Del gótico a la ciencia ficción: cambio de género al final del camino

Arthur Mulligan

Víctor Frankenstein representa un típico genio loco, un genio que rompe con toda barrera moral, social, científica y, en cierto modo, religiosa, al padecer de una megalomanía y un narcisismo exacerbado. Al igual que en la novela gótica se abren muchas preguntas sobre la ética humana, el monstruo que recrea Mary Shelley con la técnica del traspaso de órganos y tejidos es un símbolo de que todos podemos llegar a ser malvados porque la maldad vive dentro de nosotros junto a la bondad y el mundo irracional; es por eso que en su forma política moderna el gusto por la aparición de cadáveres de malvados (Franco, Queipo); viajes en el tiempo (la II República, la Guerra Civil Española) o sátiros excarcelados con pulsiones sexuales intactas, renuevan el género.

Pero como siempre ocurre en los gustos anacrónicos (uno de ellos el marxismo político) o sencillamente en la ausencia de gusto – lo kitsch o lo hortera nacional – la historia se repite, primero como drama y luego como farsa. Lo novedoso, aunque no tanto en la naturaleza (véase la capacidad mutante de los virus), es la rapidez de los cambios y de la previsión de su inmediatez, de la supervivencia de los participantes y sus clases. Sigue leyendo

Pensiones, jóvenes, autónomos, edadismo e inclusión

Juanjo Cáceres

Se anunciaba la semana pasada semana la nueva propuesta de acuerdo para el sistema de cómputo de las pensiones, que tiene como principal gancho el mantenimiento durante los próximos veinte años del cálculo de las mismas sobre los últimos 25 años trabajados, completado ahora por la alternativa de que sean 29, con el beneficio de eliminar los dos peores. Esto implica que es probable que los que, como yo, andamos cerca del medio siglo y los que lo sobrepasan ampliamente, nos jubilemos con ese modelo, si es que vivimos bastante tiempo como para conseguirlo. O como diría Batman, si vivimos suficiente como héroes del trabajo para convertirnos en villanos pensionistas.

No es mi intención revisar las entrañas de dicho acuerdo, que tal y como se ha señalado va a suponer un esfuerzo aun mayor de coste sobre las rentas del trabajo y que ya ha puesto de morros a la patronal, pero no es exagerado considerarlo la reforma menos regresiva de las que se han producido en las últimas décadas, ni puede negarse que entraña incluso elementos de progresividad. Sigue leyendo

El Silicon Valley Bank y el pánico de los megarricos

Carlos Hidalgo

Hace tan solo unos meses los bajos tipos de interés y el aumento de capital tras superar la crisis de 2008 hacían que hubiera bancos y fondos de inversión que tuvieran tantísimo dinero que realmente no sabían qué hacer con él. Los muy ricos pasaron a ser megarricos porque esos mismos fondos sobrecapitalizaron sus empresas sin ver si realmente había valor detrás de ellas o no y las criptomonedas pasaron a ser una inversión aceptable porque, qué demonios, había tanto dinero que por qué no probar.

Ahora, tras una pandemia, una crisis mundial de inflación provocada por unas redes de suministro rotas y unas empresas que no quieren bajar el ritmo de años anteriores, el dinero ha vuelto a ser tan cobarde como siempre ha acostumbrado a ser y, tras huir de las criptomonedas, empieza a huir de las inversiones mal llamadas “disruptivas”. Sigue leyendo

Disparates en los libros de texto

David Rodríguez

Los libros de texto que caen en manos del alumnado español ya han sido objeto de polémica en más de una ocasión, pero el problema está lejos de ser resuelto. Quería destacar aquí una joya que aparece en el libro de “Economía de la Empresa” de segundo curso de Bachillerato, y que hace referencia a la primera característica que según la autoría del libro presentan las pequeñas y medianas empresas: “Poca formación empresarial. El empresario tiene pocos conocimientos técnicos, que frecuentemente ha adquirido en la gestión de la misma empresa. Al gestionarla, se mueve más por impulsos y ganas que por una formación académica adecuada”.

