Arthur Mulligan
El artista holandés Constant Nieuwenhuys (1920-2005), conocido simplemente como Constant, concibió entre 1956 y 1974 una de las utopías más audaces del siglo XX. Su proyecto «New-Babylon» esbozaba el sueño de un hábitat artificial para una humanidad nómada, completamente libre para vivir donde quisiera y como quisiera. En esa sociedad liberada de la necesidad de trabajar gracias a las máquinas, los neobabilonios podrían dedicar todo su tiempo al juego y al desarrollo pleno de su creatividad. Con este nuevo diseño se superarían los problemas derivados de la concepción de las ciudades y de los dos sistemas económicos enfrentados del capitalismo y el «socialismo real».
Por increíble que parezca, este digno representante de la internacional situacionista pretendía un modelo revolucionario diferente al soviético o al chino, ya que los situacionistas veían en la sociedades comunistas una alienación similar en el fondo a la del capitalismo Occidental.
Así pues la labor de la IS no tendría lugar en el campo de la infraestructura económica, sino en la superestructura cultural. Las condiciones de producción ofrecían unas nuevas posibilidades con respecto a las cuales la acción política revolucionaria se había quedado retrasada. La mecanización creciente del trabajo estaba produciendo un aumento del tiempo libre del proletario. Y este tiempo libre se había convertido en el principal campo de batalla, ya que la clase dominante (la burguesía) se servía de él para generar “un vasto sector industrial del ocio, que es un incomparable instrumento de embrutecimiento del proletariado, esto es, de alienación.
Y así comenzaría la batalla del ocio, intentando convertirlo en un arma de liberación y de concienciación de clase.
La sociedad futura que resultaría de la revolución estaría caracterizada por la conversión de todo tiempo en tiempo de ocio, puesto que la producción sería realizada por máquinas. Siguiendo al famoso filosofo e historiador holandés Johan Huizinga, el homo ludens sustituiría al homo faber.
A pesar de la insistencia del grupo en que sus propuestas eran factibles, apenas quedó algo que pudiera llevarse a cabo.
Pero nada de todo esto sabíamos en España durante los años 70, sometidos a un régimen que realmente significaba un corsé de opresión, rancio y brutal dirigido contra las fuerzas de progreso económico que de manera creciente influían nuestras ciudades.
Los neobabilonios, al igual que sus predecesores, dejaron una herencia cultural sofisticada cuyas manifestaciones se impregnaron de esa fiebre ardiente que produce la fe en las utopías que persiguen en cualquier tiempo abandonar el desierto, pero para las generaciones que salían del franquismo la única Babilonia existente era la de toda la vida, la bíblica, la de la Torre de Babel, con jardines colgantes y artistas que a la hora de elegir se decantaban más bien por el pecado que por la virtud, por la sombra de las palmeras que por los rigores de una arena sin mar.
¿Cómo íbamos a comprender con ese bagaje interno a los sacerdotes de una nueva religión cerebral enfriada por la locura?
Afortunadamente comenzamos a viajar para conocer el resultado de otras fiebres en la cara de los funcionarios uniformados que controlaban los pasaportes en la Checoslovaquia invadida, muy parecido a los caballeros falangistas mutilados que tenían reservado asiento en los transportes de antes de ayer.
Y también vimos a funcionarios chinos en París vendiendo el Libro Rojo en su embajada y logotipos de partidos maoístas enfrentados por los muros.
Y leímos cómo el embajador cubano Alejo Carpentier dejaba su coche oficial dos paradas antes de coger el metro, algo que reproduciría fielmente el Vicepresidente Iglesias décadas después en Madrid, para llegar en taxi a un mitin.
Así hasta el dominó feliz y decadente del socialismo realmente existente que aún repta dolorido en los manglares de la historia junto a otros regímenes que compiten en brutalidad y opresión de sus sociedades.
El descrédito de los partidos comunistas contaminó de tal manera a la izquierda que desnaturalizó los esfuerzos de la socialdemocracia por sobrevivir una vez que su programa reformista fue asumido en sus grandes líneas (salud, educación, pensiones y protección social).
Sin embargo, lo cierto es que amplios colectivos se han visto apartados de los beneficios de una economía globalizada que favorece la exclusión de intermediarios que aportan escaso valor añadido en las nuevas cadenas de fabricación y distribución, además de aquellos expulsados por la aplicación intensiva de las nuevas tecnologías, apareciendo nuevos modos de representación con claros sesgos populistas.
Y de repente apareció él.
Pedro Sánchez no es el continuador natural de aquel partido socialista fundado en 1879, cuyos militantes afiliados y simpatizantes cultivan el pedigrí de su origen; de alguna forma, se dicen, nosotros portamos la antorcha de aquel movimiento primigenio, el símbolo reconocible de la justicia social, la encarnación institucional de los nobles ideales que hacen progresar a la sociedad.
