Angustia existencial

Carlos Hidalgo

Hace no mucho leí un informe de una respetada consultora financiera canadiense, de esas que hacen recomendaciones de inversión y analizan los mercados. Obviamente, recogía las consecuencias para el mercado de la guerra de Ucrania, los precios de la energía, las materias primas, todas esas cosas. Y había un apartado llamado “Riesgo para la existencia”. Decía algo así como (cito de memoria):

Analistas consultados indican que el riesgo de una guerra nuclear es 15 veces más alto que en otras ocasiones. Si un misil balístico intercontinental va en tu dirección, la composición y la cotización de tu cartera de valores es irrelevante, por lo que creemos que, pese a eso, lo racional es seguir operando los mercados con normalidad y sin tener eso en cuenta, pese a que personalmente te pueda afectar mucho. Sigue leyendo

Machismo de facto

Senyor G

Nadie justificaría ahora mismo una diferencia política entre hombres y mujeres basados en la biología o buscando apariencia de razonamientos científicos o legales. Ni siquiera organizaciones claramente machistas como las religiosas querrían llevar estos planteamientos al funcionamiento general de la sociedad. Decir nadie o que no lo llevarían a nuestra sociedad es demasiado tajante, porque siempre hay gente para todo, pero sí que podemos acordar que quién lo hiciera no estaría ahora mismo con el signo de los tiempos y se vería como extemporáneo, pintoresco o fuera de lugar cuanto menos.

Así mismo, me parece que podemos acordar que en nuestra sociedad sigue habiendo machismo por más que las leyes y otros acuerdos digan otra cosa. En salarios, paro, separación por trabajos, cosas fácilmente medibles. Aun cuando las cosas han mejorado en las últimas décadas, y más que mejorarán espero. Sigue leyendo

Yo cambié el mundo por Twitter: una historia de ficción

Juanjo Cáceres

Era un hora cualquiera de un día cualquiera. Esperaba con resignación la llegada del invierno cuando alguien pronunció unas palabras que cambiarían mi vida para siempre: «¿Me puedes hacer un retuit?». En ese momento yo lo desconocía todo sobre Twitter, pero aquella frase abrió ante mí un mundo nuevo y una vía privilegiada para ejercer mi influencia como nunca hubiera sido capaz de imaginar.

Siguiendo las indicaciones del servicio, abrí la cuenta y procedí a hacer mi primer retuit, si bien no tenía seguidor alguno y tampoco seguía a nadie, por lo que mi retuit quedó perdido en el vacío. Un vacío que sentí la necesidad imperiosa de empezar a rellenar. Gracias al imprescindible apoyo de la aplicación, empecé a seguir al Papa Francisco, a Gerard Piqué, a Cristiano Ronaldo, a Jordi Évole y a un sinfín de famosos, a los que siguieron las cuentas de los políticos más eminentes de nuestro país: Pablo Iglesias, Pedro Sánchez, Albert Rivera o Gabriel Rufián, entre otros. Sigue leyendo

Dar ejemplo

Julio Embid

Nunca he pagado ninguna reparación en casa sin IVA. No he cobrado nada en negro, ni tampoco lo he pagado. No es ningún mérito especial, ni pretendo que me canonicen o pongan una parroquia católica a mi nombre. Simplemente es mi forma de ser. He cumplido con las leyes y me ha ido bien en la vida. Cuando algún amigo me ha preguntado que por qué lo hacía, le decía que como me dedico a la política siempre es mejor cubrirse las espaldas, hacer las cosas bien y no dejar cabos sueltos y él asentía y se reía. La cosa es que lo he hecho siempre así, también cuando corregía erratas de libros en una fundación a media jornada hace diez años. Personalmente creo que hay que hacer las cosas bien y si tienes responsabilidades, dar ejemplo.

