Bruselas capital del mundo

LBNL

Vaya semanita tan movidita han tenido en Bruselas. El lunes primera cumbre de la OTAN con el Emperador Biden, que reafirmó de forma inequívoca el compromiso de Estados Unidos con la Alianza Atlántica, que su antecesor había puesto en entredicho. Por la tarde, cumbre UE-Canada con el seductor Trudeau, que cubrió de sonrisas sus quejas por supuestos incumplimientos comerciales de la Unión, la mayoría de los cuales infundados. Y al día siguiente, primera cumbre UE-USA con Biden al frente, trufada de logros – conocidos como “deliverables” en la jerga diplomática – bastante tangibles como la liquidación de la herencia del populismo trumpista en forma de suspensión mutua de aranceles sobre productos de todo tipo – incluidos algunos agrícolas españoles.

Pero no solo la actividad ha sido frenética en Bruselas. Durante el pasado fin de semana tuvo lugar la cumbre del G-7 en Reino Unido, donde Biden y los europeos – Francia, Alemania, Italia y la UE – exhortaron firmemente a Boris Johnson a cumplir con los acuerdos del Brexit para salvaguardar el acuerdo de paz en Irlanda del Norte – o atenerse a las consecuencias. Y el miércoles Ginebra albergó el primer encuentro entre Biden y Putin, que no fue mal, pese a todo. Y para rematar, el domingo la Knesset israelí consiguió finalmente destronar a Bibi Netanyahu, tras cuatro elecciones indecisas en dos años, tras más de 12 años de reinado, tan incombustible que parecía imposible que pudiera terminar algún día. No es moco de pavo.

Vayamos por partes. Biden se plantó delante de Putin en Ginebra tras tranquilar a los 29 otros aliados transatlánticos sobre el compromiso americano de salir en su defensa sin vacilar en caso de ataque ruso. Teniendo en cuenta que hace solo unas pocas semanas Rusia concentró varias decenas de miles de efectivos amenazadoramente en la frontera este de Ucrania, un ataque ruso no es una mera hipótesis académica, especialmente en las tres repúblicas bálticas – cuya independencia Rusia acata pero discute – o en Polonia. A cambio los demás accedieron a los deseos americanos de reposicionar la OTAN frente al desafío estratégico que supone la emergencia de China, especialmente teniendo en cuenta su régimen dictatorial cuyos brazos se extienden a sus principales empresas tecnológicas.

Mucho se ha hablado de la corta pero supuestamente muy densa charleta entre Biden y Sánchez camino de la foto de familia pero poco del éxito diplomático que supone para España albergar la próxima Cumbre el año que viene. Cabe preguntarse en qué nos beneficia albergar la cumbre y lo cierto es que los beneficios no son tangibles, mientras que los costes logísticos y de seguridad de organizar una cumbre semejante si lo son. Pero viene a ser lo mismo que ofrecer a la comunidad de vecinos celebrar la próxima asamblea en casa propia. Te tienes que rascar el bolsillo pero si los demás aceptan es señal de que no estás mal posicionado y también un indicio de que te van a aceptar la demora en pagar la derrama. Recordemos que España no está muy bien posicionada en cuanto al compromiso colectivo de dedicar al menos el 3% del PIB a la defensa. Así que gastar un poco en canapés nos puede salir muy a cuenta…

La cumbre UE-Canada no tuvo mucha enjundia pero siempre viene bien ratificar la comunidad de valores con un socio comercial importante con el que la Unión mantiene la segunda relación bilateral más intensa después de con Noruega y muy por delante de Reino Unido, que no quiso asumir las obligaciones consiguientes.

La que si que tuvo contenido fue la cumbre bilateral con Estados Unidos. Aparte de la suspensión mutua de aranceles, un éxito impensable con Trump al mando, ambas partes se comprometieron a poner fin al conflicto por las ayudas mutuas a Airbus y Boeing, batalla enfangada desde 2004, habiendo ganado ambas partes sus sendas denuncias ante la OMC. Además, la Unión está consiguiendo modular la posición americana ante China: Estados Unidos está virando de la confrontación explosiva pero estéril de Trump a la postura más realista de la UE, que reconoce a China como un adversario sistémico en algunas áreas, como un competidor que debe cumplir con las normas de juego en otras pero también como un socio importante y en ocasiones indispensable – por ejemplo, la lucha contra el cambio climático.

