Tenemos solución

Diego de Ojeda

Nuestra situación económica es dramática y las perspectivas de futuro son poco halagüeñas. La espiral de recortes que desde mayo de 2010 pretende aplacar la presión de los mercados financieros, sólo ha generado más paro, más deuda pública y una nueva recesión que se prevé insoportablemente duradera. Cada vez son más los ciudadanos afectados directamente, con el consiguiente incremento de la tensión social, que viene acompañada de un peligroso desencanto y escepticismo ante una clase política que no consigue formular alternativas para romper el círculo vicioso.

Debería haber sido evidente desde el principio de la crisis que la disciplina presupuestaria y la racionalización del gasto público no conseguirían equilibrar los presupuestos sin una revitalización paralela de los ingresos públicos, en caída libre desde el estallido de la burbuja inmobiliaria. En los últimos tres años, los paupérrimos resultados cosechados por la austeridad extrema abrazada voluntariamente por Gran Bretaña, Lituania, Letonia y Estonia, y todavía más claramente por el corsé impuesto a Grecia, Irlanda y Portugal dentro de la Eurozona, han convencido hasta a sus más fervientes guardianes de la insuficiencia de las recetas neoliberales.

Sigue leyendo