Amor humano y amor divino: The Forty Rules of Love de Elif Shafak

Frans van den Broek 

Escribir sobre el amor es una de aquellas tareas a las que, casi inevitablemente, todo escritor debe enfrentarse, para bien o para mal. Más lo segundo que lo primero, cabe decirlo, si atendemos a los resultados. Es fácil caer en lugares comunes, clichés de todo tipo, emocionalidad forzada o simplemente la confusión o el aburrimiento. Por ello es loable que alguien de la talla literaria y fama internacional de Elif Shafak emprenda esta tarea con pluma segura y ninguna inhibición. Es más, la escritora ha elegido esta vez hablar de aquel otro tipo de amor del que casi nunca más se habla, al menos en la literatura occidental, el amor divino o platónico, y lo hace incursionando en aquel otro campo minado de la literatura, la novela histórica. Y por si su tema no fuera ya lo suficientemente difícil, lo hace de la mano de la filosofía sufí­ del gran poeta persa Jalal al-Din Rumi, más conocido como Mawlana o Mevlana (‘nuestro maestro’), cuya popularidad en occidente fue firmemente establecida por la publicación de sus poemas en antologí­as aparecidas en los Estados Unidos, algunas de las cuales verdaderos éxitos de ventas, pero cuya filosofí­a es de ardua interpretación.

El resultado es una novela hermosa y valiente, pero controversial. La novela entrelaza dos historias: la primera cuenta la historia de Ella Rubinstein, una mujer en aquel punto de inflexión existencial que representan los cuarenta años, cuya vida ha sido absorbida por la rutina de la vida familiar como ama de casa, función que cumple a cabalidad. Su esposo es un dentista de éxito, trabajador y cariñoso, del que sabe que a veces la engaña con otras mujeres, hechos que prefiere ignorar, y al que quiere como se quieren a las personas con las que se ha convivido en moderada paz por veinte años. Tres hijos la han mantenido ocupada hasta ahora, pero ya han pasado la adolescencia, por lo que se ha permitido aceptar un trabajo como lectora de una agencia literaria a tiempo parcial, en consonancia con sus estudios de literatura inglesa de los que no ha hecho uso jamás. Recibe entonces un manuscrito para hacer un reporte sobre el mismo, llamado «Sweet Blasphemy», una novela escrita por un tal Aziz Zahara. Esta novela dentro de la novela constituye la trama de la segunda historia, que se desarrolla en capí­tulos alternados. Trata de la vida de Rumi, sobre todo de su encuentro con el misterioso derviche itinerante Shams de Tabriz, encuentro que trasmuta su vida espiritual y le incita a la poesí­a, produciendo algunos de los poemas mí­sticos más complejos de la literatura en cualquier lengua, como el «Masnavi», un libro que ha sido llamado por algunos el Corán persa. El encuentro está signado por la irrupción del amor divino en la vida del respetado teólogo e intelectual Rumi, y trastoca su vida y la de quienes le rodean. La historia de Rumi y Shams es contada desde distintos puntos de vista, como la de sus hijos, o la mujer de Rumi, una cristiana convertida, o algunos de sus discí­pulos o hasta personajes de la calle, como un borracho o una antigua prostituta o un fanático religioso. 

Ella Rubinstein, a pesar de su reticencia inicial -trata incluso de zafarse del encargo, por desconocimiento del tema y por apatí­a-, es transportada por la lectura de esta novela a un horizonte vital desconocido para ella y siente curiosidad por el autor. Emprende una correspondencia por e-mail con Aziz y este contacto, de manera análoga al encuentro de Rumi con Shams, trastorna su mundo interior y ulteriormente también sus circunstancias. Se enamora de Aziz, al mismo tiempo que se da cuenta del vací­o de su desangelada vida. Al final, acaba separándose de su marido y de sus hijos en pos de una vida incierta, pero entregada al amor, con un hombre de otro mundo. Aziz es comparado con Shams, aunque proviene de Escocia y su historia representa hacia el final otro de los hilos narrativos del libro. Aziz es fotógrafo y se ha hecho sufí, pero tiene un pasado turbio, en el que no han faltado las drogas y la irresponsabilidad, pero tampoco el amor y sus veleidades trágicas. Aziz llega poco a poco al modo de vida sufí­, en un peregrinaje que lo ha llevado a todas partes del mundo, mientras que Ella casi no ha salido de su casa en la América más burguesa y adocenada que uno pueda imaginarse. No pueden ser más distintos, pero el amor difumina toda distinción y los lleva a unirse.

