An Education y Fish tank (películas), Chesil Beach (novela)

Melinda

Una joven de 16 años revela ya toda su personalidad en el  film An Education,  exquisito y preciso en la definición de un verdadero dilema para las que teníamos su edad y sus actitudes en mi generación: el ansia de saber, la rebeldía, la curiosidad infinita por llegar a lo más hondo de todo lo que relucía a tu alrededor en el ámbito del conocimiento y de la vida. Poco relucía en España, entonces, y el ansia de conocimiento, casi instintiva en nuestro caso -porque nadie te enseñaba nada que mereciese la pena siquiera intentar aprender en ámbitos que no fuesen estrictamente técnicos- era casi imposible que no se tornara en  un vuelco radical hacia la política,  como una mera necesidad de  supervivencia. La rebeldía encontraba allí su expresión máxima. En España había, primero, que lograr libertad para poder expresarte en el más estricto sentido de la palabra «expresión» (no sé cómo no salimos todos mudos). ¿Cómo ibas a desear fieramente ir a estudiar a Oxford, aunque supieras que lo que querías era estudiar y aprender,  si ni siquiera podías intuir que existiese algo como Oxford? 

No es que fuese sencillo en otras partes del mundo: en Inglaterra, por ejemplo, donde se desarrolla este film, existía, en 1961, una sociedad pobre -muy afectada aún por la post guerra- e inmersa en un fiero puritanismo que se expresaba en el colegio femenino de la chica -estrictamente regulado por normas de obligado cumplimiento, divorciadas de la turbulencia adolescente, en las que no cabía la menor desviación de expresión individual- y en una fuerte represión paterna, orientada a que la hija consiguiera a toda costa entrar en Oxford. Pero las convicciones del padre, no muy sólidas, por otra parte, como se revela en el desarrollo de la película, no eran sino un puñado de convenciones que nada tenían que ver con la fuerte curiosidad intelectual y artística -musical- de la hija: el único interés del padre  por lograr que su hija fuese admitida en  Oxford era  que obtuviera un estatus respetable: el que él mismo, seguramente, no había logrado en su vida. La madre  es un ser en la trastienda -perfecto reflejo de las amas de casa  de su época- que sólo revive cuando aparece en escena un encantador de serpientes que corteja a la hija y que seduce a los padres en su primer encuentro con unas artes omnipotentes, aunque engañosas. Tan inexistente era el interés del padre por el desarrollo de las pasiones intelectuales de su hija que, cuando aparece el personaje de marras que la acaba seduciendo -llevándosela a París y enseñándole mundos desconocidos-, no duda un minuto, a la primera de cambio, en acceder a casarla con él, aunque eso suponía en aquel momento, por supuesto, el fin de las aspiraciones intelectuales de su hija.

El dilema sí existe para la joven Jenny, sin embargo, quien está descubriendo a Camus, al tiempo que el  seductor David – un marchante de obras de arte, bastante mayor que ella-  le ofrece viajar a París y conocer a Juliette Greco, además de  introducirla en las artes del amor con suavidad y respeto. La atracción para ella de poder vivir todo lo prohibido hasta entonces, incluido el sexo, mezclado con el glamour que le ofrece David,  desconocido en la aislada Inglaterra de entonces, vence finalmente a Jenny, quien  decide tirar por la borda su valiente y genuino esfuerzo intelectual: la estudiante más brillante de su escuela, y chelista que empezaba a dar conciertos, acaba optando por decidir casarse con su pretendiente, cuando éste se lo propone.
 
Afortunadamente para Jenny, la boda no llega a producirse nunca porque ella descubre, poco antes de consumarse, que él era un hombre casado y que todo su planteamiento de vida estaba basado en el engaño (más que dedicarse a la compra y venta de obras de arte, se dedicaba a robarlas y venderlas en subastas). Una vez más, se revela patética la postura de los padres de Jenny, quienes, más que ella, son las verdaderas víctimas del engañoso glamour por no tener otro asidero en la vida.

Esta película, dirigida por una mujer, Lone Scherfig (Copenhague, 1959), se basa en las memorias de la periodista británica Lynn Barber (1944), quien ha escrito en medios como The Sunday times, The Observer o Penthouse. De la misma directora son las películas Italiano para principiantes (2000) y Wilbur se quiere suicidar (2002).

Hace solo un par de días he visto otra película inglesa, Fish tank, dirigida por otra mujer, Andrea Arnold  (Reino Unido, 1961), que versa sobre otra adolescente de gran fortaleza, aunque ésta en la época actual y en una  contexto social digno de las películas de Ken Loach. No en vano se habla de esta directora como la nueva Ken Loach. También me ha parecido soberbia y la actuación de la protagonista, que no es actriz profesional, no desmerece nada de la actuación de la joven estudiante en An Education, (Carey Mulligan), que es también excelente.