La pasada semana el tenista serbio, residente fiscal en Mónaco, Novak Djokovic fue expulsado de Australia cuando acudía a competir a un torneo de tenis, el Open de Australia. Ser multimillonario y número 1 del mundo no fue suficiente para que un gobierno serio como el australiano no decidiera expulsarle del país por contravenir las normas propias sobre la pandemia. El tenista, conocido antivacunas, mintió al menos en dos ocasiones cuando afirmó haber pasado el Covid-19 en diciembre y estar en un acto en un colegio y en una entrevista sin mascarilla ese mismo día en Serbia y cuando dijo que no había visitado ningún otro país salvo el de origen en el último mes. Su propio Instagram entrenando en Marbella en Nochevieja le delataba. Visiblemente enfadado abandonaba el país en un vuelo rumbo a Dubai, durante el cual fue sin mascarilla, que para algo paga su billete en Business Class de 7.000 euros aproximadamente. Sigue leyendo

La hoja en blanco de 2022

Juanjo Cáceres

No querría dejar pasar la oportunidad de aportar un leve contrapunto a lo que aquí se manifestaba el pasado lunes día 3 (“Año Nuevo, ¿vida nueva?”), remarcando precisamente que la llegada del nuevo año tiene mucho de punto de inflexión simbólico. De sensación de que dejamos muchas cosas atrás para empezar otras. Los propósitos que nos hacemos son en parte eso, la búsqueda de un contraste entre lo que hemos vivido hasta ahora y cómo queremos vivir a partir de este momento. Formularlos es una forma de dotarnos de una nueva hoja de ruta sobre la que andar el nuevo camino que ansiamos recorrer. Muchos dirán que esto tiene mucho de ilusorio, pero en la mente humana muy pocas cosas pasan porqué sí. La manera de pensar guarda una estrecha relación con la manera de actuar. Seamos conscientes o no de ello, pensar en la acción y la disposición a la acción son un paso necesario para la acción, se cumpla o no, finalmente, esta.

Precisamente por este motivo a veces hay que situarse en un plano más abstracto y menos concreto. El 2022 está arrancando, muchos tenemos diferentes ideas sobre cómo queremos que sea y algunos habremos pensado incluso en formas concretas de llevar a cabo nuestras metas. Pero sabemos que a menudo las ideas se desvanecen rápidamente, que les ocurre lo que a un trozo de tejido con el paso del tiempo: que poco a poco se deshilachan y que al final queda muy poco de lo que fueron. La vida es fuente de desilusiones pero también nosotros somos nuestro peor enemigo: un propósito mal planificado o incoherente con nuestras actitudes y hábitos no pasa de ser una idea fugaz, que tan pronto como viene, se va. Sigue leyendo

Año nuevo, ¿vida nueva?

LBNL

Probablemente no. Al menos no se me aparecen con claridad los motivos por los que nada vaya a cambiar. Empezando por la pandemia, desatada con Ómicron, en España y gran parte de Europa, pero menos letal – aunque bastante más contagiosa – que en olas anteriores gracias no a la menor agresividad de esta variante sino a la alta tasa de vacunación. Y siguiendo por la economía, que sigue tirando, a medio gas, padeciendo la carestía de la subida del coste de la energía en todo el mundo y en Europa en particular, y las limitaciones provocadas por el Covid, bien en forma de bajas laborales o problemas de suministros desde Asia. Para acabar con la política, en la que preveo que Casado seguirá disparando a diestro y siniestro sin tino alguno, Ciudadanos seguirá empequeñeciéndose y Podemos versión Yolanda seguirá ilusionando mentes y corazones que posiblemente consigan detener su hasta ahora imparable descenso electoral. Cuando toque porque por mucho que murmuren los que desean un adelanto, sigo convencido en que Pedro Sánchez agotará la legislatura. Y luego la revalidará aunque eso, por supuesto, ya veremos. Pero allende nuestras fronteras veo grandes nubarrones y rezaré varios padres nuestros durante la semana para que la reunión Biden-Putin del día 10 salga bien, por la cuenta que nos trae.

1 – COVID – ÓMICRON Sigue leyendo

Domingos

Julio Embid

Nunca me gustó ir a cazar. Siempre dije que no iba porque no me gustaba madrugar los fines de semana. Sí de lunes a viernes el despertador te suena a las siete, lo que menos te apetece es madrugar los sábados y los domingos para ponerte el chaleco, la camisa, el pantalón gordo, una gorra y la escopeta para ir a pegarle tiros a las perdices o las liebres. En cualquier caso, nunca le vi la gracia a matar bichos y fardar en el bar. Y siempre me provocó arcadas ver fotos de jabalíes muertos chorreando sangre en una plaza mientras varios machos sonreían a su lado. Quizá ellos fueran felices por un momento, el del flash de la foto. Yo desde luego no. Y el jabalí o la liebre pues entiendo que tampoco.

