José Rodríguez
El resultado de las elecciones generales del 26J nos recuerdan algo que ya sabíamos: hay dos regiones donde sus ciudadanos tienen preferencias muy distintas a las del resto de los españoles.
Euskadi y Catalunya son las dos únicas regiones donde el PP no ha sido primera fuerza. No solo eso, tanto en Euskadi como en Catalunya las fuerzas que buscan un cambio profundo son las ganadoras. Alrededor del 60% de los diputados de esas regiones representan fuerzas o que bien cuestionan el estado español (son secesionistas) o bien en su programa hay un conjunto de reformas profundas. Las fuerzas que han ganado en Euskadi y en Catalunya piden un referendum de independencia, aunque no son necesariamente independentistas.
En cambio en el resto de España, si descontamos los votos catalanes y vascos, esas fuerzas de cambio profundo solo representan un 20% de los diputados. La mayor parte de los electores han escogido partidos que no cuestionan el sistema y cuyo objetivo de reformas es más bien limitado.
En el caso de los ciudadanos de Catalunya llevan varios años votando opciones rupturistas y tienen un gobierno secesionista. Euskadi está a las puertas de unas elecciones autonómicas, pero el comportamiento de los electores vascos comienza a parecerse al catalán.
Podemos considerar que el problema catalán es un problema meramente político, pero eso es un error. Hay una clara diferencia en el demos catalán y el español, igual que comienza a haberla en el demos vasco. El problema es más profundo cuando es sociológico y se repite elección tras elección.
En el fondo, se está vislumbrando que hay dos pueblos, el español que quiere optar por vías conservadoras y el catalán y el vasco que quieren optar por vías rupturistas. A la larga y tal como lo hemos visto en el caso del Brexit, cuando dos demos tienen preferencias tan distintas al final optarán por tomar caminos distintos.
«Hay una clara diferencia en el demos catalán y el español, igual que comienza a haberla en el demos vasco. El problema es más profundo cuando es sociológico y .»
Suena bastante raro lo esa supuesta clave sociológica que «se repite elección tras elección», aunque sólo sea porque en lo que se refiere a Podemos -y su éxito en las regiones politicamente más atrasadas (o retrógradas si se prefiere) -, no hay antecedente con el que comparar: en su caso, no hay nada que sea repetitivo.
Por otra parte, al menos en el caso vasco, relacionar el éxito de Podemos con su apuesta por el derecho a decidir es fantasioso: es un asunto que practicamente no ha aparecido ni en la campaña electoral ni en los meses previos. no sé qué pasará en Cataluña pero creo que aquí, en Euskadi, lo de Podemos (aluvión de votos de muy diverso origen) será más bien pasajero. Si Rodriguez cree que aquí (como en Cataluña) Podemos representa una amenaza seria para el PNV comrporbará en pocos meses su error.
(He compartido fin de semana con dos familias votantes de Podemos – Euskadi: unos, seguidores de Izquierda Unida de toda la vida, son de «gibraltar español», no digo más; el cabeza de familia de los otros era, hasta hace poco, alcalde pedáneo del PP. ¿Derecho a decidir, dice?).
Aurora Nacarino Bravo, “El Brexit para postmodernos” en LETRAS LIBRES (28.06.16):
(…) El riesgo que tiene creerse el relato del déficit democrático es que uno utiliza su voto como herramienta de expresión del yo, creyendo que no cuenta, y al día siguiente descubre con horror que ha ganado el Brexit. Que la democracia sí era real. (…) A veces tiene que ocurrir algo como el Brexit para que caigamos en la cuenta de que, si uno pasea por el borde del precipicio, se puede caer”.
http://www.letraslibres.com/blogs/rio-brabo/el-brexit-para-posmodernos
Hablemos tb de Euskalherria y de Països Catalans, no? O q?
Vamos a ver….ejem….¿cual es el problema?.
¿Que Podemos sea el garante de la unidad de España?
Me parece un exceso concluir que porque dos demos tengan mayorias politicas diferentes pueda inferirse que dichos demos deseen, a mayor o menor plazo, independizarse.
Parece la tesis del artículo, tesis que no necesita más refutación que las frases anteriores.