A lo largo de la novela de Aziz se insertan las cuarenta reglas a que se refiere el tí­tulo del libro, una especie de manual de filosofía práctica, o de espiritualidad sentenciosa, si se quiere, atribuidos a Shams (la edición turca se llama sólo Amor o Ashk, una palabra, entiendo, cargada en dichos idiomas de connotaciones filosóficas). La novela es una compilación de ideas sufís, mostradas a través de dichas reglas, pero también de las cavilaciones de los distintos personajes, incluidos Rumi y Shams. En este sentido es una novela de ideas, pero de ideas más poéticas que teológicas, lo que no obstruye el dinamismo psicológico que toda novela debe tener (y que las malas novelas de ideas no tienen), el cual es logrado por la evolución de los personajes desde una vida pacífica y exitosa, pero asentada en premisas falsas con relación a la vida espiritual, hasta una vida incierta pero exaltada, no sin pasar por una crisis y un torbellino social. El fuego alquímico que logra la transmutación de los personajes es, huelga ya decirlo, el amor. El amor humano en un caso, el amor divino en el otro.

 Elif Shafak proyecta en dichos personajes su propia experiencia personal, por supuesto. Shafak fue hija de madre soltera, algo que en la sociedad turca, por más secular que sea, no ha de haber sido acogido con alborozo. Debido al trabajo de su madre pudo vivir en varios países, España entre ellos, por lo que su educación fue más occidental que medio-oriental. Como suele suceder con muchos turcos de la clase intelectual, Shafak fue una joven rebelde, adscrita a todos los ismos contestatarios de su tiempo, desde el feminismo hasta el posmodernismo. Pero poco a poco se fue interesando por la filosofía, atraída por ciertas características de este modo de pensamiento que no es raro que llamen la atención de personas con un pasado similar. Me refiero sobre todo a su espíritu universalista, a su decidida condena del fanatismo religioso, al énfasis en la espiritualidad más que en la moral, y en el contenido más que en el continente. Debo inferir que el acento en el amor, propio del sufismo que más conocemos en occidente, también ha de haber influido en su interés, el lugar privilegiado que el sufismo atribuye al conocimiento que podríamos llamar intuitivo, del corazón, antes que al conocimiento meramente intelectual o racional (que no es desdeñado, por cierto, sólo señalado en sus límites). Como fuera, Shafak se ha informado con prolijidad y lo deja notar en esta novela.

 Pero no sin problemas o posible controversias, como dije antes. Las novelas históricas siempre son proclives a proyectar sobre los personajes la visión de mundo del autor. Las mejores novelas históricas lo hacen con mesura y con suficiente conocimiento de su tema como para crear la ilusión de que es la conciencia del personaje histórico la que guía la narrativa, de que las circunstancias sociales y vitales son tal como fueron en el tiempo descrito. Todos sabemos que a la ficción no se le puede pedir lo que a la historia, pero al tratarse de personajes que han existido realmente queremos, como lectores, estar convencidos de que, de ser posible abrir una ventana al mundo interior de dichas personas, sería algo muy parecido a lo que al escritor nos muestra o al menos no tan lejano como de verdad fue. De donde la necesidad de conocimiento adecuado, más que de los detalles históricos, que siempre pueden obtenerse de una u otra fuente, y que contribuyen a crear el clima de la narrativa, del tenor espiritual de la época y de las posibles coordenadas vivenciales de los personajes. Esto requiere, además de conocimiento factual, de imaginación y empatía. Ahora bien, la imaginación es asistida por la experiencia personal del autor, si éste sabe hacer buen uso de ella, y cuando se trata de la mayoría de personajes históricos que pueblan las novelas que conocemos, esta experiencia no se encuentra fuera del espectro de experiencias humanas a las que todos, más o menos, tenemos acceso. ¿Quién no ha sentido culpa o humillación, quién no ciertos delirios de grandeza? ¿Quién no se ha enamorado y sentido el desgarro del despecho o el abandono? ¿Quién no ha sido arrebatado por el deseo o la pasión? El Simón Bolívar de García Márquez parece creíble porque sus sentimientos son reconocibles, humanos, demasiado humanos incluso, y las novelas nos acercan a la experiencia humana de personajes que casi siempre son objeto de adoración y hagiografía, y por tanto de mala ficción, y cuyas dudas, exaltaciones, decisiones abruptas o impetuosidades reconocemos en alguna forma.

