Juanjo Cáceres
El FC Barcelona se imponía este pasado domingo al Betis por un contundente resultado de dos goles a cuatro, que devolvían la esperanza al equipo culé de una resurrección en los campeonatos en los que todavía sigue vivo: la Liga, la Champions y la Copa del Rey. No es casual que ello sucediese tras su fulminante derrota a manos del Real Madrid en la final de la Supercopa de España disputada en Arabia Saudí.
Los últimos años de la entidad blaugrana están marcados por muchos factores, entre los que encontramos la voluntad de reivindicarse como uno de los grandes equipos de Europa y una realidad marcada por la imposibilidad de conseguirlo. El título liguero conseguido el curso pasado, sobre el cual se quiso revitalizar el discurso de la resurrección, ha chocado con la realidad de una presente temporada marcada por el mal juego y los primeros fracasos. Precisamente los mismos se encuentran estrechamente relacionados con tres factores fundamentales e incontestables: la imposibilidad de acceder al gran mercado de fichajes a causa del elevado endeudamiento del club, una dirección deportiva muy cuestionable en sus criterios estratégicos y de selección de deportistas y las carencias de un entrenador que, arropado de un mediocre equipo técnico, no parece tener la experiencia necesaria para gestionar con éxito una plantilla de alto nivel, ni para enfrentarse tácticamente a los grandes equipos europeos. Sigue leyendo