Dicho lo cual, a mi también me gustaria desligarme de muchos de mis compatriotas, y hago lo que puedo por ello, basicamente les ignoro, otra cosa es que tire el pasaporte y me haga apátrida.
Personalmete considero que sólo aquellas opciones politicas que den una salida al deseo de pronunciarse , sobre todo de gran parte de lso catalanes, puede considerarse que entienden lo que pasa en Cataluña. (Supongo que habrá gente en Cataluña que no quiera un referendum , lo que dudo es que sean muchos)
En el otro lado de la balanza , en todas partes incluida Cataluña, se puede vivir, politicamente con la frustración de no tener un referendum. Al final, los dias pasan , hay que funcionar y no se puede estar perpetuamente con la excitación independentista puesta. El «a los catalanes que les den» permite vivir . Al PSOE no tanto, pero al PP guay del Paraguay.
El título es un programa. La insistencia en la profundidad, un complejo. Nada , pero nada de lo que apunta tiene relación con una apariencia de verdad. Es un ejemplo del whisfull thinking que tantos desastres provoca.
Hay malestar y miedo que afecta al cogollo del meollo del demos.
Las lunáticas afirmaciones de que puedan existir unidades globales de pensamiento compacto diferenciadas que actúan coordinadamente en circunstancias excepcionales es delirante y malintencionada.
La unidad resiste por que acumula la dureza del tiempo. Viajar – gran receta- permite descubrir la fundamental unidad de los baldragas , seres » sentientes» que reaccionan a la mínima con « ¡ parad esta locura !» porque no les gusta el sabor del regalo prometido.
Alguien debe decir a los catalanes que su problema esencial no es que no puedan votar ocurrencias. Que , sobre todo , no son diferentes , de ninguna manera , como tienen ocasiones sobradas de comprobar -y comprueban- en Burgos.
Alentar el populismo es un crimen. Elevar la conciencia de gente poco instruida con el mero asunto de su pertenencia a un grupo tiene dueño : Hitler.
Hitler? Diría que unió varios países y no quería que se separaran.
Solo hay que consultar el euskobarometro para desmantelar algunos mantras. El independentismo en Euskadi está en caída libre ( incluso ente los votantes de Bildu) desde que Ibarreche presentara su plan. En el caso de los votantes de Podemos, el 67% se muestra en contra de la independencia de Euskadi. También baja entre los votantes del PNV. Y si le cuento lo que piensan de la «vía catalana» destacados dirigentes del nacionalismo vasco, algunos buenos amigos míos, al «demos» le da un patatús. Así que menos mantras y más papas con bacalao, como dijo el filósofo.
En Euskadi antes se votaba a HB , PNV, ; ahora a Podemos que » hereda el demos » , al parecer.
El malestar proviene de otro lado.
En Cataluña , parecido.
Se les pasará.
Acuñaron el Brexit, y ahora tendrán también que acuñar para referirse a los inversores de fondos inmobiliarios en Inglaterra y su canguelo, el término ……. «Bripánico»
http://www.eleconomista.es/empresas-finanzas/noticias/7684130/07/16/El-Brexit-congela-la-sonrisa-de-los-que-invirtieron-en-el-sector-inmobiliario.html
Yo creo que en verano los Rodriguez siempre se han hecho más ilusiones que roscas se comían. Esperemos que al articulista de los demos le vaya mejor y se deje de pajas mentales.
Los datos sí parecen avalar que en Cataluña (sobre todo) y en el País Vasco (menos), las elecciones, ahora y en los años 30, arrojan resultados significativamente más a la izquierda que en el resto del país. Que esa realidad se traduzca en un dato que legitima proyectos independentistas es una pirueta lógica que cuesta seguir.
También Andalucía votó históricamente, y sigue votando, más a la izquierda, ergo independencia. Galicia, al contrario, Carpetovetonia, se pongan como se pongan. Y Valencia, pues según (no sé si su adscripción a los Països le exculparía de su mala costumbre, adquirida en los 90, de votar a los corruptos).
Lo que sí resulta una aportación notable del articulista es su afirmación literal (último párrafo) de que «hay dos pueblos: el español… y el catalán y el vasco»: un pueblo vasco-catalán, o cátalo-vasco, es algo bien novedoso y simpático. Me apunto.