Celebro el surgimiento de directoras de cine de este calibre que emprenden, además, la tarea de hablar de los verdaderos dilemas de las jóvenes en las sociedades de antes -fuertemente represivas en general y especialmente opresivas para las mujeres- y en las de ahora.  Sin embargo, no quiere eso decir que no haya habido y siga habiendo autores masculinos que hayan descrito con igual sutileza y profundidad los dilemas de una adolescente en una sociedad represiva, como ya he comentado en este blog, refiriéndome a  la joven protagonista de la novela del escritor inglés,  Mc Ewan: Chesil Beach.

Decía yo en aquel texto, a propósito de un artículo que escribí en defensa del derecho en España de las jóvenes de 16 años a decidir abortar sin el permiso de sus padres,  que…. «La adolescencia es una edad de turbulencias, de descubrimientos, empezando por el de la identidad propia, a menudo de fuerte rebeldía, de secretismo, de alejamiento natural de los padres. Es también la edad en que los jóvenes de hoy día suelen iniciarse en el sexo. Muy temprano, dicen algunos (especialmente refiriéndose a las chicas, por cierto); pero cabría preguntarse si lo es o no lo es, y si es mejor o peor iniciarse a esa edad o ser víctima de una represión puritana como la admirablemente descrita por el novelista McEwan en su reciente novela, Chesil beach, en la que una joven de 20 años, en la Inglaterra de 1961, no puede vencer la repugnancia infinita que, en la noche de bodas, le produce el sexo con su novio -al que por otra parte adora- . En esta novela, la fuerte represión de la chica se revela nefasta para su felicidad futura.»

¿Qué tienen para mí en común estas tres obras (An Education, Fish Tank, Chesil Beach)? Un análisis profundo y nada común de la psicología femenina en esas edades, cuando se enfrentan a fuertes  limitaciones sociales que rodean el desarrollo de sus tres protagonistas: las  tres  jóvenes mujeres comparten una gran curiosidad, gran fortaleza de espíritu y gran inteligencia,  y esto las lleva a rebelarse poderosamente contra sus circunstancias, creándoles grandes y a veces irresolubles dilemas entre su educación y el amor.  Los desenlaces son distintos: en Chesil Beach, la joven no logra vencer su propia represión sexual y se retira del amor para refugiarse en su plácida y silenciosa vida de estudio, música y recogimiento. Jenny, la protagonista de An education es la que sale mejor parada por tener la oportunidad de vivir su impulso de libertad y poder compaginarlo, al fin, con sus pasiones intelectuales; pero su tutora en la escuela, la única profesora que no la critica duramente cuando ella decide dejar los estudios y casarse con David -y que la ayuda a que la readmitan  en la escuela, cuando Jenny comprueba que ha sido engañada por su pretendiente-, es otra mujer que, como la protagonista de Chesil Beach, sí había renunciado al amor por desarrollar su intelecto, y por eso se muestra algo más comprensiva con el dilema de Jenny.

En Fish Tank, el contexto social e histórico es muy diferente,  y  también distintos los dilemas de la joven protagonista: no estamos en la Inglaterra de 1961, como en los otros dos casos, sino en 2009. No se trata de una familia de clase media, sino de una adolescente de una familia sin padre y sin recursos, en la que la madre es un ser inmaduro y absolutamente descarriado. La protagonista, Mia, es expulsada de su escuela de barrio bajo porque es un ser fiero y rebelde que apenas logra entenderse con nadie. Pero no cae en el infierno de las drogas ni en el descarrío de su madre, lo cual, sin duda, no habría resultado difícil en aquel contexto. El film te va mostrando un ser de gran sensibilidad, atractivo e inteligente, que va sabiendo agarrarse a los pocos, poquísimos, asideros a su alcance: un ligue fortuito de la madre que, circunstancialmente, la motiva a ella a perseverar en la única actividad a la que dedica horas y en la que muestra gran talento: el baile. Este hombre, que la admira por su baile y que quizás fuera la única persona que hasta entonces la haya tratado con  respeto, le  procura la mínima dosis de autoestima que ella necesita para huir de aquel infierno sin futuro -que era la vida con su madre- e intentar salvarse.