 Pero ¿puede hacerse lo mismo con personajes históricos cuyas experiencias se encuentran, por propia confesión, fuera del rango normal de experiencias humanas? La valentía de Shafak al emprender esta novela es doble: Rumi es objeto de adoración en su patria y me pregunto qué pensarán los fanáticos de su aproximación a la vida del maestro. En segundo lugar, Shafak se ha atrevido a sumergirse en la conciencia de personas cuya experiencia mística es, por definición, incomunicable de manera directa. Tenemos sus libros, es verdad, y las declaraciones de sus contemporáneos, y las poesías y los tratados sufís. Pero nada de esto puede hacer accesible una experiencia de naturaleza trascendente. El sufismo, como cualquier vía mística, afirma que el ser humano tiene la posibilidad de acceder a experiencias de orden superior que expanden su objetividad, pero dichas experiencias deben ser preparadas bajo ciertas condiciones específicas de cada lugar, comunidad y tiempo, y son graduales y acumulativas. Sobre todo, son experiencias cognitivas de carácter intuitivo (para usar un término que no deja de ser inadecuado), que deben ser experimentadas para ser entendidas y cuya expresión es en buena medida simbólica.

 Shafak opta por eludir dichas experiencias y centrarse en una dinámica interior conmensurable con nuestra experiencia del amor o de situaciones de enseñanza y transformación. Si bien el resultado es conmovedor y bellamente escrito, el efecto total carece en parte –y enfatizo que sólo en parte- de convencimiento y de verosimilitud. Tal como es presentada la relación entre Rumi y Shams, la novela la concibe como la irrupción de un espíritu libre y poético en la vida de un académico religioso de reconocida fama, al que atrae hacia la vida del amor total y consuntivo de los místicos. Shams no quiere dejar este mundo sin haber transmitido su sabiduría a un discípulo digno de ella, y Rumi necesita de alguien que le abra al mundo del éxtasis y le aleje de la vida artificial de las dilucidaciones teológicas. El sufismo concibe la religión como distinta de la verdadera espiritualidad, si bien conciliable con ella, y reclama para sí el reino de la experiencia directa. Shams habría llevado a Rumi a este reino, y esta es la causa del amor que siente Rumi por Shams. Pero el cambio, en la novela, parece más producto de largas conversaciones, de persuasión y ejercicio creativo que de las técnicas especializadas que el sufismo hace operantes en todo momento del desarrollo del individuo. Además, no es del todo claro que Rumi desconociera el éxtasis sufí antes de conocer a Shams, dado que su propio padre había sido un sufí eminente, lo que supone la pertenencia a una organización específica que con toda probabilidad incluía al propio Rumi. Pero es sabido que el contacto con ciertos individuos puede ser una fase necesaria en el desarrollo de la gnosis que caracteriza a la vía sufí. Lo que es seguro, según sus propias premisas y declaraciones, es que el cambio de un individuo no puede llevarse a cabo simplemente por un desapego de las normas sociales o los preceptos morales, o una intensificación de las emociones o los sentimientos, por más nobles que sean, como parece implicar la novela en cuestión. Poco sabemos del encuentro entre estos maestros de la tradición sufí; lo suficiente, sin embargo, como para deducir que no pudo tratarse tan sólo de algo parecido al encuentro de un eremita itinerante algo rebelde e impetuoso con una especie de Santo Tomás persa. Tuvo que ser algo mucho más complejo y difícil de precisar. O quizá mucho más preciso, pero oculto a nuestra comprensión.