Porque en realidad no ha habido un mismo partido socialista, un partido con una marca indeleble que recorra su historia al modo que puede hacerlo la iglesia católica, su doctrina y los ritos de paso de su magnífica liturgia, su infiltración en los poderes de este mundo para su mayor gloria, y la colonización escrupulosa de sus conciencias.
El PSOE como el PSD conservan la marca pero han sido distintas cosas :
Un partido exterior al sistema en los 30 primeros años desde su fundación hasta cuando obtuvo el primer diputado; un partido dirigido por Largo Caballero, un violento insensato que se subleva contra el régimen que ayudó a construir y uno de los corresponsables de la Guerra Civil Española; un partido de ancianos custodios en el balneario de Toulouse; un partido que se reinventa con Felipe González para encauzar ordenadamente la Transición con un carácter institucional fuerte y que no ha cedido jamás a la tentación de traspasar sus propios límites: ni en 1993 cuándo perdió la mayoría absoluta y se dispuso a gobernar en minoría a pesar de que un acuerdo al estilo Frankenstein le hubiera podido dar una mayoría de 203 diputados; tres años después- cuando Aznar ganó por los pelos-, Felipe González podría haber obtenido por el método Frankenstein 186 diputados; 199 con Zapatero en 2004 y 193 en 2008.
Recordemos: en 2015 Sánchez podría haber logrado 186 diputados y 180 en 2016 pero el PSOE no se lo permitió, desatándose una crisis profunda que contó con la esencial colaboración de un partido popular empapado en la corrupción, un partido como Vox marcado por una teoría regresiva, influida en parte por la subversión catalana, y por la falta de unidad interna del bloque conservador.
Una situación perfecta para alguien descrito por Arturo Pérez Reverte como valiente, inmune, pistolero que abate a los sicarios que mataban en su nombre y que se caracteriza además por malo, chulo y ambicioso: un killer. Sus ideas no tienen ningún interés, jamás una frase, un discurso o un mínimo texto, ha dado lugar a un debate de ideas. Es un aventurero y un impostor. La egolatría es su credo. Gana a los demás porque no se detiene en el límite. Miente como respira, es decir, con naturalidad. Es populista, caudillista, inorgánico, plebiscitario, ideológicamente delicuescente y ecléctico en materia de alianzas.
Ha reconvertido el partido socialista (tras el comprensible y merecido trauma de su expulsión por meter papeletas en una urna ¡nada menos que en el Comité Federal!) en un partido invertebrado al servicio de su poder personal. Solo responde ante los afiliados que es como decir ante nadie, ya que carece, al igual que Podemos, de instancias consultivas o moderadoras.
Y aquí volvemos a nuestra Babilonia patria, porque su final, ya próximo por probable linchamiento de acreedores, será bíblico o volcánico, dejando tras su paso un partido que volverá al desierto, a una larga travesía en justa expiación de sus pecados por haber elegido a semejante sujeto.
Su forma de ejercer el poder ha sido la confirmación de sus vicios de origen, una amalgama de una fuerza institucional y sistémica con todos los elementos contrainstitucionales y antisistema.
Una alianza que es negativa, un Frankenstein que funciona como una asociación extractiva cuyo fundamento se basa en arrancar ventajas mutuas y del cual no cabe esperar progreso alguno por carecer de un objetivo compartido, de tal modo que es fuerte mientras exista una ganancia propia, pero si la realidad se convierte en amenaza existencial -como ahora se presenta entre, pongamos por caso, Ione Belarra y Úrsula von der Leyen- se trata de ganar tiempo por todos los actores para intentar equilibrar mal que bien los mensajes sin comprometer esa coalición negativa, algo que cada vez se hace más difícil.
En este equilibrio metaestable cualquier noticia, cualquier crisis de suministros básicos, el afrontar una escasez energética o una escalada sostenida de precios o, incluso, el mínimo embate de la oposición, del poder judicial, de las instituciones europeas o del inevitable convidado inadvertido, consustancial a toda crisis, puede dar al traste con este gobierno y con su líder.
Muy interesante lo de la nueva Babilonia, que desconocía completamente. Y coincido en que Sánchez me resulta poco confiable y poco profundo. Pero de ahí a que sea Mefistófeles… O a que su gobierno esté a punto de caer… Lo último me parece bastante wishful thinking… De lo cual me alegro porque cualquier alternativa viable me parece infinitamente peor.
Una crisis económica suele ser muy perjudicia,l en términos electorales, al partido que en ese momento gobierne. Frecuentemente caen o se obligan a gestionar coaliciones, muchas veces antinaturales, y en las que la inestibilidad y riesgo de pérdida de apoyo popular suele ser habitual.
¿Que puede perjudicar más a Pedro Sánchez, la situación económica y su desarrollo futuro, o la coalición Frankestein?
