Alcanzar el tren

Carlos Hidalgo

Mientras siguen las salidas de tono en la política madrileña, entre una IDA llamando despreciativamente “subvencionados” a las personas de las colas del hambre y un Vox, que hace carteles electorales que copian a los del partido Nazi de hace un siglo y la Superliga, resulta que hay otras ruedas girando.

Una de ellas es de la economía. Resulta que el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, pese a ser considerado por todo el mundo como un miembro gris del sistema político de Washington, está haciendo varios movimientos un tanto revolucionarios. El primero es el de impulsar los gigantescos planes de estímulo de la economía, a un nivel incluso mayor que los que se pusieron en marcha durante la crisis -también de hace casi un siglo- de 1929. Saltándose las tradicionales recetas monetaristas, Biden apuesta por una fuerte inyección de dinero público en la economía. Y no solo a los bancos y grandes empresas, sino con ambiciosos programas de mejora de las infraestructuras, ayudas directas a la ciudadanía y un impulso muy decidido a las energías renovables. Para ello cuenta con la ayuda a regañadientes del Partido Republicano, que ahora no quiere quedar como el partido que se niega a dar ayudas a un sector económico muy magullado por la pandemia.

Por otro lado, se ha decidido a meter mano a las grandes empresas tecnológicas que, en parte, deben su éxito a varios vacíos legales de la política estadounidense. Desde la protección de datos, que apenas aparece mencionada en una ley de protección al consumidor de los años 70, a la responsabilidad sobre sus contenidos y, como no, al pago de impuestos. De nuevo con los republicanos sin poder negarse a ello, tras años en los que miembros del GOP han protestado contra las tecnológicas, al percibir que tenían un sesgo demasiado “progre” para ellos.

Y, por último, con la intención declarada de llegar a un acuerdo global para evitar la evasión fiscal y que las grandes multinacionales y las fortunas que las acompañan paguen impuestos. Una propuesta tan atrevida que hasta quienes la venían defendiendo desde hace años la reciben ahora con sorpresa y con cautela.

Mientras tanto en la vieja Europa se mira con alarma este derribo por parte del estadounidense de los dogmas económicos conservadores que llevaban vigentes desde finales de los años 70. Por alguna razón, aunque la recetas de austeridad de la crisis de 2008 han dejado un balance desastroso en el continente, todavía hoy se oye a economistas y a ministros protestar contra el déficit y los estímulos a la economía. Aunque antes de la pandemia la economía de la zona Euro estuviera estancada por la falta de demanda interna, los bajos salarios y la destrucción dejada por las políticas procíclicas de los llamados “austeros”. Europa llegó a la pandemia más desigual, creciendo de manera renqueante y con el nivel de vida de la mayor parte de su población aun por debajo de los niveles de 2008. Y aún así parece que se resisten a coger el tren que nos pueda sacar de nuestro atolladero.

Lo mismo ocurre a la hora de enfrentarse a las grandes empresas tecnológicas. La UE, aunque ha dado grandes pasos sancionando a Apple o denunciando la falta de protección de los datos de sus ciudadanos en manos de las tecnológicas, ha ido dando pasos demasiado tímidos, demasiado lentos, demasiado pequeños. Y la ola de nacionalismo demagogo que no deja de crecer desde 2008 tampoco ayuda a que las cosas vayan más rápido.

Lo mismo ocurre a la hora de sentarse a negociar un sistema global que logre que los grandes capitales devuelvan un poco de lo obtenido de los bolsillos de la pobre ciudadanía global. ¿Cómo emprender una revolución así cuando aún hay ministros en Alemania que se quejan de que no estén aplicando en esta crisis las recetas de 2008?

El caso es que la gran crisis provocada por la pandemia nos está poniendo delante de un tren que se acerca. ¿Lo cogeremos, lo dejaremos pasar o, peor todavía, dejaremos que nos arrolle?

3 comentarios en “Alcanzar el tren

  1. En efecto, Biden, al que yo descalifiqué aquí al arrancar las primarias desdeñando completamente sus posibilidades (es sano reconocer los errores, sobre todo cuando son garrafales), parece querer pasar a la Historia como un nuevo Roosevelt. Bienvenido sea. En otra ocasión expresé mi temor a que el apoyo de las tecnológicas a los demócratas llevara a la inacción total si Biden ganaba. Gran alegría que no sea así. El articulista no menciona explícitamente la propuesta yankee de acordar un impuesto universal mínimo para sociedades mercantiles de un 21%. Veremos en qué queda pero es un gran alivio que USA vuelva a meter presión a la UE tras varios años de lo contrario. Y si, la UE se mueve muy lentamente. Pero da menos bandazos que USA, eso también. Lo que más me gusta, en fin, de Biden es que parece tener muy claro que los trabajadores – también los blancos – no pueden pagar todos los patos. Es de justicia y además de supervivencia: la democracia depende de la prosperidad creciente de la clase media, también o incluso sobre todo, de la media baja.

  2. Gracias por el post.
    Tengo la impresión de que los países anglosajones han mostrado mas flexibilidad en el pensamiento economico durante las dos ultimas crisis. Además ahi están los datos que lo muestran, especialmente para la gran receisión: en EEUu duró unos 3-4 años, en europa en 2011-2012 nos provocamos una segunda caida, con el aplauso unánime de la «gente muy seria» (que sigue hoy, por cierto, sentando cátedra como si tal cosa).

    Si que puedo decir que muchas de las propuestas que hace Biden, especialmente en materia fiscal, llevan tiempo pululando en los circuitos de reflexión spbre pensamiento económico. Igual que otros recientes descubrimientos como Mariana Mazzucato, Jayati Gish etc.
    Siempre que ese tipo de ideas salen a la palestra no han faltado «gente muy seria» o simplemente «wannabees de gente seria» diciendo que esas cosas «son muy bonitas pero» o son «irreales» ,o tachan tachan que son «populistas » -de izquierda- preferentemente con voz estentórea y admonitoria.
    Muchas de esas voces estontereas y admonitorias se rompen hoy las manos a apludir a Biden. Asi es la vida.

    Bien es cierto que las cosas no solo hay que querer, sino tambien poder hacerlas. EEUU siempre tendrá un grado de libertad mucho mayor por su musculo político y economico. Un país del tamaño de España (hipotéticamente si pudiera legalmente hacerlo -que hoy no puede-) tampoco podria poner en marcha algo de esa escala. Pero la UE si.

    Desafortunadamente vivimos una epoca larga en la que el menú de políticas economicas , y el pensamiento alrededor de ellas -está no solo reducido a la minima expresión , sino esclerotizado. No porque no haya ideas (que además, tampoco son necesarias tantisimas) sino, en gran parte porque se ha generado una configuracion de grupo social cerrado.: si quieres ser bienquisto en los foros político-economicos europeos tienes que repetir una serie de cosas para no asustar a los demás niños.
    Eso si, apludimos a Biden y por la tarde ya volvemos a hablar de «austeridad», «reformas estructurales» (siempre las mismas) «libertad economica» «politicas sensatas» (sera Biden sensato y por ejemlo no Errejon???) y asi a dar vueltas a la misma rueda para que la very serius people siga siendo siemrpe la misma viva razonablmente sin sobresaltos.

  3. y de lo de la superliga hablamos otro dia, que me aprece que puede tener ciertas afinidades con este tema.

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