Así no

Meritxell Nebot i Pedrol

Informes hay para todos los gustos y colores. Informes que afirman que los niños son vectores de transmisión de la covid-19, informes que demuestran justamente lo contrario. Por informes que no sea, pero que lleguen así en degoteo y de lejos, nunca como información directa a las direcciones de los centros educativos y menos directamente al profesorado. Porque ¿para qué? Si todas sabemos que los maestros y maestras no son exactamente profesionales a quienes les interesen ese tipo de cosas, sinó más bien guarda-críos con algunos estudios al servicio de los mercados. Porque así nos sentimos las docentes cuando estos días hemos oído una y otra vez que debemos reabrir las escuelas porque los padres y madres, las personas cuidadoras, deben volver a sus puestos de trabajo. Porque debemos reactivar la economía del país. No seré yo quien diga lo contrario: ni es mi campo, ni estoy suficientemente informada para opinar al respecto. Pero permítanme dar mi opinión sobre algo que sí conozco bien: cómo funciona la escuela.

Una escuela no es un parquin para los hijos e hijas de los obreros. Esa mirada hace tiempo que quedó algo anticuada, señoras. Las escuelas son comunidad, son espacios de socialización y aprendizaje para el cual se necesitan, curiosamente, las dos primeras. No puedo entender la educación de otra manera. En las aulas nos sentamos cerca de nuestros alumnos y alumnas para escucharles con detenimiento; los abrazamos cuando se sienten desalentados o solos; les damos la mano para acompañarlos si lo necesitan. Por no hablar de algunos detalles sin demasiada importancia como que las niñas y niños se mueven, chocan las manos, suben a caballo, comparten sus cosas, se hacen rasguños en las rodillas que alguien debe cuidar, necesitan en algunos casos ayuda para limpiarse después de ir al baño, e incluso a veces, estornudan a discreción. Así pues ¿no es, como mínimo, gracioso que nos pidan que tengamos a los niños y niñas sentados a 2 metros los unos de los otros, con espacio delimitado en los patios, y a la vez garanticemos unas mínimas condiciones de higiene por el bien de todas nosotras?

Es voluntad del Departament d’ Educació de la Generalitat que todos los niños y niñas que lo necesiten puedan ir a la escuela en breve porqué debemos tener clara nuestra vocación comunitaria. Ahá. Y yo me pregunto: ¿A qué escuela se refieren? ¿A un lugar donde dará miedo tocar, donde no podremos actuar de forma espontánea, donde no podrán vernos la expresión porque llevaremos mascarilla? Abrir las escuelas en estas condiciones será contraproducente. Así, no señores! Como siempre, cuando hablamos de la escuela, las personas que la formamos nunca estamos en el centro del debate. Nunca. Y menos los docentes. Porqué si se concluye, en esos informes de los que hablaba al principio, que realmente los niños y niñas no son potenciales agentes de contagio ¿qué se supone que hemos estado haciendo todo este tiempo manteniéndolos alejados de nuestros mayores y de sus espacios de relación? ¿Hasta hoy se necesitaba prudencia pero ahora que la economía tiembla a un 5.3 en la escala de Richter nos entran las prisas? Y si, en caso contrario, todavía se sospecha de la posible acción contagiosa de los pequeños y pequeñas, ¿estamos empujando a los docentes a espacios de riesgo para ellos, sus familias y en consecuencia, su entorno cercano?

En la comparecencia del jueves 20 del conseller Bargalló no se dieron garantías de que se puedan hacer test al personal docente y PAS (cosa que sería un detalle), no ha quedado del todo claro como debemos proceder con los profesores que son población de riesgo, no he acabado de entender qué deberé hacer si, además de maestra soy madre de niños en edad de ir a la escuela e hija de personas mayores de 70 años. ¿Ir a trabajar protegida con mi epi hecho de prudencia y sentido del deber comunitario?

Yo que voy a tener que estar ahí, el día 1 de junio, o el 8 o cuando sea que consigamos cruzar la pasarela y pasar a la fase 2, y debo desempolvar mi vocación de servicio que según el conseller Bargalló debía tener olvidada en algún rincón, pienso en lo más importante de la escuela, las personas que la forman, los niños y niñas y no lo veo claro. Nada claro. No sé exactamente cómo debemos volver a las escuelas, pero así no, señores, así no.

2 comentarios en “Así no

  1. Nueva autriz? Bienvenida. Coincido. Si los niños son los más asintomáticos de todos, serán también los más dificiles de detectar y por tanto los más peligrosos en términos de rebrote. Porque, además, son los que menos cumplen las normas, como es lógico. Por tanto, llevar a un niño enfermo pero asintomático al cole implica exponer a todos los demás y a los profes y a las familias de todos ellos. Ya, pero es que si no los padres no pueden trabajar. Ya, pero se supone que estamos a atajar la pandemia. Si todo sale bien, perfecto. Si no, habría sido más barato que el Estado contratara niñeras a domicilio. Y de paso se contiene el desempleo. Ya, pero eso es demasiado complicado y un poco rojo. Vale…

  2. Lo mejor que puede hacer es adoptar el modelo del gobierno Vasco que consiste en una extensión de la ministra estricta : cada uno que se arregle como pueda , siempre respetando reglas de prudencia y sentido común.
    El efecto balsámico está asegurado y reconforta. El virus es, en efecto, un enigma, y nada mejor que aproximarse en círculos , con cuidado , observándolo de cerca. Toda prudencia es poca. Y en realidad , mejor se van de vacaciones y en Septiembre Dios dirá. Esto es exactamente lo que debe hacer.

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