Una de las claves –acaso la principal- del rotundo triunfo del izquierdista Corbyn en las elecciones primarias del partido laborista británico ha sido la incorporación en plena campaña –es decir, en los últimos tres meses-, de decenas de miles de nuevos militantes que se han unido al partido para votar por él. Entre ellos, el voto a Corbyn ha sido superior al 90%.
«Somos hoy un partido más grande” ha reconocido el triunfador. Dice un cronista que “el partido se ha duplicado en tamaño en estos meses y habrá un conflicto abierto entre el partido parlamentario y el partido real, toda una batalla”.
¿Pero cuál es el “partido real”? No debe estar tan claro cuando a la vez se nos dice que reto ahora de Corbyn ahora es “retener a aquellos recién llegados”. Que no lo abandonen los que tal vez se hayan apuntado sólo para conseguir su triunfo. Los británicos siempre nos sorprenden con ciertos rasgos diferenciales. Lo ocurrido en esa primarias sería imposible entre nosotros, donde todas las organizaciones –veteranas y emergentes-, establecen algún período de carencia para poder participar en procesos decisorios. Y supongo que ocurre igual en el resto del continente.
¿Y los conservadores? “En apenas cinco meses los tories han pasado de resignarse a no gobernar en solitario a prepararse para al menos diez años de mayoría absoluta, confiados en que los británicos nunca podrán elegir a un primer ministro como Corbyn”. Pero nunca, nunca.
La izquierda británica, para no ser menos que sus pares continentales, ha consumado su suicidio.
El partido real es el partido que ha votado ; y ha votado que se vayan los muermos.
Espero que los parlamentarios obedezcan a sus nuevos líderes . Ha sido una victoria limpia con las mismas reglas de juego para todos. Aquí , afortunadamente, no hay un Sánchez , un Acosta, un Pepiño , un etc disolvente. No le gusta a EL PAÍS ( no puede sacar foto reportajes de votantes nocturnos en cajas de cartón opacas ) y desconcierta un poco al por lo general brillante Javier.
( «Si compiten cuatro candidatos y sólo uno presente un perfil netamente diferente al de los otros, es lógico que al fragmentarse el voto, tenga más fácil recabar más apoyos para sí que cualquiera de los otros por separado. Pero eso sólo vale en este fase: una vez descartados los minoritarios, al decantarse el voto entre dos opciones (para eso son las primarias) se expresará la real correlación de fuerzas y el candidato “moderado” –sea cual sea de entre los tres actuales- tendrá más apoyos que el candidato rarito. ¿Por qué? Porque será más representativo que este.» , decía en un post reciente )
Seguramente los votantes no le seguirán pero no podrán llevarse sus siglas.
Antes de abrirse a la sociedad , seria bueno que los partidos se abran a sus afiliados , que les respeten, sino quiere abrirse las venas.
Es evidente que todo cambia ,pero no en el sentido lampedusiano.
Sí Mulligan, yo esperaba otra coda; con lo que no contaba era con esa afiliación masiva en plena campaña (algo, insisto, imposible en otras latitudes y no sólo españolas).
Y estoy de acuerdo en que los votantes no lo seguirán.
La izquierda es un cadáver. O casi, porque no acaba de morirse del todo. Pero prolongar su agonía (que es lo que consiguen los Corbyn y similares) no tiene sentido.
El 18 de Febrero de 2012 , Ignacio Sotelo escribía un artículo sobre el futuro de la socialdemocracia que comenzaba así :
«El modelo socialdemócrata de Estado de bienestar no ha existido nunca en España, ni, caducado hace tres décadas en Europa, podrá surgir ya en el futuro.»
Recuerdo que su lectura tuvo en mi animo los mismos rasgos que las primeras notas de la quinta sinfonía de Beethoven, un anuncio trágico y solemne : el final de un mundo, la llegada de Zaratustra, pero sin contenido liberador.
Resultaba que aquello por lo que habíamos luchado y que considerábamos la reducción razonada de los combates políticos e ideológicos de nuestra generación, ya no tenía valor.
El sociólogo continuaba :
«A mediados de los setenta desapareció el pleno empleo, convertido desde entonces en la liebre mecánica que nunca se alcanza. El punto de arranque fue la primera crisis del petróleo (1972-1973) que puso de manifiesto que podía muy bien ralentizarse el crecimiento, a la vez que aumentar inflación y desempleo, sin que una mayor inversión pública, o el consumo interno tuviesen otro efecto que empeorar la situación.»
