El déficit fiscal de Catalunya

David Rodriguez

La Generalitat acaba de realizar un análisis sobre el déficit fiscal de Catalunya, cifrándolo en 21.982 millones de euros en 2021, cantidad que representa el 9,6% del PIB. Se trata de una estimación, ya que desde el año 2018 el gobierno central no proporciona los datos sobre las balanzas fiscales de los distintos territorios del Estado. Catalunya utiliza el método del flujo monetario, que consiste en la diferencia entre lo que el Estado invierte directamente en el territorio y lo que logra recaudar en esta comunidad. También existe el método carga-beneficio, que establece un sistema de reparto entre territorios de todas las inversiones, tanto directas como indirectas. El método utilizado por la Generalitat es de más sencillo cálculo, aunque suele dar como resultado un déficit algo superior.

Más allá del debate sobre la cantidad exacta de déficit fiscal correspondiente a Catalunya, llaman la atención una serie de elementos indicativos de la enorme dificultad con la que se encara el debate de la financiación territorial del Estado. En primer lugar, la ausencia de transparencia en la publicación de las balanzas fiscales de las Comunidades Autónomas. Algunos expertos se han lanzado a criticar los datos proporcionados por la Generalitat, pero no existe ninguna estimación alternativa realizada desde el Gobierno. Esto es más sangrante todavía si tenemos presente la existencia de los dos métodos anteriormente mencionados. Es difícil defender desde un mínimo rigor político que no exista un cálculo público de unos datos tan sensibles. Sigue leyendo

Dos idiotas irresponsables

Carlos Hidalgo

Como sabréis por artículos míos anteriores, siento una desconfianza y una aversión especial por los machitos millonarios de Silicon Valley. Más de una vez he dicho que son tan grotescos, tramposos, malvados y caprichosos como los villanos de James Bond, pero sin que el Estado pueda mandar a un agente Doble Cero para meterles en cintura.

Hablemos de dos de estos millonarios, Mark Zuckerberg, el creador de Facebook y dueño de su empresa matriz, Meta. Y de Elon Musk, el heredero de una mina de esmeraldas sudafricana y ahora dueño de Tesla, Space X y Twitter.

Zuckerberg, en una absurda huida hacia adelante para no afrontar su responsabilidad por la violación de la privacidad en Facebook, su uso para diseminar noticias falsas y la falta de control de sus contenidos, que ha costado (sin exagerar) miles de vidas; Zuckerberg, decíamos, en lugar de intentar arreglar Facebook metió miles de millones en llamado “metaverso”, que viene a ser reinventar internet para que sólo pueda navegarse con gafas de realidad virtual. Sigue leyendo

El viejo menosprecio de siempre

Carlos Hidalgo

Vais a perdonarme que no hable de la actualidad política española esta vez y es porque la semana pasada, The Economist, publicación de referencia internacional, publicó un reportaje acerca del lento crecimiento de las economías latinoamericanas con el siguiente título: “Una tierra de trabajadores inútiles: ¿Por qué los trabajadores latinoamericanos son tan increíblemente improductivos?”.

Las protestas no se hicieron esperar y en el semanario, lejos de pedir disculpas, se limitaron a cambiar “una tierra de trabajadores inútiles” por “una tierra de trabajadores frustrados”. Y se añadió una nota del editor en la que se especificaba que no era tanto una crítica a los trabajadores, sino a la falta de oportunidades educativas, al desgobierno, etc. Pero el mal ya está hecho.