 Es verdad que el encuentro con Shams tuvo consecuencias palpables en la vida de Rumi y de su comunidad. No han sido raros los desencuentros entre la ortodoxia islámica y el sufismo, con muertes incluidas, en razón, entre otras cosas, del antedicho énfasis en la experiencia personal, y la consideración de los preceptos morales y religiosos como fases transitorias del desarrollo del individuo y la sociedad, y, por supuesto, por la heterodoxia religiosa del mismo, que le hace aceptar discípulos de otras religiones, pues considera el mensaje esencial de las mismas universal y coincidente. En este sentido, la novela de Shafak ofrece una imagen verídica del tumulto que representó la llegada del misterioso Shams a la vida de Rumi, y su decisión de ofrecernos distintos puntos de vista, que reportan de esta relación, es acertada. El efecto general de esta parte de la narración es, empero, algo insatisfactorio, por las razones mencionadas. El contrapunto con la historia de Ella Rubinstein en el presente lo hace, si acaso, más controversial, dada la naturaleza algo prosaica del dilema de este personaje. A fin de cuentas, si bien puede decirse que el amor humano es hasta cierto punto reflejo y símbolo del amor divino, es de carácter distinto al amor divino o platónico y ambos pertenecen a órdenes diversos de experiencia. Es justo recalcar de nuevo, no obstante, que la parte dedicada a Rumi y Shams es una novela dentro de la novela, situada, por tanto, a una distancia narrativa que aminora las exigencias de la verosimilitud.

 Hecha estas salvedades, la novela es más que meritoria y merece la difusión que va teniendo. Shafak es una narradora hábil que no desperdicia palabras, aún escribiendo de temas que se prestan a la efusión poética o la digresión. Entre los intereses que la han llevado a intentar este difícil tema se encuentra su pasión por la comunicación entre culturas y los puentes que pueden establecerse entre las mismas. Busca armonía donde otros ven abismos o confrontaciones, y esta novela es buena prueba de ello. Shafak ha declarado en diversas ocasiones, por ejemplo, que está firmemente a favor de la incorporación de Turquía a la Unión Europea, por los beneficios que reportaría a todos. Armonía no significa uniformidad, por supuesto, y si debo atender a mi propia experiencia de los habitantes de su país, de sus producciones culturales y de sus valores de convivencia básicos, no puedo sino estar de acuerdo. Shafak demuestra, si fuera necesaria demostración alguna, que Turquía es un país de inmenso dinamismo, del cual no es buen reflejo la visión que tenemos de ella en Europa, o la experiencia que podemos tener de las comunidades exiliadas afincadas entre nosotros, dada su procedencia limitada y la tendencia de las comunidades inmigrantes a idolatrar los elementos más tradicionales de una cultura. Las personas que más leen libros en dicho país son mujeres, por ejemplo, y son varias también las que están produciendo obras de carácter tan innovador y valiente como la que nos ha ocupado. Esperemos que algún día dicha esperanza se convierta en realidad, pues de no serlo, los que más perderemos seremos nosotros, los occidentales.

21 comentarios en “Amor humano y amor divino: The Forty Rules of Love de Elif Shafak

  1. Vaya por delante que estoy totalmente de acuerdo con el autor. Dicho esto, creo que necesito grandes dosis de sufismo para aguantar el cabreo que me ha producido la noticia sobre el informe que ayer hizo público el Banco Mundial. Un economista cretino ha incluido a España entre el grupo de países con mayor deuda pública de la UE. A partir de esa falsedad (otra más, que se acumula a muchas otras anteriores), lanza las jeremiadas habituales sobre la economía española. Algún día habrá que ajustar cuentas con los economistas y su desmedida arrogancia (cuanta más arrogancia, más ignorancia, la correlación suele ser perfecta). Parece que entre todos se han propuesto cargarse nuestra economía. Ente la histeria de los especuladores, la mala fe da las agencias de calificación y la ignorancia dolosa de estos economistas internacionales, no nos dan respiro. Por si faltaba algo, viene la triste de Angela Markel con un plan deflacionista que ya amenaza toda posibilidad de crecimiento y salida de la crisis en la UE. Llegados a este punto, que gobiernen todos estos economista y especualdores de una vez: que arrasen el sistema, algo que el proletariado nunca consiguió hacer y ellos lograrán sin embargo en un pispas, y empezamos de nuevo, construyendo un nuevo orden sobre las cenizas del actual.

