¿Crisis de la socialdemocracia?

 Lobisón

Hoy se presenta en Madrid, en el Centro Cultural Blanquerna, el libro de Ignacio Urquizu La crisis de la socialdemocracia: ¿qué crisis? (Libros de la Catarata). El título un poco enrevesado viene del hecho de que hace ya mucho tiempo que se viene hablando de que la socialdemocracia, desde la época dorada de la posguerra que terminó con el ascenso de la nueva derecha en los años ochenta, está en crisis. Aunque no se puede decir que las cosas hayan mejorado desde el comienzo en 2008 del gran estancamiento, Urquizu quiere analizar y valorar los cambios experimentados por la socialdemocracia y precisar en qué sentidos se puede decir que está en crisis.

Para hacerse una idea de sus intenciones nada mejor que leer su post de ayer en el blog de la Fundación Alternativas en El País:

http://blogs.elpais.com/alternativas/2012/10/la-crisis-de-la-socialdemocracia-que-crisis.html

El libro se encuadra en el género de la teoría política positiva: análisis de hechos y datos, partiendo de la racionalidad de los electores y de los dirigentes políticos. Un estilo que ya conocen los habituales de este blog, y que ofrece entre otras virtudes la de poner de relieve la falsedad de ideas muy extendidas o de explicaciones muy aceptadas. Además, con este libro comienza una colección sobre Los dilemas de la socialdemocracia, dirigida por el propio Urquizu y en la que cabe esperar que se mantenga el mismo tono, aunque aprovechándose de su buen corazón se le haya colado algún autor más narrativo quizá que analítico.

El autor escribe como si tratara de convencer a los politólogos y a los trotsquistas de la racionalidad de la trayectoria de la socialdemocracia. Y, desde luego, trata de mostrar que el ‘regreso a las esencias del socialismo’ del que se habla a menudo para superar los momentos adversos es siempre un espejismo y una estrategia para profundizar en el desastre electoral. Es muy sabido el caso de los laboristas británicos hasta el advenimiento de Tony Blair, incluso si ahora hay una amplia coincidencia en las promesas incumplidas del ‘new labour’ de Blair.

Pero a un lector de cierta edad la lectura del libro le puede ocasionar alguna perplejidad. El problema actual no es que se critique a la socialdemocracia por haber abandonado las esencias del socialismo, sino que se la considera casi irrelevante, tanto al menos como se consideran irrelevantes la democracia representativa y los partidos en general. Incluso muchos colegas de Urquizu se han apuntado a esta tendencia, a menudo invocando el concepto de ‘cartel party’ acuñado por Katz y Mair.

El problema, en este sentido, es lograr convencer a muchos ciudadanos de que, en medio de esta crisis que ha puesto contra las cuerdas el modelo de sociedad que identificamos con la socialdemocracia, ésta es la principal referencia política a la hora de buscar una salida. De que por muy desdibujada que se la vea ahora, es la herramienta imprescindible para hallar una solución política a la crisis. Mientras tanto, la racionalidad política argumentada por Urquizu se seguirá viendo desbordada por lógicas tribales y llamadas a la participación sin objetivos ni programa. Pero la lectura del libro de Urquizu no sólo es una buena vacuna contra estas tentaciones, sino una mina de datos y una fuente de claridad para disiparlas.

12 comentarios en “¿Crisis de la socialdemocracia?

  1. Habrá que leer el libro, obviamente.
    En cuanto a la conclusión del articulista, quizás lo que le falla a la socialdemocracia, y en eso y sólo en eso, el hechicero Blair fue un maestro, es la capacidad de articular emociones y sentimientos alrededor de unos objetivos puramente racionales, que la mayoría de la gente o no puede o no quiere entender.

  2. Para Marta y Penades de ayer.

    Marta, yo soy del Barça, a mucha honra, tanta como la que me da ser madrileño (sin conexión familiar o de ningún tipo con Cataluña) y tengo un prejuicio al menos tan grande como el tuyo contra Ansar, que me lleva incluso a explicar sus múltiples fallas por su condición de enano y leporino y no sigo porque me pierdo. Dicho lo cual, las declaraciones que reproduje ayer, si nos abstraemos de quién las hizo, me parecían no sólo respetables sino incluso compartibles. Por eso las colgué, para ver si alguien compartía mi dilema…

