Verónica Ugarte
Camille Claudel nació en 1864 en Fèrre-en- Tardenois, en el seno de una familia pequeño burguesa. Su padre era funcionario; su madre, ama de casa e hija de médico, hecho que ella utilizaba para tener cierto aire de “superioridad. El primer hijo de la pareja muere siendo un bebé, algo que la madre no resiste por lo que está decidida a dar vida a otro varón. Un año después, nace Camille. Su madre nunca la acepta, por lo que la futura escultora no conoce el amor materno. De su parte tiene a su padre, quien siempre la protege. Pero es de carácter violento. De hecho, toda la familia tiene un carácter fuerte que hace que la comunicación sea difícil, y la expresión de sentimientos casi imposible.
Siendo casi una adolescente conoce al escultor Alfred Bucher, quien se percata de su talento. La alienta a irse a Paris donde puede recibir una educación y desarrollar su don. Logra el permiso paterno, pero la acompañan su madre, su hermana Louise y su hermano Paul. Trabaja en el taller de Boucher donde a la vez aprende y desarrolla su talento. Boucher la anima pero recibe un importante premio en Italia, por lo que marcha y pide a Auguste Rodin que se haga cargo de sus alumnos.
Rodin es ya una leyenda. Trabaja en el busto de Victor Hugo bajo las difíciles condiciones que le impone el escritor. En su taller está trabajando junto a sus aprendices y ayudantes en La Porte de l’Enfer. Como Boucher, reconoce rápidamente el talento de Camille, su pasión. Ambos se enamoran y comienza una tormentosa historia de amor que dura diez años. Rodin le promete mil veces matrimonio, pero Auguste nunca cumple con su palabra. Hace años convive con Rose Beuret, a quien a pesar de sus aventuras y amores con otras mujeres, nunca abandona. Sigue leyendo