    Siguen a vueltas con la reforma laboral. Me temo que ZP lo hace sin demasiada convicción, por las presiones de todo signo (de la UE, de nuestros expertos, de la derecha, etc., etc., etc.) Creo que nuestro mercado laboral es realmente injusto y debe ser reformado, pero no creo que sea la causa del alto paro, puesto que antes de la crisis España era el país que más empleo creaba de toda la UE. España tiene este comportamiento exagerado: crea más empleo durante los buentos tiempos y destruye más durante los malos. Esas fluctuaciones no se explican por la rigidez del mercado de trabajo, que es la misma en los buenos y en los malos periodos. Los sindicatos, sin insistir mucho en ello, creen que hay otros factores en juego: por ejemplo, el tamaño medio de las empresas españolas, que es uno de los más bajos de la UE, y que hace que el empresario reaccione con despidos ante cualquier shock externo, pues no tiene capacidad para ahorrar o hacer ajustes por otros lados. En Portugal hubo durante los ochenta un programa muy ambicioso para corregir este mismo problema de el tamaño excesivamente reducido de sus empresar, y consiguieron reducir notablemente su tasa de paro. Portugal, por cierto, también se diferencia de España en que tiene gasto social como % del PIB bastante por encima de la media de la UE, mientras que España está muy por debajo.

    Como dice el PP: son las 10:15 del 10 de junio y Barañaín sigue sin regresar.

  2. Me pregunto si la *incondicionalidad* al líder, a pesar de la realidad, no es una variante del amor platónico.

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    Desde 1995, 25 reformas del Código Penal. Ayer, la última. Triunfo TOTAL del *victimato* y la propiedad privada: robo en casa habitada entre 3,5 y 5 años; delito urbanístico entre 1 y 3 años. Si Concepción Arenal levantara la cabeza…

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    Enhorabuena a Amin Maalouf. Ahora más que nunca.

  3. Polonio, amor platónico es lo nuestro, que es una cosa muy bonita, como diría nuestro querido amigo Camps.

  4. 3
    Lo nuestro no es platónico, Cicuta, sino físico. Puro sexo. Fíjese que ya llegamos a la misma hora y minuto al bloggggg¡¡¡¡¡

    (para que luego digan que la pareja está en crisis)

  5. Gracias, Frans.

    Me quedo con una de las frases del artículo: «Poco sabemos del encuentro entre estos dos maestros de la tradición sufí».

    Yo no podría haberlo dicho mejor.

    Abrazos para todos.

  6. Escribir sobre el amor es una de aquellas tareas a las que, casi inevitablemente, todo escritor debe enfrentarse, para bien o para mal. Más lo segundo que lo primero, cabe decirlo, si atendemos a los resultados. Es fácil caer en lugares comunes, clichés de todo tipo, emocionalidad forzada o simplemente la confusión o el aburrimiento. Por ello es loable que alguien de la talla literaria y fama callejera de Frans van den Broek emprenda esta tarea con pluma segura y ninguna inhibición al escribirnos sobre la obra de Elif Shafak .Sin el este lugar de encuentro y debate democratico seria solo el escenario de dimes y diretes,de malos y forzados malentendidos,renuncias congenitas,alarde de suspicacias,resucitar de los muertos y algarabias varias con el solo pretexto de afirmarnos como los mejosres blogueros de la faz de la tierra y si me apuran del universo entero conocido o por conocer ,que ya no me acuerdo de donde partí ,ni de donde vine ,ni a donde voy,aunque puedo afirmar que volando vengo…jeje.

    Dicho esto son las 11:10 del 10 de junio y Barañaín sigue sin regresar….Don Cicuta se revuelcan impudicamente entre sudorosas sabanas de tercio y a medio pelo…solo faltas tu ,querid@…..JAJAJA….que nervios.