Y mas adelante:
«Se ha esfumado por completo la idea de que de la crisis saldría un mundo muy distinto, Sarkozy llegó a hablar incluso de una refundación del capitalismo. Los poderes económicos, que ahora llamamos mercados, han terminado por imponer, tanto una salida liberal, como la confianza en que el crecimiento que se produciría al eliminar las trabas que constriñen los mercados, remediaría el desempleo»
…« La conversión socialista al liberalismo se justifica en la creencia de que el capitalismo puro y duro es el único que crea riqueza, y habría que cocinar el pastel, antes de repartirlo; cualquier otra política llevaría, de la forma todo lo igualitaria que se quiera, a distribuir miseria»
Y terminaba con estos dos “ tutti” :
« El modelo socialdemócrata no ha existido nunca en España, y con la mayor contundencia cabe también afirmar que, por mucho que de él se reclamen algunos partidos que se dicen de izquierda, tampoco surgirá en el futuro: han desaparecido las condiciones socioeconómicas que lo hicieron posible. No existen ya las grandes unidades productivas que ocupaban a miles de trabajadores con un puesto de por vida que proporcionaba una conciencia de clase, sobre la que se levantaba el movimiento obrero, formado por la sinergia del sindicato con el partido. La convergencia de estas dos organizaciones fundamentó la pretensión socialdemócrata de ir superando el capitalismo en democracia »
y
…« Habrá que empezar por replantear la vieja cuestión de los límites del crecimiento, por razones medioambientales, agotamiento de los recursos, aumento de la población mundial y la mayor participación en el consumo de otros continentes, así como la automación, la revolución informática y la deslocalización industrial hacen cada vez más escasos los trabajos sin conocimientos específicos»
Leo en EL PAÍS que las nuevas inscripciones tuvieron su origen en el sector centrista para neutralizar el peso sindical.
En cualquier caso creo que Sotelo tenía razón, sobre todo en lo esencial, esto es , que los socialistas son una fuerza reactiva.
Me parece muy razonable lo que planteaba Sotelo. Yo creo que lo que defendió históricamente la socialdemocracia europea (no entro ahora en la excepción española de la que él hablaba también) no tiene ya razón de ser: por eso creo que carece de sentido dar vueltas a lo mismo, como más o menos pretenden quienes dicen querer volver a las esencias (defensa de la público, más impuestos progresivos, etc). El suyo me parece un discurso sólo válido como «reactivo» a determinados excesos pero nada más. No hay ningún análisis ni propuesta novedosa (y no me refiero sólo a los asuntos que citaba Sotelo sobre los límites del crecimiento) que sea capaz de prefigurar una alternativa creíble. En ese sentido hablo de cadáver. Pero sólo a medias, porque como no acaba de morir lo viejo se sigue perdiendo tiempo en vez de dedicarse a imaginar/construir otra cosa, una respuesta nueva no sólo a problemas nuevos sino también a los viejos (y ya de paso, creo que lo mejor, a estas alturas, es no seguir alimentando la ilusión de un proyecto socialdemócrata inverosímil que es como alargar la agonía del moribundo).
En España la cosa es peor incluso. El carácter meramente reactivo se ve con escuchar cualquier discurso de la oposición de izquierdas: es imposible imaginar cual hubiera sido su programa de no haber gobernado el PP estos años porque todo lo que plantean consiste en querer revocar medidas del PP. No sabemos que es lo que hubieran hecho ellos en caso de haber estado gobernando la crisis. Y encima se les ha ocurrido apoyarse en una narración tenebrista de niños desnutridos, poblaciones depauperadas, sanidad arrasada, escuelas hundidas y no sé cuantos horrores más. Un disparate.
Nos dice Javier :»La izquierda es un cadáver. O casi, porque no acaba de morirse del todo».
Pareciera que Javier no conoce el refranero de los terrícolas españoles.