    Penades, el otro día veía yo el Barça Madrid en una cafetería en plena zona nacional (para los “de fuera”, barrio de Salamanca de Madrid) y cuando se adelantó el Madrí un gilipollas engominado delante de mí gritó “Viva España, toma independencia, no te jode, Viva España hostia” no recuerdo si antes o después del consabido “gooool”. Lo cual me retrotrajo a un Aleti Barça que vi en un bar de mala muerte de mi barrio. Tras un gol del niño Torres (que ya debe rondar la treintena) un borrachuzo gritó “toma Estatut, toma!”. En este caso sentí como me invadía la senyera, en el más reciente la bandera independentista, y me ví compelido a cantar Els Segadors antes de desenvainar y batirme en duelo a muerte contra la estupidez, el nacionalismo español y por mi Barça. Afortunadamente no lo hice y me limité a celebrar con estruendo los goles posteriores del Barça (creo que contra el Aleti sólo empatamos). Moraleja: a mí también me dan pavor los enemigos del nacionalismo catalán, e incluso los del vasco cuando militaba ardientemente contra ETA. Como los antisemitas que me apoyaban cuando defendía los derechos de los palestinos o los fachas irredentos que se me sumaban cuando abogaba por criticar al gobierno de Israel antes que condenar al país entero. En fin, que muchos gilipollas compartan tu opinión sensata no la invalida, como seguro sabes.

    Dicho lo cual, visca el barça y visca Bruce is printing

  3. Y para Salaberria, también de ayer: claro que los fluídos humanos tienen alma, la que se te va con ellos…

  4. Más en serio, dado el nivelón de este blog me encantaría que alguien (con minúscula), es decir, quien sea, pudiera publicar un artículo subrayando qué le falta al sistema autonómico español para ser un verdadero sistema federal, más allá de las consabidas y simplistas coletillas al estilo de “reformar el Senado para que sea una verdadera Cámara territorial”. Por ejemplo.
    Yo soy federalista a muerte, europeo y español, pero no sé muy bien qué tendríamos que cambiar en estepais para poder decir con conocimiento de causa que en realidad es federal más allá de la utilización de la nomenclatura autonómica para no irritar a los poderes fácticos que aun lo eran durante la transción.

  5. Para un socialista deberia ser muy facil,LBNL,solo tiene que comprender que el PSC es un partido socialista catalan que comparte un mismo proyecto politico con el PSOE,de la misma manera una España federal consideraria que Catalunya como un estado que comparte junto a España su proyecto europeista…..no se ,quizas deberiamos lograr una entrevista con Obama y preguntarle que papel desempeña su presidencia en los E:E:U:U:.,cuando uno de sus estados vota a favor de la pena de muerte y otro por derogarla.

  6. Las tremendas cifras de paro que refleja la EPA publicada hoy, o un asunto tan terrible como el de los desahucios (no hay más que fijarse en lo sucedido en Granada, hecho que mencionaba ayer Jon Salaberría) me reafirman en que sí, en que la socialdemocracia es más necesaria que nunca.

    LBNL, admito que me he vuelto a leer mi post de ayer, por si te hubiera dicho algo de particular…. No hace falta que te justifiques, hombre, y entiendo de sobra tu dilema. A veces pienso algo que puede sonar muy parecido a lo que pudiera decir, por ejemplo, un tertuliano de Intereconomía, y claro, eso es algo de lo más irritante y desconcertante. Muestra de los complejos que pueden ser algunos temas (como el que mencionas de Israel y Palestina).

    ¿Defendiendo al Barca en un bar del barrio Salamanca? Eso es ser temerario, y lo demás, pura tontería…

  7. La presentación del libro de Urquizu es a las 12:30 de esta mañana, no por la noche como escribí al comienzo del post.

  8. Servidor de ustedes ya se ha leído el libro de Urquizu (sigo con el de Bono, una fuente inagotable de cotilleos, indiscreciones y mezquindades que retratan al autor y a quienes le apoyaron en 2000). Muy recomendable el de Urquizu. A mi lo que más me ha interesado es la parte en la que demuestra que los partidos socialdemócratas de países de la UE lo tienen mucho más crudo que en otros lugares. Me refuerza en mis convicciones antieuro. Ayer estuve con un colega sueco listísimo que, desde fuera, veía con asombro que los gobiernos no manden a hacer puñetas el proyecto del euro; y mientras las poblaciones tragando y tragando. Nos acercamos peligrosamente a los 6 millones de parados y nuestros enteradillos empeñados en que hay que perseverar en el euro.
    Tiene el libro una parte menos analítica que me gusta menos y parece haber encendido el entusiasmo de Lobisón: las mofas sobre las «esencias». Es recurso retórico muy tentador para socialdemócratas conservadores, pero no tiene buenos datos empíricos detrás. En este sentido, debo decir que no me convencen los análisis ni de Maravall ni de Urquizu basados en el Party Manifesto: sé que son los únicos datos que existen, pero cada vez hay mayor consenso en que sirven para muy poco y no reflejan la realidad.
    En fin, que bienvenida la colección y el título de apertura. El segundo es de Paramio, tiene una portada estupenda y este fin de semana cae.

    Lo que no le convence del mismo es la parte menos «analítica» del mismo, como cuando

  9. El analisis del chico del video puede ser sui generis, pero desde luego tiene unos pectorales que para mi los quisiera yo.
    Dicho queda

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