Lluis Camprubí
El cambio climático es una realidad y unos de los retos existenciales de presente y de futuro para su mitigación y adaptación por parte de la humanidad. En definitiva, es un asunto definitorio para nuestra especie y nuestra generación. Hay urgencia para frenar su empeoramiento.Especialmente en el contexto europeo existe la necesidad de empujar y asegurar una ambición alta, derivada de una mayor exigencia que la de los acuerdos de París. Para el horizonte de incremento de 1,5º debemos acercarnos a reducir a la mitad las emisiones para 2030-40, con el horizonte para 2040-50 de emisiones 0. Es un esfuerzo organizado de la sociedad de los “sin precedentes”. Con el añadido que cuanta más demora, más drásticos tendrán que ser los cambios y más situaciones disruptivas nos encontraremos. Benoit Coeuré, miembro del Comité Ejecutivo del BCE, alertaba no hace mucho de los choques económicos y monetarios si no se actuaba con suficiente intensidad para frenar el cambio climático, y explicitaba que los choques serían más duros y drásticos cuánto más se tardara en actuar, también en el terreno monetario y financiero.
Para este reto, y a la vez para el reto socioeconómico de la desigualdad y para revertir las derivadas del neoliberalismo se requiere un paradigma que pueda representar una propuesta alternativa. Ésta podría ser perfectamente el Green New Deal (a la espera que le encontremos una traducción seductora en castellano y en otras lenguas).
El GND es uno de los conceptos más relevantes con los que se trabaja para la transformación ecológica y económica. El “Green New Deal” no es un modelo listo para usar (no es un set concreto y acabado de propuestas) pero sí que es un conjunto de valores, ideas y medidas (una hoja de ruta orientativa). Por ejemplo, la idea de trabajar con un “Carbon Budget”, es decir asumir el total de CO2 que podemos emitir de aquí a 2035 y 2050 para no superar el objetivo del incremento del 2ºC, y con estas proyecciones de posibles emisiones ajustar determinadas macropolíticas. O abordar la perspectiva sostenible en el Quantitative Easing por ejemplo. O la propuesta de llegar a movilizar recursos sobre alrededor del 1% del PIB europeo para políticas e inversiones que promuevan esta transformación y transición ecológica y el cumplimiento de los compromisos en cambio climático. Todo esto tiene implicaciones directas o indirectas en muchos campos en los que a su vez hay que ir concretando sus distintas dimensiones: social, agrícola, financiera, de inversión pública, transiciones justas para los sectores vulnerables afectados… El GND podemos decir que persigue tres objetivos estratégicos: lograr una reducción de les emisiones de CO2, redefinir el marco económico y financiero, y en definitiva conllevar un aumento de la calidad de vida.
En este sentido es importante remarcar la necesaria dimensión europea del Green New Deal. A escala de los estados-nación está condenado a fallar: Por la propia integración económica existente; porqué a escala nacional es garantía de competición a la baja entre estados; y porqué los sectores más centrales al respecto como es el financiero, transporte, energético, infraestructuras, y en definitiva sus cadenas de producción de valor añadido, son muy transnacionales. Sin olvidar que es la escala adecuada para influenciar una política ambiciosa al respecto a escala global.
Además, en clave elecciones y legislatura europea, el GND se puede operativizar en algunas propuestas más aterrizadas para el conjunto de la UE, por ejemplo: Desinversión y des-subvenciones a los combustibles fósiles; abandonar el carbón para 2030; movilizar para estas Inversiones públicas en transición ecológica unos 100 mil millones de euros anuales; que el Banco Europeo de Inversiones adopte una filial de un Banco del Clima; o establecer aranceles e imposiciones a países que no cumplan con el Acuerdo de París.
Vamos viendo como del Norte y centro de Europa nos llega la energía de unas movilizaciones estudiantiles (muy jóvenes) sorprendentes y sin precedentes para parar el cambio climático. Y vemos, como en el otro lado del atlántico, el movimiento progresista está haciendo un pack legislativo concreto y operativo sobre qué debe ser el Green New Deal y como se traduce en leyes, en inversiones y en proyectos. De hecho va camino de convertirse en la propuesta estratégica y unitaria del movimiento sociopolítico de izquierdas y ecologista norteamericano. Es pues el momento que aquí recojamos las dos olas y las hagamos nuestras.