«Mala Hierba nunca muere»….ni pasándole por encima Atila Montoto….JAJAJA…..que nervios
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Arthur More & More : “El concepto de independencia lo veo anticuado y un poco oxidado”
¡Quién te ha visto y quién te ve! El ahora soberanista presidente de la Generalitat defendió incluso la monarquía como garante de la convivencia
http://www.elplural.com/2014/07/22/artur-mas-en-2002-el-concepto-de-independencia-lo-veo-anticuado-y-un-poco-oxidado/
Una de las claves –acaso la principal- del rotundo triunfo del izquierdista Corbyn en las elecciones primarias del partido laborista británico ha sido la incorporación en plena campaña –es decir, en los últimos tres meses-, de decenas de miles de nuevos militantes que se han unido al partido para votar por él. Entre ellos, el voto a Corbyn ha sido superior al 90%.
«Somos hoy un partido más grande” ha reconocido el triunfador. Dice un cronista que “el partido se ha duplicado en tamaño en estos meses y habrá un conflicto abierto entre el partido parlamentario y el partido real, toda una batalla”.
¿Pero cuál es el “partido real”? No debe estar tan claro cuando a la vez se nos dice que reto ahora de Corbyn ahora es “retener a aquellos recién llegados”. Que no lo abandonen los que tal vez se hayan apuntado sólo para conseguir su triunfo. Los británicos siempre nos sorprenden con ciertos rasgos diferenciales. Lo ocurrido en esa primarias sería imposible entre nosotros, donde todas las organizaciones –veteranas y emergentes-, establecen algún período de carencia para poder participar en procesos decisorios. Y supongo que ocurre igual en el resto del continente.
¿Y los conservadores? “En apenas cinco meses los tories han pasado de resignarse a no gobernar en solitario a prepararse para al menos diez años de mayoría absoluta, confiados en que los británicos nunca podrán elegir a un primer ministro como Corbyn”. Pero nunca, nunca.
La izquierda británica, para no ser menos que sus pares continentales, ha consumado su suicidio.
El partido real es el partido que ha votado ; y ha votado que se vayan los muermos.
Espero que los parlamentarios obedezcan a sus nuevos líderes . Ha sido una victoria limpia con las mismas reglas de juego para todos. Aquí , afortunadamente, no hay un Sánchez , un Acosta, un Pepiño , un etc disolvente. No le gusta a EL PAÍS ( no puede sacar foto reportajes de votantes nocturnos en cajas de cartón opacas ) y desconcierta un poco al por lo general brillante Javier.
( «Si compiten cuatro candidatos y sólo uno presente un perfil netamente diferente al de los otros, es lógico que al fragmentarse el voto, tenga más fácil recabar más apoyos para sí que cualquiera de los otros por separado. Pero eso sólo vale en este fase: una vez descartados los minoritarios, al decantarse el voto entre dos opciones (para eso son las primarias) se expresará la real correlación de fuerzas y el candidato “moderado” –sea cual sea de entre los tres actuales- tendrá más apoyos que el candidato rarito. ¿Por qué? Porque será más representativo que este.» , decía en un post reciente )
Seguramente los votantes no le seguirán pero no podrán llevarse sus siglas.
Antes de abrirse a la sociedad , seria bueno que los partidos se abran a sus afiliados , que les respeten, sino quiere abrirse las venas.
Es evidente que todo cambia ,pero no en el sentido lampedusiano.
Sí Mulligan, yo esperaba otra coda; con lo que no contaba era con esa afiliación masiva en plena campaña (algo, insisto, imposible en otras latitudes y no sólo españolas).
Y estoy de acuerdo en que los votantes no lo seguirán.
La izquierda es un cadáver. O casi, porque no acaba de morirse del todo. Pero prolongar su agonía (que es lo que consiguen los Corbyn y similares) no tiene sentido.
El 18 de Febrero de 2012 , Ignacio Sotelo escribía un artículo sobre el futuro de la socialdemocracia que comenzaba así :
«El modelo socialdemócrata de Estado de bienestar no ha existido nunca en España, ni, caducado hace tres décadas en Europa, podrá surgir ya en el futuro.»
Recuerdo que su lectura tuvo en mi animo los mismos rasgos que las primeras notas de la quinta sinfonía de Beethoven, un anuncio trágico y solemne : el final de un mundo, la llegada de Zaratustra, pero sin contenido liberador.
Resultaba que aquello por lo que habíamos luchado y que considerábamos la reducción razonada de los combates políticos e ideológicos de nuestra generación, ya no tenía valor.