Más allá del mantenimiento del lenguaje sexista en pleno año 2023, las afirmaciones que se realizan son completamente disparatadas, ajenas a la realidad y totalmente prejuiciosas hacia las pequeñas y medianas empresas de nuestro país. Además, destilan un cierto clasismo simplista, ya que parecen reducir las pymes al tejido comercial de nuestros barrios, donde resulta que las personas que las gestionan no tienen la formación adecuada para atender a la clientela, como si las grandes multinacionales prestaran un magnífico servicio en este sentido. Sigue leyendo

El wokismo, un delirio legal

Arthur Mulligan

 

Con la aprobación de las últimas leyes del Ministerio de Igualdad el desembarco del movimiento woke se ha hecho más visible si cabe, emitiendo luz propia desde el BOE para despertarnos con su sueño dogmático, sueño ligero habría que decir, porque ya ha comenzado a causar problemas prácticos y amenazas en ciernes de predecibles consecuencias. Pero ¿qué es el movimiento woke? En su formulación más breve, es un movimiento con bases americanas que parece estar afectando a sistemas inicialmente libres como la educación universitaria, o el ámbito personal tanto de anónimos como de personalidades públicas por medio de la censura de opiniones y contenidos, limitando tanto la libertad de expresión como el flujo de ideas dentro de las democracias.

Sentó sus bases al otro lado del Atlántico y luego llegó a Europa; no importamos un debate específico de los Estados Unidos sino una moda ideológica que primero establece un paradigma cultural a partir del cual se tiende a silenciar las opiniones que consideramos inoportunas o inmorales. La novedad respecto a la cultura de cancelación tal y como la conocemos ahora es que se hace en nombre de una supuesta idea del bien, de alejar las voces discrepantes, silenciarlas y pasar una factura por errores que a lo mejor se cometieron en el pasado y que sobre todo tienen poco que ver con la intención de la persona cancelada. Evidentemente no es lo mismo cancelar a una persona por una agresión sexual, cosa que está ampliamente justificada y ante la que la ley actuaría, que cancelar por un comentario erróneo, mal interpretado o sacado de contexto. Sigue leyendo

¿En la costa a costa de quién?

Senyor G

Con mis rudimentarios conocimientos de economía, sé que medimos la riqueza de las naciones por una cosa llamada Producto Interior Bruto, que viene a ser lo que se compra y se vende en un país. Es la única manera de poner valor, darle precio. Pero claro todo es relativo, si mis padres o mis vecinos cuidan de mi hijo un par de horas no creo valor económico, en cambio si contrato a una persona o a una empresa una sola hora, ahí ya aumento el PIB pero mis necesidades son menos cubiertas. Aumenta el PIB a mi costa y el resto de beneficios no podemos valorarlos, ni falta que hace.

La semana pasada nos volvimos a encontrar con una nueva propuesta de un grupo de expertos de Foment del Treball Nacional o Fomento de Trabajo Nacional, para reabrir el tema de la ampliación del aeropuerto de El Prat. No sé si tenían hablado salir a la palestra aliados con las propuestas del PSC para cerrar el acuerdo presupuestario con ERC en la Generalitat de Catalunya o cada uno va con sus propuestas por su lado como los revolucionarios de Pancho Villa. En cualquier caso siguen como Paco Martínez Soria en Don Erre que Erre. Sigue leyendo

El dominó de las criptos

Carlos Hidalgo

Las criptomonedas ya no son lo que eran. Por si hay que recapitular acerca de lo que es una criptomoneda, recapitulemos. Una criptomoneda es una supuesta unidad de intercambio, basada en formar parte de una cadena de códigos cifrados increíblemente seguros. Cada eslabón de esta cadena, por usar una analogía más o menos cruda, es una de esas monedas. Estas monedas no se pueden crear o retirar del sistema, como en el caso de las monedas emitidas por los bancos centrales. Cada criptodivisa tiene un número límite de monedas, aunque se han creado sin llegar a ese límite, por lo que es posible “crear” más poniendo tu ordenador al servicio de esos sistemas de cifrado. Cuando tu ordenador termina de hacer esos increíblemente complejos cálculos (cuya dificultad es mayor cuantas más “monedas” haya en circulación), se supone que tienes una unidad de esas monedas. A este proceso se le denomina “minado” y ha llegado a consumir más energía que toda la Argentina, aparte de provocar una fiebre del “minado” que ha aumentado las emisiones de CO2 y ha ayudado a agravar la crisis de escasez de semiconductores en el mundo.