Mi opinión es que se impondrá más en el futuro la gestión política y sus consecuencias, tanto por cómo reacionan sus apoyos en lo ideológico y en lo identitario, que el económico, y me explico.
A lo largo del pasado 2.018 ya se notaba una desaceleración económica y que amenezaba con la vuelta a tensiones propias de inicios de crisis, en la que previsiblemente nos adentraríamos, despues de unos años de bonanza y recuperación de la gran crisis financiera del 2.008. Los años 2013/2.017 lo fueron de recuperación, y si bien el motor de la construcción siguió muy ralentizado en nuestro pais, el del turismo pudo compensar bastante esa carencia.
Pero, hete ahí, que llega la pandemia.
Mi opinión es que la paralización sufrida por muchos sectores económico, unos y otros en mayor o menor medida, han acelerado el tempo de la previsible y cíclica desaceleración, llevándono de golpe a caer en profunda sima en terminos PIB y empleo. La duda es como altera la pandemia la logitud del previsible ciclo económico depresivo y de que marera le afectan otros factores que irrumpen asimismo al mismo tiempo. A nivel Europa, tenemos el fuerte apoyo del BCE y la anunciada ayuda económica a los paises más afectados y necesitados por parte de los dotados. Por otro lado tambien tenemos el desajuste que a nivel mundial están representando las tensiones de suministro, tanto por escasez, real o forzada, de primeras materias, como por problemas logísticos de todo tipo que afectan asimismo a los mercados.
Por todo ello ,mi impresión es que, de la habitual etapa de lenta agonía y asimismo lenta reactivación propia de un ciclo económico al uso, hemos pasado al de súbita muerte y una previsible más rápida resurrección. Creo que con todo ello se va a cortar, como mínimo un año, el ciclo depresivo y el 2.023 estaremos nuevamente a buen rendimiento.
Cómo afectará al actual gobierno, por un lado la reactivación economica y los efectos de la crisis y las previsibles medidas que se tendrán que tomar a la salida de la misma para reducir el déficit, y por otro las tensiones políticas, será la incógnita a despejar. ¿ Tendrá Sánchez capacidad o suerte para torear ese toro que se le vendrá encima ?
Ya se verá.
Es mi opinión, por lo que pueda valer.
Coincido, por tanto, con el articulista en que serán los factores externos los que influirán de manera importante en el devenir de Mr. Sánchez, pero creo que será la adaptabilidad a la situación por parte de sus apoyos, o sea, como renuncian, o no, y de que manera a sus intereses, lo que determinará su futuro político.
Se me olvidó resaltar el positivo papel que los ERTEs de la ministra Bañez, gestionados ahora por la ministra Díaz, están teniendo como barrera de contención del empleo.
Buenos dias, los ERTEs no son de la ministra Bañez, ya le gustaria.
Los ERTEs llevaban estando el el ordenamiento laboral desde hace tiempo y eran la cosa que siempre salia a colacion reforma tras reforma desde los 80. Siempre se los toco, por cierto, muy especialmente las dos reformas laborlaes de los Gobiernos de ZP, 10 y 11, una de ellas con huelga general. Lo que pasa es que no se han usad de forma generalizada hasta hoy.
Lo que es de la Ministra Bañez, debemos enteder porque la hizo el gobierno solo , sin sentarse con nadie es la Reforma del 12 la «reforma laboral muy agresiva» que iba diciendo de Guindos por ahi como el que luce paquete.
Buenos dias, los ERTEs no son de la ministra Bañez, ya le gustaria.
Los ERTEs llevaban estando el el ordenamiento laboral desde hace tiempo y eran la cosa que siempre salia a colacion reforma tras reforma desde los 80. Siempre se los toco, por cierto, muy especialmente las dos reformas laborlaes de los Gobiernos de ZP, 10 y 11, una de ellas con huelga general. Lo que pasa es que no se han usad de forma generalizada hasta hoy.
Lo que es de la Ministra Bañez, debemos enteder porque la hizo el gobierno solo , sin sentarse con nadie es la Reforma del 12 la «reforma laboral muy agresiva» que iba diciendo de Guindos por ahi como el que luce paquete.
Mi apuesta sobre la duracion del gobierno de sanchez, creo que la comenté el otro dia, ruptura de coalición escenificada y elecciones en 2023, cuando tocan, vaya.
hablando de politica, al que le va genial es a ciudadanos ¿no?
Los ERTE, sean de Dios de Cesar, han permitido que, una desaceleracion propia de una vuelta a tiempos de crisis económica y que no habrían sido atacadas en lo laboral más que sufriendo el goteo del desempleo mes a mes, sin más reacción, se haya podido controlar como se ha hecho. En ese sentido la pandemia ha sido positiva.
No se si a Ciudadanos le va genial o no. A los que quisimos que el PSOE dejase de gobernar en Andalucía no vino muy bien su existencia.