cabeza, los abucheadores del 12 de octubre son algo así como el Tendido 7 del Día de la Hispanidad.

Si me habéis leído desde que escribo aquí, sabréis que nunca me han gustado los escraches, las broncas y, en general, estirar la goma de la convivencia. La política es desacuerdo, sí, pero también es diálogo civilizado. Y montar números en la fiesta nacional de España, delante del Rey, es ensuciar un poco los símbolos comunes. Sea quien sea el presidente. Porque abucheaban quienes querían triunfar en el 23-F, abucheaban los independentistas, abucheaban quienes quisieron hacer volar al rey Juan Carlos un 1 de octubre de 1985. Abuchear, repito, es un derecho. Pero hay abucheos y abucheos.

Llamadme iluso, pero creo que la democracia y el pluralismo también se basan en el respeto a las normas de convivencia. Por eso mismo me fastidió que se importase de Argentina la figura del escrache, por eso me incomoda el matonismo de Pablo Iglesias o de su tocayo Echenique y por eso me parece mal querer usar la fiesta de de todos y todas los españoles para montar el numerito y reclamar como de unos pocos lo que es de todos.

Además, en ocasiones así (en realidad en cada vez más ocasiones) el mundo nos mira. Y los corresponsales extranjeros pueden hacer sarcásticos comentarios acerca de nuestro país en lugar de fotorreportajes acerca de la musculatura de los legionarios o el simpático detalle de la cabra. Y eso me fastidia particularmente. Porque soy un encarnizado enemigo de los tópicos acerca de España, cuando llevamos 40 años de democracia, de aumento de las libertades y hemos hecho un esfuerzo de modernización del país que ya quisieran los alemanes del Este para sí.

Puedes abuchear a Sánchez cuando va por la calle. Pero no te da derecho a abofetear a Rajoy. Puedes abuchear al rey, si consideras intolerable su figura, pero no está bien que lo hagas en un parlamento. Puedes abuchear en el fútbol, que se presta mucho a ello, pero no te debes pegar con la afición contraria. Y puedes abuchear en los toros, pero luego no te quejes si la afición mengua porque eso parece un club privado y no la fiesta nacional.

Alfonso Guerra, cuya persona no es santo de mi devoción, pero cuyo ingenio respeto, dijo sobre los abucheos que son personas que aplauden a una cabra pero abuchean al presidente del Gobierno, y que eso lo dice todo de ellos.

Pues da que pensar.

3 comentarios en “Abucheos al presidente, aplausos a la cabra

  1. Y luego esos mismos que abuchean y piden dimisiones y otras lindeces se van a casa con el deber cumplido.
    Propio de países democráticos donde lo más importante para un mindundi es hacer el cafre, sea en una conmemoración, desfile militar ,manifestacion politica, parlamento, sentencia judicial o partido de fútbol.

    Si pensarán que cada vez que insultan se muere un gatito, se quejarian de estar rodeados de ratas

  2. Yo lo veo de una manera un poco distinta.
    Abuchear no esta bien y no se puede en ninguna circunstancia (salvo en los deportes para meter presión al equipo contrario) . Que lso babuinos se expresen mediante aullidos es inevitable, porque carecen de órganos fonadores, que lo hagan las personas es perfectamente evitable. Parecido sucede con insultar o utilizar los insultos para expresar posiciones en el debate publico. No se por que, y nunca compartiré las posiciones que lo amparan, lo condonan, lo normalizan e incluso, a veces hasta lo recompensarlo.
    Otra cosa es que se te pueda meter en la cárcel por ello, o multar por ello, qu es donde entra la «libertad de expresion», aunque tu expresión pueda ser tachada perfectamente de «una puñetera mierda de expresión, oiga».
    Desafortunadamente cuando en un debate publico o serio se condona el abucheo o el insulto como expresion de una postura , y no como lo que es, expresión de una emoción reprobable, al final lo que cuenta no es de lo q se reflexiona, sino lo alto que se abuchea o lo colorista del insulto, y al final, lo qeu sucede es que se expulsa, precisamente, a la gente que lo trata de hacer de otra forma.

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