Es muy posible que en las sociedades occidentales de 2009 ya hayamos dejado atrás -quizás para siempre- los dilemas de las mujeres jóvenes de 1960, que hoy podrían empezar a parecernos absurdos: tener que elegir entre educarse y profesionalizarse o amar y ser amadas. Es un enorme paso adelante, en cualquier caso. En la película Fish Tank, el condicionamiento  de clase es quizás el  fundamental, pero tampoco puede obviarse el factor del género: las familias monoparentales de clase baja suelen ser un medio familiar extremadamente difícil en el que una madre intenta sacar adelante a unos hijos/as  que, dada la escasez de recursos, la falta de un padre y  la poca estabilidad ocupacional y/o psíquica de la madre, a menudo no logran salir adelante. No en vano, en los países avanzados este tipo de familias recibe subsidios del Estado por considerarse que constituyen uno de los grupos sociales más vulnerables y necesitados.

Fish Tank, por lo tanto, es una obra muy actual en la que la  directora se fija en una familia compuesta por tres mujeres: la madre, la protagonista e hija mayor, Mia -de 15 años- y una hermana de 9 ó 10 que anda a la deriva continuamente, sin nadie que siquiera repare en ella, mientras consume su ocio fumando marihuana con una amiga. La película termina con la esperanza de la huída de Mia y el desgarro que siente  la menor  al verla abandonar el hogar materno.

10 comentarios en “An Education y Fish tank (películas), Chesil Beach (novela)

  1. Buenos dias Melinda,caballeros callejeros y cabelleras al viento:
    Agradezco a Melinda que a pesar de la que está cayendo nos hable de lo que le estimula su intelecto.
    Yo sin embargo estoy en plena tarea,que como vosotros sabeis,es terminar con la barricada que le estoy construyendo a Zapatero alrededor de «El Alamo»(La Moncloa ,para los mas despistados).
    En fin ,hoy me ha dicho un pajarito que en «El Alamo» estan muy contentos,porque Zapatero se ha hecho la foto con los paises hispanoamericanos ,en representacion de la Union Europea y que los paises hispanoamericanos han retradao al Partido Popular tal y como ellos advierten de sus ingerencia en contra de la politica internacional del ejecutivo español.
    Asi que han retratado a Aznar ,el PP y sus FAES como verdaderos involucionistas.

    En fin,esta buena noticia no significa que deba de seguir en mi aportacion a mantener el Gobierno de zapatero a salvo de ese ataque inmisericorde de los poderes facticos …..asi que os dejo ,con las sutilezas de Melinda…jeje.

  2. Las ganas que tengo de terminar con la instalacion de barricadas me han hecho decir lo contrario a lo que estoy haciendo:

    En fin,esta buena noticia no significa que deba especular con la oportunidad de mi aportacion a mantener el Gobierno de Zapatero a salvo de ese ataque inmisericorde de los poderes facticos,a pesar del apoyo recibido por los dirigenes sudamericanos y Caribeños …..asi que os dejo ,con las sutilezas de Melinda…que las alambradas de puas electrificadas hay que ponerlas con sumo cuidadito…jeje.

  3. Oye, chicos, no esperaba dejaros mudos (como en el 61), pero ya veo que la cosa va por ahí. No me ofendo en absoluto si entrais a hablar de cualquier tema que os inquiete como los coyunturales habituales, olvidando por completo mis reflexiones. Venga, ánimo.