  7. Dicho esto son las 11:14 del 10 de junio y Barañaín sigue sin regresar….mientras Teoura y Don Cicuta se revuelcan impudicamente entre sudorosas sabanas de tercio y a medio pelo…solo faltas tu ,querid@…..JAJAJA….que nervios

  8. Dicho esto son las 11:14 del 10 de junio y Barañaín sigue sin regresar….mientras Polonio (perdon Teoura ..glups….jeje) y Don Cicuta se revuelcan impudicamente entre sudorosas sabanas de tercio y a medio pelo…solo faltas tu ,querid@…..JAJAJA….que nervios

  9. Una gozada leerte Frans, como es habitual, por otra parte; pero el tema de hoy, el amor platónico, me interesa bastante. Yo me quedo con algunas frases que me han tocado:
    «la evolución de los personajes desde una vida pacífica y exitosa, pero asentada en premisas falsas con relación a la vida espiritual, hasta una vida incierta pero exaltada, no sin pasar por una crisis y un torbellino social. El fuego alquímico que logra la transmutación de los personajes es, huelga ya decirlo, el amor. El amor humano en un caso, el amor divino en el otro».
    Y yo pregunto: ¿qué sería de la vida sin el amor?
    Intentaré encontrar esa obra y leerla.

    Cicuta muy bueno tu comentario tambien sobre el linchamiento de la deuda. Es interesante lo que apuntas del tamaño de las empresas españolas como posible influencia importante en la tasa de paro. Me asombra que hayan podido arreglarlo en Portugal.

    Amistad (6), ¡Oye, no exageres….. qué barbaridad!, nos vas a hacer sentir celosos al resto.

    Por cierto, las 14:17 y Barañaín sin aparecer.

  10. Iba a colgarles este artículo de El Páis, cuya lectura me produjo indignación hacia el Banco Mundial y sus peligrosos juegos, pero veo que Cicuta ya ha entrado en el blog para hablar de lo mismo. Ahí se la dejo de todos modos.
    http://www.elpais.com/articulo/economia/Banco/Mundial/estigmatiza/PIGS/definicion/erronea/elpepieco/20100610elpepieco_6/Tes/

    Frans, no he tenido tiempo para leer tu artículo que, seguro, requiere un calma de la que no dispongo de momento. Por la noche, quizás. Muchas gracias en cualquier caso.

    Barañaín, por favor, vuelva usted.

  11. Gracias D. Cicuta. Impecable desde luego, como no podía ser de otra manera viniendo de autor tan extraordinario como Tony Judt. Este intelectual judío inglés, profesor de historia en la New York University hasta que le venció la horrorosa enfermedad que padece actualmente (Leia, creo que se llama), y que le tiene postrado inmóvil absolutamente en una cama, pero que, de momento, aún no le impide en absoluto seguir pensando y hasta escribiendo al dictado sobre temas tan importantes como el conflicto Israeli-Palestino. Por favor, léanlo. Barañaín, léelo. ¿Qué opinión te merece? A mi personalmente me parece lo más juicioso e inteligente que se puede opinar sobre el tema y con ello, quiero decir, falto de prejuicios en cualquier sentido. Creo que es un análisis digno de ser leído y comentado.
    La historia ha dejado un legado de intelectuales judíos como este respetable académico, dignos de mi más sincera admiración. Tony Judt es un exponente inmejorable de dicho legado y su opinión sobre este conflicto debe ser tenida en cuenta por lo que vale.
    El debate siempre es posible cuando las razones que se exponen, son como las que expone, valga la redundancia, Tony Judt.

  12. No se si sera amor o simplemente sexo,pero escuchar hoy a Felipe Gonzalez ya Jose Luis Rodriguez Zapatero en la celebracion de los 100 años del grupo parlamentario socialista….es una experiencia de afianzamiento de conviciones politicas que este pobre ente extraterreste intentara hacer llegar a todas partes de este universo de locos.

    P.D: Para interpretar bien el significado real ,en mi escrito,de «universo de locos»,tienen ustedes que leer, sin ninguna duda, una de mis novelas de cabecera con el mismo titulo:
    «Universo de locos» de Fredric Brown.

    Otro dia les popondre que se lean «Ven y enloquece» del mismo autor,por si tienen que hacer de tripas corazon al leer cualquier entrada del Zombie Jergon..pero hoy no lo hare…jeje.