La prensa económica de referencia ya ha hecho comentarios igual de dañinos en otras ocasiones y no son nada baladíes, porque a la prensa salmón la suele leer precisamente quien la tiene que leer. Y esos prejuicios no sólo condicionan a los agentes económicos, sino que pueden tener consecuencias muy serias. Sigue leyendo

Que trabajen los robots

Julio Embid

La pasada semana terminé de ver el último capítulo de “El Mandaloriano” de la plataforma Disney Plus. La serie, una especie de western en el universo de Star Wars, dentro de un mundo de fantasía trata sobre un pistolero forajido (El Mandaloriano) que cuida de un bebe con poderes (Grogu) mientras sigue una religión que les impide quitarse el casco bajo ninguna circunstancia. Este hecho intrascendente permite que cualquier actor de entre 1,80 y 1,90 pueda interpretar ese papel. Sin embargo, tiene episodios memorables. Les pondré un ejemplo.

En el episodio 22, el Mandaloriano y su amiga Bo-Katan viajan al planeta Plazir-15. Allí todo está limpio, todo funciona bien, viven en una sociedad idílica, donde los seres humanos viven ociosos realizando fiestas, no existe el ejército ni se pueden portar armas y los droides (robots) de tiempos anteriores están programados para trabajar y para mantener el orden. Es un buen lugar para vivir, si eres un ser humano. Total que de repente algunos droides empiezan a fallar y atacan a los seres humanos y los mandalorianos tienen que investigar qué pasa y saber por qué hay fallos. En un determinado momento, los mandalorianos preguntan a los gobernantes si deben destruir a todos los droides y los gobernadores planetarios dicen que no, que si no, los seres humanos tendrían que ponerse a trabajar y eso sí que no. Sigue leyendo

Vivir bajo techo

Carlos Hidalgo

La ley de la vivienda va a ser una de las cosas que nos va a dar tema de conversación durante los próximos días. Primero porque Bildu y ERC salieron los primeros de todos a apuntarse el tanto. Luego porque Pedro Sánchez les eclipsó al anunciar en la convención municipal del PSOE que se encargaría de aumentar el parque público de vivienda hasta el 20% y de habilitar las viviendas de la Sareb como vivienda pública.

Lo de los dos partidos separatistas y la ley de vivienda va a servir para que el PP relacione intentar regular el precio de los alquileres con una cesión a ETA, como ya he hecho Isabel Díaz Ayuso. Luego dirán que la ley pretende evitar que la abuela alquile el piso o, peor, quitarle el piso a la abuela y regalárselo a okupas. Nada de eso es cierto, pero qué más da. Luego, que la ley invade competencias autonómicas. Y así hasta el infinito. Sigue leyendo

Clasismo en las universidades catalanas

David Rodríguez

Hace unos meses, el medio de comunicación catalán Crític, especializado en periodismo de investigación, publicaba un informe sobre “La segregación invisible de las universidades públicas”, en el que proporcionaba datos de gran interés sobre la materia. Quería compartir aquí algunas de las estadísticas más llamativas del estudio y extraer ciertas conclusiones al respecto. Si se quiere consultar el artículo completo os adjunto el enlace: La segregació invisible de les universitats (elcritic.cat)

El estudio recoge datos del curso 2019-2020, y tiene como objetivo saber qué tipo de centros educativos de secundaria aportan una mayor proporción de alumnado al conjunto de las universidades públicas catalanas. En este sentido, es relevante el análisis por zonas geográficas y por titularidad de los centros de origen. También resulta interesante centrarse en las diferentes carreras que se estudian en las universidades de destino. Sigue leyendo

El tablero del fútbol global

Juanjo Cáceres

Casi sin que nos diéramos cuenta, fueron asentándose en nuestros comedores. Venían con fuerza, pero la pandemia les dio el impulso definitivo. Desde entonces, buena parte de los hogares españoles quedaron conectados a Netflix, como muchos otros ya lo estaban a Movistar. Estar suscritos a streamings diversos, llámense Disney+, HBO, Apple TV, Filmin, Amazon Prime, DAZN y un larguísimo etcétera, se ha convertido en algo tan habitual en las familias, como unos años atrás era descargar productos piratas en redes P2P o con torrents – que, por cierto, no por ello han dejado de existir. Pero la noticia no es que ahora aceptemos de buen grado pagar un servicio de streaming por ver series y partidos en nuestras televisiones de altísima definición, cuando antes, ni pudiendo, lo hacíamos, sino lo que ello representa: que las grandes empresas globales se han colado en casa. Y si las llamamos globales, es porque ese servicio de streaming que recibimos, tiene básicamente el mismo catálogo que ofrecen en Londres, Budapest, Nueva Delhi, Hong Kong y Los Ángeles, lo que implica que son servicios dirigidos a audiencias globales, entre las que cada uno de nosotros no somos mucho más que un átomo. Sigue leyendo