  4. Excelente artículo de Melinda. He visto la película An Education, pero no he leido la novela Chesil Beach. Las 2 protagonistas son de los años 60s y de clase media alta. Melinda reflexiona si los problemas morales o existenciales que mujeres adolescentes encontraban en aquella época pueden ser los de jovencitas de hoy en día con la gran libertad de costumbres actuales. Dejemos de un lado que esto no ocurre todavía en jovencitas que se están educando en colegios de ideario conservador y mucho menos en paises del tercer mundo. En la película la jovencita se encuentra con un sinvergüenza especialista en ligar con adolescentes y que sabe que debe andar con mucho cuidado, ir muy suave y dulzura, para poder tener una relación sexual satisfactoria. Él es un buen gourmet, no quiere violar sino disfrutar y sabe que para ello debe intentar que disfrute ella también. En la novela, la repugnancia que siente ella en su noche de bodas puede deberse a una educación represiva de ella y, seguramente, también de él, que da la impresión de que o es un bruto o ha carecido de experiencia sexual amplia previamente. Plantea Melinda si las jovenes deben iniciarse en el sexo muy temprano o no.»Muy temprano, dicen algunos (especialmente refiriéndose a las chicas, por cierto); pero cabría preguntarse si lo es o no lo es, y si es mejor o peor iniciarse a esa edad o ser víctima de una represión puritana como la admirablemente descrita por el novelista McEwan en su reciente novela.»
    Esto me recuerda cuando yo en aquella época me confesaba de bailar agarrado y el cura me comentaba que «no te das cuenta del daño que les haces a ellas». Si porque ellas tienen la sensualidad todavía dormida y es mucho mejor que se les despierte mas adelante. Bueno el mundo ha cambiado mucho. En primer lugar, antes las mujeres tenían como primer objetivo en la vida casarse y ya se sabe que los hombres desprecian a las mujeres que ya han tenido relaciones sexuales. Hoy en dia una mujer sabe que su primer objetivo – haya recibido una educación represiva o no – es encontrar una profesión. Mantener la apariencia de joven casta ya no tiene el mismo valor y con la libertad de poder salir de noche hasta la mañana siguiente es muy difícil que una joven no disfrute de la noche hasta acostarse con un tio. Por tanto, la mujer sabe que ante todo debe conseguir su independencia económica y, en esta situación, toparse con un hombre que tiene recelos de casarse porque ella no es virgen, es muy secundario. También ha cambiado otro postulado de la educación anterior, y es el del matrimonio como objetivo para toda la vida. La cantidad de familias monoparentales que hay actualmente es la mejor prueba de ello. Paradójicamente, incluso para aquellas mujeres cuyo principal objetivo en la vida fuese el de tener y educar a hijos, es muy conveniente que se busquen antes su profesión que a un padre de familia que no se sabe cuantova a durar. Por tanto, completamente de acuerdo con Melinda en que nunca es demasiado temprano para educarse y probar la sexualidad. Lo único importante es saber si tu compañero de experiencias sexuales es un bruto o sabe que hay que ir con cuidado. Por lo demás felicito a Melinda por su capacidad de resumen de películas o novelas. Lo de Fish Tank esta un poco forzado. Como dice Melinda es otra época y una clase social mucho mas baja, donde los problemas de la joven adolescente no son superar una educación restrictiva.

  5. Tres obras de arte que no he visto o leido y que, a raiz de esta entrada en el blog, voy a ver y leer. Muy interesante lo que escribes, Melinda, y muy actual, pero en otros contextos. En las sociedades musulmanas, por ejemplo, la mujer puede verse, y de hecho se ve, ante dramas similares que pueden obstaculizar su desarrollo como persona. Pero no sólo, muchas sociedades tradicionales o sectores tradicionales de sociedades modernas siguen imponiendo severas cargas morales o conductuales sobre la mujer. Los tres casos que describes pueden verse, mutatis mutandis, en otras partes, en suma, y en Europa o America también, aunque existan aquí medios legales para controlar los posibles excesos del celo familiar o religioso. Hay mucho por hacer todavía. Gracias Melinda.

  6. Lo que más me gusta de las crónicas cinematográficas de Melinda es que son tan vívidas que me eximen de ir a ver las pelis de las que habla. Habiendo leído el artículo, ya no me hace falta verlas, qué quieren que les diga. ASí, no he tenido que ver La cinta blanca, que seguro que me hubiera dejado muy mal cuerpo.

    Aprovecho para mencionar otra película: Habitación en Roma. La vi el día de su estreno y, aunque no soy precisamente fan de Medem, la disfruté enormemente. En mi modestísima opinión, creo que Medem es un excelente director y un pésimo guonista (como tantos otros colegas suyos de profesión, empezando por Almodovar: Medem escribe textos opacos y metafísicos, Almodóvar culebrones europeos para la clase media, pero luego dirigen muy bien). Pues bien, la ventaja de Habitación en Roma es que no tiene guión de Medem. Se basa en una película chilena insustancial, «En la cama» creo recordar que era el título; es, como dicen los cursis, un remake. Lo mejor de Medem es su pasión por las mujeres. Siempre busca unas actrices muy sensuales y atractivas. En esta ocasión se supera con la elección de Elena Anaya, que es un bellezón e interpreta de maravilla su personaje. Se trata de la historia de dos chicas jóvenes que, lejos de sus casas, ligan una noche. La película es muy sensual, aunque apenas erótica (desarrollen ustedes la diferencia) y cuenta una historia de amor apasionada con hondura, sensibilidad y mucho gusto, o eso me ha parecido a mi. Las chicas que salen, la española y la rusa, no tienen nada que ver con las mujeres de las que habla Melinda en su artículo. Son de otro tipo, que también vale la pena contemplar.

