Aitor Riveiro
Muchos meses después, estamos en el mismo punto: el juez está a punto de abrir juicio al presidente de la Generalitat, Francisco Camps, por lo que el fiscal ha calificado como un «delito continuado de cohecho impropio», y el PP de la Comunidad Valenciana ha retado a la dirección nacional al proclamar al propio Camps como candidato para las próximas elecciones autonómicas de mayo y pedir a Génova que valide la decisión esta misma semana. En concreto el próximo jueves, cuando el Comité Electoral Central (CEC) del PP aprobará y anunciará oficialmente que la número 2 de Mariano Rajoy, MarÃa Dolores de Cospedal, aspira a presidir Castilla-La Mancha.
La trampa de Camps es doble. Por un lado, según los estatutos del partido, el PPCV no tiene competencias para decidir las listas autonómicas, sino que es el CEC quien debe hacerlo, mientras el aparato regional se limita a presentar su propuesta. Esto permite a Génova marcar los tiempos, algo que Rajoy ha demostrado que sabe hacer a la perfección. Sin embargo, como ya ocurriera cuando el TSJ valenciano imputara por primera vez a parte de la plana mayor del Gobierno y del PP de Valencia, el pez chico quiere aprovechar la pasividad del pez grande para hacerse con la presa.
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