El pasado domingo pusimos el despertador pronto porque teníamos una actuación y tanto la persona con la que me despierto como un servidor teníamos mucha faena que hacer. Preparar el vestuario (camisa negra, pantalón negro y zapato negro, en mi caso), cargar la estructura en la furgoneta, viajar hasta un pueblo de nuestra provincia en distintas furgonetas, montar el escenario en el pabellón municipal, comer de bocadillo, hacer tiempo contando chistes, maquillarse, vestirse y actuar para hacer felices a trescientas personas con un espectáculo de circo. Terminar, desmontar, cargar la furgoneta y volver a casa doce horas después de haber salido de casa. Ah y desmaquillarse y a dormir, que mañana hay que madrugar. Sigue leyendo

Prostitución. Cultura en el TNC

Senyor G

Teatro documental de una realidad compleja.

Aquí no hace falta explicar qué es la prostitución, por lo menos en sus definiciones básicas. Tampoco que es el teatro, aunque podamos reconocer que algunos tampoco sabemos tanto ni de una cosa y de otra, de lo que realmente es y de lo que implica.

Asistí el pasado sábado 11 de diciembre a la representación de Prostitución en el Teatre Nacional de Catalunya. Brillante y emotivo ejercicio documental sobre las vivencias y opiniones de las prostitutas. Para una persona a la que le gustan las entrevistas largas y los documentales, un diez a la obra. Por hacernos ir al teatro, otro diez. Se nos presentaron diversidad de puntos de vista y vivencias. Salvo una de las vivencias sobre la prostitución masculina, “los personajes” eran mujeres muy diversas, aunque el peso de la pobreza y la inmigración es evidente. Cualquiera que asista a la representación valorará esa diversidad de personajes y sobre todo de puntos de vista. Sigue leyendo

Don Quijote en Barcelona, según su Ayuntamiento

Juanjo Cáceres

«Tendieron Don Quijote y Sancho la vista por todas partes: vieron el mar, hasta entonces de ellos no visto; parecíoles espaciosísimo y largo, harto más que las lagunas de Ruidera, que en la Mancha habían visto; vieron las galeras que estaban en la playa, las cuales, abatiendo las tiendas, se descubrieron llenas de flámulas y llardetes (…) En esto llegaron corriendo, con grita, lililíes y algazara, los de las libreas adonde Don Quijote suspenso y atónito estaba, y uno de ellos, que era el avisado de Roque, dijo en voz alta a Don Quijote: «Bienvenido sea a nuestra ciudad el espejo, el farol, la estrella y el norte de toda la caballería andante (…)»

Así se narra, en el capítulo 61 de la segunda parte del Quijote, la llegada del caballero andante a Barcelona, en una novela que dio a Miguel de Cervantes talla de autor universal, a la altura de su inconmensurable contemporáneo William Shakespeare. Desconocemos realmente si el autor estuvo alguna vez en la ciudad condal. La cervantina Carme Riera rechazaba en 2005 la hipótesis planteada por otro cervantino, Martín de Riquer, de que Cervantes se encontrara en Barcelona en 1610 y defendía, en cambio, que es probable que pasase por allí en 1571. En mi modesta opinión, estas especulaciones contrastan con el escaso esfuerzo hecho por Cervantes en retratar la ciudad en la novela, puesto que se habla bien poco de ella y se aprecia una cierta ausencia de referencias toponímicas (aunque alguna hay, como Montjuic). Además, las menciones festivas que aparecen podrían ser compartidas con otras muchas poblaciones y se describe un paisaje marítimo que bien podría ser homologable al de cualquier otro lugar. Pero viniera o no el autor, una cosa resulta poco discutible: Don Quijote sí que estuvo allí, tras renunciar a acudir a otra ciudad de la todavía existente Corona de Aragón, Zaragoza, lo cual tuvo mucho que ver con el desarrollo argumental perpetrado por el autor de la continuación apócrifa del Quijote, el denominado Quijote de Avellaneda. Sigue leyendo