  7. En hora buena por la publicación del articulo, Melinda.

    Es curiosa la no referencia a la religión cuando se habla de represión sexual en este escrito. Nos la damos de modernos pero obviamos detalles que podrían poner en entredicho nuestra educación. La gran mayoría de los que pasamos de los 50 recibimos una educación machista, separando géneros en las escuelas y demonizando el sexo. Hoy en día al hacernos adulto podemos tomar conciencia de nuestro ser y decidir libremente el sentido de nuestras vidas, pero siempre acaba pesando la educación recibida, de una u otra forma. Los valores que se nos han inculcado de pequeños acaban aflorando a la hora de educar a nuestros hijos. La mayoría acabamos pensando que hacemos bien si reprimimos, pues así nos educaron y tan mal no hemos salido.

    Como siempre tenemos miedo a lo desconocido y no nos atrevemos ha dejar de ser lo que nuestros padres y abuelos desearon que fuéramos, sería como traicionarlos. Repetimos inconscientemente, de forma automática, sin dudar, sin pensar, lo que aprendimos de ellos, sin darnos cuenta de que, como dice Magallanes, «el mundo ha cambiado mucho» y que seguirá cambiando mientras nosotros nos aferramos a valores que han dejado de tener sentido para la mayoría de los jóvenes en la sociedad de la información e internet.

    Mas vale darse cuenta tarde que nunca:

    http://www.youtube.com/watch?v=y8laMl604CU&feature=player_embedded

    http://www.youtube.com/watch?v=KHi2dxSf9hw&feature=player_embedded#

    Demos valor a la vida como un nuevo recurso de riqueza y nuestros hijos nos lo agradecerán.

    Saludos futuristas…. jejeje.

  8. Bueno, Bueno, ya veo que, al final, algunos os habeis animado. Te aseguro Frans que ninguna de las tres obras te defraudará. Me alegro haberte incitado a conocerlas. No así a D. Cicuta, pero ya me lo temía en su caso, aunque yo sí siento cierta curiosidad por ver la que menciona: Habitación en Roma (confieso que Medem no me ha gustado nada hasta la fecha, sin embargo).
    A Magallanes… le diría que, en principio estoy más de acuedo con sus artículos de economía que con sus reflexiones sobre mujeres/hombres. Te diré, Magallanes, que la joven de Chesil Beach no se encuentra con ningún «burro». Era un buen chico y también sensible; simplemente, tan inexperto y joven como ella. La represión la tenía ella dentro y bastante profundamente, y creo que el dilema del que hablo entre amar y desarrollar tu intelecto tenía algo que ver, también, con su salida de pata de banco, a pesar de sí misma, huyendo playa abajo. Pero es en Jenny donde ese dilema adquiere toda su crudeza. ¿Que el tipo era un sinvergüenza? pues sí, pero las cosas no son nunca tan negras o blancas porque lo cierto es que el tipo se enamoró de ella y la trató con mucha delicadeza durante toda su relación. Y en cualquier caso, su dilema podía haberse manifestado igualmente aunque el tal David no hubiera sido un sinvergüenza: bastaba con que hubiera sido un hombre al uso de la época, 15 años mayor que ella, y que la hubiera ofrecido el oro y el moro, además del matrimonio. Hubiera bastado para que ella, en aquella sociedad y aquel momento, hubiese tenido que optar por casarse con un señor y ser «la señora de» o seguir siendo Jenny: una joven llena de curiosidad intelectual y artística que le gustaba explorar su libertad. Lo que yo quiero decir es que en aquella época las dos opciones se presentaban a menudo como incompatibles. Las familias no eran de clase media alta, sino más bien, especialmente en An Education, una clase media muy ramplona.

    No creo que la problemática de Fish Tank esté traída por los pelos. Recomiendo esta película vivamente por su frescura y porque retrata la problemática de las familias que describe con extraordinaria lucidez. Es interesante descubrir que aún cuando el ambiente no se preste a sensibilidades ni dilemas como los anteriores, la protagonista sí es un personaje comparable a las otras dos jóvenes en que logra sacar adelante lo mejor de sí misma, no dejándose embaucar por nada ni por nadie. Y ella sí que lo tiene difícil.

    Discrepo bastante con las reflexiones de Fort Barberá. Eso de que «la mayoría de nosotros acaba pensando que hacemos bien si reprimimos a nuestros hijos» etc. La religión, por supuesto, estará en el origen de las represiones sexuales. No en vano describo la Inglaterra de entonces como una sociedad fuertemente puritana. Pero en las obras que analizo, no hay mención explícita alguna a ella ni se ve por ningún sitio. Aparece la represión, pero no la religión. No hablo de la Cinta Blanca, ni de la España de la época, donde no hubiera podido obviarla. Nunca he sentido, por otra parte que estuviera traicionando a mis padres o abuelos educando a mi hijo como lo he hecho. Bien al contrario. Más sutileza, caballero.

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