El sociólogo continuaba :
«A mediados de los setenta desapareció el pleno empleo, convertido desde entonces en la liebre mecánica que nunca se alcanza. El punto de arranque fue la primera crisis del petróleo (1972-1973) que puso de manifiesto que podía muy bien ralentizarse el crecimiento, a la vez que aumentar inflación y desempleo, sin que una mayor inversión pública, o el consumo interno tuviesen otro efecto que empeorar la situación.»
Y mas adelante:
«Se ha esfumado por completo la idea de que de la crisis saldría un mundo muy distinto, Sarkozy llegó a hablar incluso de una refundación del capitalismo. Los poderes económicos, que ahora llamamos mercados, han terminado por imponer, tanto una salida liberal, como la confianza en que el crecimiento que se produciría al eliminar las trabas que constriñen los mercados, remediaría el desempleo»
…« La conversión socialista al liberalismo se justifica en la creencia de que el capitalismo puro y duro es el único que crea riqueza, y habría que cocinar el pastel, antes de repartirlo; cualquier otra política llevaría, de la forma todo lo igualitaria que se quiera, a distribuir miseria»
Y terminaba con estos dos “ tutti” :
« El modelo socialdemócrata no ha existido nunca en España, y con la mayor contundencia cabe también afirmar que, por mucho que de él se reclamen algunos partidos que se dicen de izquierda, tampoco surgirá en el futuro: han desaparecido las condiciones socioeconómicas que lo hicieron posible. No existen ya las grandes unidades productivas que ocupaban a miles de trabajadores con un puesto de por vida que proporcionaba una conciencia de clase, sobre la que se levantaba el movimiento obrero, formado por la sinergia del sindicato con el partido. La convergencia de estas dos organizaciones fundamentó la pretensión socialdemócrata de ir superando el capitalismo en democracia »
y
…« Habrá que empezar por replantear la vieja cuestión de los límites del crecimiento, por razones medioambientales, agotamiento de los recursos, aumento de la población mundial y la mayor participación en el consumo de otros continentes, así como la automación, la revolución informática y la deslocalización industrial hacen cada vez más escasos los trabajos sin conocimientos específicos»
Leo en EL PAÍS que las nuevas inscripciones tuvieron su origen en el sector centrista para neutralizar el peso sindical.
En cualquier caso creo que Sotelo tenía razón, sobre todo en lo esencial, esto es , que los socialistas son una fuerza reactiva.
Me parece muy razonable lo que planteaba Sotelo. Yo creo que lo que defendió históricamente la socialdemocracia europea (no entro ahora en la excepción española de la que él hablaba también) no tiene ya razón de ser: por eso creo que carece de sentido dar vueltas a lo mismo, como más o menos pretenden quienes dicen querer volver a las esencias (defensa de la público, más impuestos progresivos, etc). El suyo me parece un discurso sólo válido como «reactivo» a determinados excesos pero nada más. No hay ningún análisis ni propuesta novedosa (y no me refiero sólo a los asuntos que citaba Sotelo sobre los límites del crecimiento) que sea capaz de prefigurar una alternativa creíble. En ese sentido hablo de cadáver. Pero sólo a medias, porque como no acaba de morir lo viejo se sigue perdiendo tiempo en vez de dedicarse a imaginar/construir otra cosa, una respuesta nueva no sólo a problemas nuevos sino también a los viejos (y ya de paso, creo que lo mejor, a estas alturas, es no seguir alimentando la ilusión de un proyecto socialdemócrata inverosímil que es como alargar la agonía del moribundo).
En España la cosa es peor incluso. El carácter meramente reactivo se ve con escuchar cualquier discurso de la oposición de izquierdas: es imposible imaginar cual hubiera sido su programa de no haber gobernado el PP estos años porque todo lo que plantean consiste en querer revocar medidas del PP. No sabemos que es lo que hubieran hecho ellos en caso de haber estado gobernando la crisis. Y encima se les ha ocurrido apoyarse en una narración tenebrista de niños desnutridos, poblaciones depauperadas, sanidad arrasada, escuelas hundidas y no sé cuantos horrores más. Un disparate.
Nos dice Javier :»La izquierda es un cadáver. O casi, porque no acaba de morirse del todo».
Pareciera que Javier no conoce el refranero de los terrícolas españoles.
«Mala Hierba nunca muere»….ni pasándole por encima Atila Montoto….JAJAJA…..que nervios