    Les aseguro que la lectura de Fredric Brown es el mejor antivirus cognitivo que conozco….JAJAJA….que nervios.

  13. ¿Habrá Boda: http://www.youtube.com/watch?v=lWvM2VlRD6k&feature=player_embedded#!

    ¿Invitareis a Jergón?: http://www.youtube.com/watch?v=FGRiz2n11kg

    ¿Y a quien más invitareis? : http://www.youtube.com/watch?v=3O7M6jnVos8&feature=related

    Buen viaje de novios: http://www.youtube.com/watch?v=y1gIz0Ef-7Y&feature=related

    A veces las cosas no son lo que parecen: http://www.youtube.com/watch?v=7AmwnWjQVhk&feature=related

    Parecen surrealistas (las cosas): http://www.youtube.com/watch?v=cRm0zE6y-Jg&feature=player_embedded#!

    Que no decaiga Barañaín: http://www.youtube.com/watch?v=N5Y4-vCyUmM&feature=player_embedded#!

    P.D. ¡Vaya Felipe González! (No ¡váyase Felipe González!) en CNN. Superior.

  14. Estimados amigos y amigas, buenas tardes.

    Tras un par de días o tres de ausencia por motivos laborales, no tengo por menos que lamentar la situación creada con Barañain. Pido disculpas porque sin duda alguna el acaloramiento y la poca corrección en las formas que servidor ha observado pueden haberse interpretado (principalmente por Barañain) como ataques «intuitu personae». Nada más lejos de mi intención, aunque pareciere lo contrario. De lo que no puedo abjurar es de mis principios: derecho a existir del Estado de Israel, SÍ. Derecho a su seguridad y a su legítima defensa (con los presupuestos generales de la misma, principalmente la PROPORCIONALIDAD de la respuesta respecto del ataque), SÍ. Violaciones de la legalidad internacional y de los derechos humanos, NO, aunque los cometa un Estado democrático de Derecho (razón de más para una mayor observancia por esa condición, precisamente) o las víctimas sean activistas imprudentes, bocazas o gilipollas. Aún en el caso de haber sido auténticos filoterroristas o terroristas, no es de recibo.

    Una corrección más: me retracto en lo que se refiere a calificar como «indefendibles» las posiciones de Barañain. Cualquier posición es defendible aquí y me he pasado siete pueblos en este sentido. Pero sí hago patente mi extrañeza por el seguidismo incondicional que una persona, indudablemente inteligente y de sentido común, hace de cada ocurrencia de un gobierno actual como el israelí, totalmente decidido a cargarse a las bravas cualquier oportunidad de paz en la zona, y compuesto por una derecha recalcitrante (Likud), jaleada por los neocons del mundo entero, y por una extrema derecha totalmente fascista y cuyo líder se ha manifestado en infinidad de ocasiones, a tal punto de llevarlo por bandera electoral, a favor de medidas que no pueden ser calificadas de otra forma que como de limpieza étnica. Aunque enfrente tenga a un grupo de tarados extremistas como Hamás apoyados por un loco peligroso como el que dirige los destinos de la antigua Persia.

    Un abrazo y reitero mis disculpas.

    Buenas tardes-noches ya.

  15. Jon. Después de leer este último post tuyo, solo quiero pedirte permiso para poder decir por ahí que soy amigo tuyo.
    Es difícil encontrar un ejemplo más claro de inteligencia, calidad humana y capacidad de tolerancia ante ideas distinas. Joder, necesitamos gente como tú en el partido socialista.
    Jon hoy me has hecho sentir orgulloso.
    por otra parte, el martes voy a una charla que imparte nuestro ex-bloguero Miguel Sebastián. ¿alguien quiere que le de recuerdos? Prometo retransmitir su charla vía blackberry.
    Si alguien le conoce, que le convenza de que se haga una foto con Pablo Franco 🙂

  16. No se pero ,ya que soy de letras,creo que la operacion de fusion fria entre Caja Madrid y Bancaja pone en manos de la derecha popular un instrumento muy potente para «establecer un instrumento de control de sus prebendas politicas»….en fin…es un suponer que me ha silbado la mosca que revolotea mi orejilla.

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