Cuando un Bitcoin (la criptomoneda más conocida de todas las existentes) se llegó a cotizar a 60.000 euros, muchas personas se lanzaron a crear “granjas” donde hileras de tarjetas gráficas consumían cantidades obscenas de electricidad con el propósito de dar a luz nuevos bitcoins. Sigue leyendo

La (in)competencia digital en las escuelas

David Rodríguez

Hace unos meses, la Conferencia Sectorial de Educación, que agrupa al ministerio y a los gobiernos autonómicos, aprobó la evaluación de la competencia digital de todo el profesorado. Se ha llegado al compromiso con la UE de que al menos un 80% de los docentes serán evaluados antes del curso 2024-2025. La idea tiene como objetivo la mejora de las destrezas digitales de los profesionales educativos, y el aprovechamiento de las mismas para un incremento de la calidad a la hora de impartir la docencia.

Como suele ser habitual por estos lares, el deseo del gobierno y de las autonomías choca de frente con la cruda realidad de muchas escuelas, que carecen de los recursos suficientes para hacer llegar la tecnología digital al conjunto del alumnado. De hecho, en ciertos lugares el uso de estos medios para el ejercicio cotidiano de la docencia tiene una calidad que deja mucho que desear, e incluso algo tan sencillo como mostrar al alumnado un sencillo contenido audiovisual se convierte en una odisea de dimensiones colosales. Sigue leyendo

Lecturas recientes sobre la pandemia, Ucrania, Europa y la crisis del neoliberalismo

Lluís Camprubí

Sobre estas cuatro cuestiones (y algunas de sus intersecciones) he ido apuntando cosas en las últimas columnas. En esta ocasión, para actualizar, me gustaría recomendar algunas lecturas recientes sobre ellas.

Sobre la pandemia, saludar la aparición de un consenso científico internacional sobre cómo acabar con la covid-19 como amenaza para la salud pública.  En este sentido, conviene no olvidar los riesgos de la minimización/normalización/conllevancia de la pandemia, nos recuerda Jessica Wildfire. Así mismo, saludar la aparición en prensa generalista de cada vez más tribunas alertando del riesgo del long covid/covid persistente para la salud pública, como esta de Gorka Orive. En clave actualización científica, importante este estudio que nos alerta del riesgo acumulativo de las reinfecciones para el long covid y la exacerbación de distintas patologías crónicas, así como la evidencia creciente del impacto del long covid en niños y adolescentes, población muchas veces ignorada al respecto. Finalmente, de interés la recopilación de fuentes que hace Adam Tooze para ilustrar la complejidad del reto (sanitario) que tiene por delante China. Sigue leyendo

Tranquilícese, caballero

Carlos Hidalgo

Estos días se ha comentado bastante en las redes un artículo de “The Economist” titulado: “Los españoles son demasiado gruñones con su política”. Y de subtítulo: “La verdad es que las cosas están marchando bastante bien”.

Y es que, a los españoles, como buenos latinos, nos gusta el drama y echar pestes de nuestro país. Pero tenemos más motivos para estar orgullosos de nosotros mismos además de la selección de fútbol o de los tenistas que coloquemos en la clasificación ATP.

España era un país del llamado “Segundo Mundo” a finales de los años 70. La esclerosis institucional y la mediocre economía eran más propias de la Polonia de Jaruselzsky que de un país desarrollado. Durante la transición, los españoles, conscientes de cómo éramos, nos pusimos las pilas e hicimos un esfuerzo de país por poder sentarnos en la mesa de los mayores en Europa. Sigue leyendo