Carlos Hidalgo
Aunque el título pueda sugerir que voy a hablar del régimen preconstitucional, no se trata de eso. En el día de ayer, el delegado del Gobierno en Madrid y secretario general del PSOE-M, José Manuel Franco, dejó caer en una entrevista que el PSOE madrileño estaría dispuesto a plantear una moción de censura contra Isabel Díaz Ayuso (IDA), proponiendo como candidato a alguien de Ciudadanos. De esta manera se buscaría atraer al partido naranja fuera de la órbita del eje PP-Vox en la que está y usarle de bisagra para que haya un cambio de gobierno en la comunidad capitalina, aunque el PSOE hubiera sido el partido más votado en las elecciones autonómicas del año pasado.
Independientemente de los problemas que esto nos pudiera sugerir, en cuanto los periodistas acudieron a Ferraz a confirmar la noticia, se encontraron con un tajante desmentido de la dirección federal de los socialistas. “No es esa nuestra estrategia”, se les dijo, además de calificar las ideas expresadas en antena como “cosas de Franco”, dando a entender que el delegado del Gobierno y secretario general estaba divagando.
Podría hacerse sangre con este hecho, que se suma a otras curiosas situaciones protagonizadas por Franco, como permitir una manifestación de negacionistas del coronavirus, incumpliendo las medidas de seguridad sólo porque el creyó que sí que se pondrían las mascarillas, ignorando aparentemente los informes facilitados por Policía y Guardia Civil, además de los reiterados discursos de Miguel Bosé en las redes sociales, en los que animaba a asistir a dicha manifestación y a no seguir las normas sanitarias contra la pandemia que nos atenaza desde hace meses. Tampoco es que hiciera nada por disolverla cuando se produjo, como se ha hecho en otras capitales europeas (en Berlín pasó lo mismo con más gente y se disolvió sin contemplaciones, deteniendo de paso a más de 200 personas). En Madrid la cosa ha quedado como el dolor de Franco por las promesas rotas de los convocantes y unas propuestas de sanción que no parecen haberse traducido todavía en sanciones efectivas de ningún tipo.
Ayer también se escocían en las redes sociales los socialistas madrileños, por culpa de un “gag” de el programa “El Intermedio”, donde bromeaban comparando a Ángel Gabilondo con un anciano desaparecido. Sorprende que se duelan tanto de la broma pero que no hubieran caído antes en que la gente les estaba reclamando y ellos parecieran mirar hacia otro lado. Y es que en ningún caso la política de oposición puede ser quedarse esperando a que el rival se marchite para ver si hay más suerte de cara a las próximas elecciones. Y menos cuando el Gobierno de la Comunidad de Madrid está en manos de una persona claramente incompetente, cuya gestión es caótica, y que es abiertamente favorable a los intereses del puñado de empresas de siempre e indiferente ante su ciudadanía, que estos días se juega, literalmente, la salud cada vez que sale de casa, sin que eso importe a IDA o su vicepresidente, Ignacio Aguado, de Ciudadanos, ese partido al que quiere tentar Franco.
Pero si lo disfuncional del Partido Socialista de la Comunidad de Madrid se refleja en su inmovilismo en los asuntos autonómicos, en el caso del Ayuntamiento de Madrid la cosa no es menos grave. La invisibilidad del PSOE capitalino ha permitido que el actual alcalde, José Luis Martínez-Almeida pase de resto de listas al que presentaron para perder a casi un hombre de Estado. Sin que se sepa nada del fichaje estrella del PSOE, Pepu Hernández, que sacó peores resultados que el extrovertido Antonio Miguel Carmona pero que, a diferencia de éste, aún sigue en su puesto sin que se le conozca más actividad que acudir a alguna tertulia radiofónica local.
Lamentablemente, el gesto de oposición más duro que he visto a los concejales del PSOE de Madrid es la indisimulada pulla que Mar Espinar, cuarta en la lista, lanza en Twitter a una de sus compañeras, parece que reprochándole que sea activa y que su trabajo sea visible. ¿Son eso también “cosas de Franco”? Seguramente no sea culpa, pero como máximo dirigente del PSOE madrileño también es su responsabilidad. Porque la gente de Madrid, por primera vez en mucho tiempo, se está volviendo a buscar a un PSOE que les defienda de unos gobiernos que les están decepcionando y lo que encuentran es, aparentemente, la nada.
Lo del PSM es, efectivamente, la nada. Gabilondo es un tipo estupendo pero, quién le ha visto desde hace meses? Pepu Hernandez sigue ahí? Con lo que tienen enfrente! Alucinante
¿ Estupendo Gabilondo ? Como político, no.
Podría llegar a ser un referente moral , un San Miguel Bueno mártir , pero nunca un buen político ; Pepu, Popo , Papo … ( en feliz hallazgo de Celaá ) , ni eso.
El tráfico entre representantes de calidad de la sociedad civil y la sociedad política fue muy bien descrito por Max Weber – él mismo fue un doloroso ejemplo- en su ampliamente citada “ El político y el científico ”. y mucho antes , de manera intuitiva , por Mazarin ,
Hoy se habla de fichajes y , claro està, les pasa a los líderes como a Florentino , que se equivocan como Casado con sus elecciones , como si cualquiera pudiera jugar en el Real Madrid o dirigir esa importante Comunidad ( impresiona mucho el fichaje de Suárez
Illana y su aspecto de gerente de una funeraria ) .
Franco es otra cosa , es un líder al estilo Acosta . Con un rostro cincelado por algún amigo de la escuela de Caravaggio es un “ culo di fierro ” , un duro , alguien genuino de la FSM ; que no sea nada en términos políticos no le resta originalidad , como algunos combinados de Chicote.
Pues eso decía yo, un tipo estupendo pero como político, desaparecido en combate
Las sales he tenido que pedir cuando me imaginaba a quien sea del elenco de C´s Madrid como candidato en una moción de censura. (Pero obviamente algo habria que darle a Cs, que no hay otra, con sales o sin ellas.)
Me ha encantado el título del post. Debo decir que la elccion de Franco como SG del PSM me ha parecido que por fin el PSM entendía lo que quería la mayoría del electorado madrileño, a Franco con mando en plaza. Como le dejen votarle, no descarto un vuelco.