Del gótico a la ciencia ficción: cambio de género al final del camino

Arthur Mulligan

Víctor Frankenstein representa un típico genio loco, un genio que rompe con toda barrera moral, social, científica y, en cierto modo, religiosa, al padecer de una megalomanía y un narcisismo exacerbado. Al igual que en la novela gótica se abren muchas preguntas sobre la ética humana, el monstruo que recrea Mary Shelley con la técnica del traspaso de órganos y tejidos es un símbolo de que todos podemos llegar a ser malvados porque la maldad vive dentro de nosotros junto a la bondad y el mundo irracional; es por eso que en su forma política moderna el gusto por la aparición de cadáveres de malvados (Franco, Queipo); viajes en el tiempo (la II República, la Guerra Civil Española) o sátiros excarcelados con pulsiones sexuales intactas, renuevan el género.

Pero como siempre ocurre en los gustos anacrónicos (uno de ellos el marxismo político) o sencillamente en la ausencia de gusto – lo kitsch o lo hortera nacional – la historia se repite, primero como drama y luego como farsa. Lo novedoso, aunque no tanto en la naturaleza (véase la capacidad mutante de los virus), es la rapidez de los cambios y de la previsión de su inmediatez, de la supervivencia de los participantes y sus clases. Sigue leyendo

Pensiones, jóvenes, autónomos, edadismo e inclusión

Juanjo Cáceres

Se anunciaba la semana pasada semana la nueva propuesta de acuerdo para el sistema de cómputo de las pensiones, que tiene como principal gancho el mantenimiento durante los próximos veinte años del cálculo de las mismas sobre los últimos 25 años trabajados, completado ahora por la alternativa de que sean 29, con el beneficio de eliminar los dos peores. Esto implica que es probable que los que, como yo, andamos cerca del medio siglo y los que lo sobrepasan ampliamente, nos jubilemos con ese modelo, si es que vivimos bastante tiempo como para conseguirlo. O como diría Batman, si vivimos suficiente como héroes del trabajo para convertirnos en villanos pensionistas.

No es mi intención revisar las entrañas de dicho acuerdo, que tal y como se ha señalado va a suponer un esfuerzo aun mayor de coste sobre las rentas del trabajo y que ya ha puesto de morros a la patronal, pero no es exagerado considerarlo la reforma menos regresiva de las que se han producido en las últimas décadas, ni puede negarse que entraña incluso elementos de progresividad. Sigue leyendo

El Silicon Valley Bank y el pánico de los megarricos

Carlos Hidalgo

Hace tan solo unos meses los bajos tipos de interés y el aumento de capital tras superar la crisis de 2008 hacían que hubiera bancos y fondos de inversión que tuvieran tantísimo dinero que realmente no sabían qué hacer con él. Los muy ricos pasaron a ser megarricos porque esos mismos fondos sobrecapitalizaron sus empresas sin ver si realmente había valor detrás de ellas o no y las criptomonedas pasaron a ser una inversión aceptable porque, qué demonios, había tanto dinero que por qué no probar.

Ahora, tras una pandemia, una crisis mundial de inflación provocada por unas redes de suministro rotas y unas empresas que no quieren bajar el ritmo de años anteriores, el dinero ha vuelto a ser tan cobarde como siempre ha acostumbrado a ser y, tras huir de las criptomonedas, empieza a huir de las inversiones mal llamadas “disruptivas”. Sigue leyendo