Pero es que, encima, Biden es simpático, es un multilateralista convencido y no solo no se opone sino que apoya que la UE desarrolle su defensa propia, dentro de la OTAN. Obama tenía mucho más carisma pero su administración era más clásica: el equipo de Biden llama a las cosas por su nombre y parece pensar lo que dice. No es cuestión de ser ingenuo pero estarán de acuerdo en que es mucho mejor tener el problema de acordarse de no caer en la tentación de dejarse llevar sin condiciones que el de tener que aguantar estoicamente las afrentas y las agresiones de quien se supone que es tu mejor socio internacional, el único que te podría defender frente al oso ruso.

Y llegamos a Ginebra. Biden llamó asesino a Putin en una entrevista hace no demasiado pero lo hizo mientras explicaba que se conocían bien y que por tanto no deberían tener problemas para llegar a un modus operandi aceptable. Y así parece haber sido. Ambas partes se han comprometido a reanudar las negociaciones de desarme nuclear – en las que eventualmente tendrá que entrar China y Biden le aseguró a Putin que no va a intentar acabar con su régimen activamente, algo que el zar agradecerá porque esa y no otra es su máxima preocupación. Ahora bien, también le advirtió de que si Navalny muere en prisión las consecuencias serán devastadoras… Y que si los hackers rusos vuelven a tocar infraestructuras americanas básicas – como el reciente ataque a la red de suministro de petróleo – Estados Unidos reciprocará… Nada de sanciones o condenas diplomáticas: ándate con ojo Vladimir que este viejales no bromea.

Porque no lo hace. Así como quien no quiere la cosa la cumbre del G-7 endosó la propuesta americana de acordar un impuesto mínimo de sociedades de al menos un 15%, que ahora llevarán todos conjuntamente al G-20. Con un par. De nuevo, no son pocos los que sospechan si Estados Unidos no estará queriendo desviar la atención del impuesto digital que la UE quiere imponer a las principales tecnológicas – todas americanas – en los países en los que generan sus ingresos, en vez de en aquellos en los que están registrados, principalmente Irlanda pagando un porcentaje irrisorio. Pero tanto da: cuando tengan que cotizar al menos el 15% ya no habrá paraísos fiscales a los que desviar los ingresos. Por supuesto no es tan sencillo pero la distancia, anteriormente insalvable, que nos separaba de Estados Unidos, se ha achicado a pasos agigantados.

Lo cual también se está reflejando en las conversaciones sobre el programa nuclear iraní que se están desarrollando en Viena. Sin éxito hasta el momento pero es probable que fructifiquen después de las elecciones presidenciales iraníes de hoy mismo, pese a que sin duda ganará el ultra conservador apoyado por el líder Supremo. Esa será probablemente la clave: las negociaciones no estarían teniendo lugar si Jamenei no las apoyara: le interesa que Estados Unidos levante las sanciones y su incumplimiento nuclear es mero postureo para conseguir garantías de que Biden no volverá a timarles como hizo Trump.

Y encima ya no está Netanyahu para seguir bramando contra la solución diplomática sino un gobierno israelí completamente Frankenstein pero pragmático, que volverá sin duda a la senda de hacer caso a las recomendaciones de la administración norteamericana, especialmente ahora que ha constatado que los cohetes de Hamás pueden alcanzar ya sus principales ciudades, como los de Hezbolá desde el norte.

Pero volviendo a Bruselas, para más inri, zas, 70 mil millones para España en un cheque que Von der Leyen le trajo a Sánchez. Solo canjeable a partir de agosto, si, y a plazos, con unos primeros 20 mil millones en agosto. Quizás por eso la CEOE dijo ayer que lo de los indultos puede no ser tan mala idea. Aunque también lo dijeron los obispos y esos no van a pillar cacho. Espero.

2 comentarios en “Bruselas capital del mundo

  1. Como ya conocerán , esa cumbre estaba pactada en 2019 pero Sanchez decidió suspenderla por la inestabilidad del momento.

    De modo que muy bien que se haga con canapés , siempre más económico que cumplir con ese 3% en Defensa.

    Por lo demás estoy de acuerdo con el articulista en sus motivaciones ,descripciones e intenciones.

    Necesitamos un respiro.

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