Crónicas sin firma.

Barañain

Entre los periodistas que componen la redacción de El País una determinada inquietud laboral ha provocado que muchos de ellos  hayan decidido acogerse colectivamente a la prerrogativa que les concede su estatuto de redacción de no firmar los artículos de los que son autores. Tratan de presionar así a la empresa de cara la negociación del convenio colectivo que está prorrogado desde el mes de enero.

El trasfondo es el de las dificultades económicas por las que atraviesa Prisa y el consiguiente tijeretazo con el que los de Liberty –que se hicieron con las riendas del grupo-, amenazan a su buque insignia, El País, hasta ahora inmune. La empresa propone modificar el modelo salarial y  el comité de empresa – que denuncia un riesgo de  precarización, que en su opinión, “choca frontalmente con la línea editorial que vincula al periódico con sus miles de lectores desde hace 35 años”-, propone ese anonimato.

Días atrás, los cuatro directores que El País ha tenido desde su fundación (Cebrián, Estefanía, Ceberio y Moreno) suscribían un artículo muy crítico con esa iniciativa, acusando a sus protagonistas de “contaminar” su actividad profesional con un conflicto laboral, que tiene sus propios cauces de expresión y con ello defraudar las expectativas de los lectores, los perjudicados por tal medida, pues el anonimato priva al lector de un importante elemento valorativo ante la versión de una determinada noticia.

Separar información de opinión ha sido una seña de identidad de este periódico. En la misma línea, la seriedad de la labor informativa que se ofrece a los lectores exigiría no condicionar un determinado modus operandi –que excluye el anonimato-, por una situación conflictiva personal sin relación con el contenido del trabajo. Tales señas de identidad, sin embargo, están bastante diluidas en los últimos tiempos. En la mezcla de información y opinión, El País ya no es tan diferente –en parte sí, todavía -, de otros medios menos escrupulosos. Difícilmente se puede criticar a sus trabajadores porque mezclen sus conflictos laborales con su quehacer profesional, cuando los editores han venido haciendo lo propio con sus intereses empresariales. Por cierto, muchas de las noticias que no eran sino expresión de esos intereses empresariales han aparecido, no por casualidad,  sin firma identificada.

El derecho a que no aparezca la firma del autor está recogido como tal en el citado estatuto de redacción como una cláusula de conciencia individual. Es decir, para casos en los que  el periodista no comparte lo que va a aparecer publicado (por ejemplo, porque le han cambiado el titular y con ello se distorsiona su  enfoque del asunto). En este caso, sin embargo, se trata de una decisión colectiva, tomada como medid de presión, sin relación alguna con el contenido de los artículos que aparecen sin firma. (Una cosa no me ha quedado aún clara, como lector. Si eso es así, si el estatuto de redacción no ampara esta versión de la cláusula de conciencia ¿por qué el editor permite que prospere ese gesto de protesta?)

Cuando los protagonistas de la protesta han querido salir al paso del artículo conjunto de los cuatro directores de El País, su carta no ha sido publicada. Con buen criterio, en El País han considerado que ni era noticia, ni tenía por qué tener prevalencia sobre cualquiera de las otras cientos de cartas que reciben a diario. El periódico no pertenece a los periodistas y es malo que el periodista se convierta en noticia, dicen los editores, y dicen bien.

A los cuatro directores se les reprocha su insolidaridad con el resto de la plantilla, que tiene un futuro más incierto. Pero también a estos, a quienes ahora protestan, se les reprocha que no hayan mostrado inquietud alguna cuando la crisis se ha llevado por delante a sus colegas de CNN+ o ha provocado la venta de la cadena Cuatro.

El comité de empresa de El País ha pretendido vestir de argumentos más vendibles su reivindicación. Si ellos no pueden soportar posibles recortes -que les molestan como a cualquier otro hijo de vecino-, es  por razones de interés social: “Un periodista mal pagado es un profesional menos independiente y menos libre (…) la sociedad democrática no puede permitirse que se sustituya a informadores conscientes y responsables por máquinas que reproduzcan fielmente las notas de prensa de empresas y partidos”. Y  en respuesta a la carta de  los cuatro directores, han señalado: «Parece que a juicio de los directores la única huelga que puede hacer un periodista es la de hambre».

La observación última es bastante absurda. Los periodistas, como cualquier otro trabajador, pueden hacer las huelgas que consideren convenientes.  Pero parece que ahora se trata de otra cosa: de aprovechar su posición en la empresa para presionar sin arriesgar nada y sin que les cueste un euro. A costa, eso sí, de empobrecer el producto que “fabrican” y de convertir al periodista en protagonista de la noticia.

Esta mañana escuchaba en la radio a un periodista ajeno a Prisa, José Antonio Zarzalejos –exdirector de El Correo y de ABC-, sostener la hipótesis de que la actual generación que llena las redacciones no está ya imbuida de ese concepto de la profesión –y de una forma de entender la responsabilidad para con los lectores-, en la que crecieron sus colegas mayores. Ahora, además,  lo digital va unido a la inmediatez y es propicio al anonimato.

A mí me parece que especular sobre factores ambientales –el entorno tecnológico-, como explicación de episodios de este tipo es encubrir una verdad más simple y quizá más molesta. Me da la impresión de que lo que se está desvelando aquí no es sino una versión más del muy asentado vicio del corporativismo, que creíamos decimonónico y sigue siendo actual. Ya se trate de profesores universitarios, de médicos del sistema sanitario público o, como en este caso, de periodistas, esa sí que es una seña de identidad nacional.

4 comentarios en “Crónicas sin firma.

  1. ¿Pero El País no era el «hamasnew»?

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    El problema no es lo que dijo ZP en el debate sobre el estado de la nación. Nada muy distinto de lo que le hemos oído durante su etapa neoliberalpatriótica. ZP, dicen sus incondicionales, ya sólo está para el juicio de la Historia. De momento le están intentando buscar sitio en el santoral, junto a Suárez. Espero que sólo le pidan un milagro, como al beato Juan Pablo. Lo preocupante es la euforia de los diputados de su grupo: ¿qué apluadían? ¿De qué se sentían tan satisfechos? ¿Era por la despedida? Hoy tenemos un buen ejemplo de esa esquizofrenia a la que lleva una disciplina mal entendida, un parlamentarismo vaciado de su contenido, casi ridículo: se escribe en el periódico lo que se silencia- disciplinadamente- en el Parlamento. Pobre izquierda española. Qué fue de ella.

    http://www.elpais.com/articulo/opinion/elpepiopi/20110701elpepiopi_4/Tes

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  2. Ay Polonio I ,considerar a Ziluminatius como un Santo cuando es mas que un Dios en las alturas del Septimo Cielo,es cometer un error descomunal…….jeje.
    Los que no han sido abducidos por El ,jamas podran entenderlo….JAJAJA….que nervios.

    Yo no se que debate de la nacion vio ,Polonio I,pero el que vieron mis OjOs y escucharon mis Oidos vieron que los argumentos aportados por Ziluminatius en sus replicas a Don Tancredo Rajoyibus reflejaban a las claras la incapacidad intelectual y politica del lider de La Oposicion….si es que alguna vez el lider popular ha tenido alguna capacidad politica para derrotar intelectualmente y politicamente en el parlamento a Ziluminatius…..yo sigo viendolo en la Oposicion,como todos los dias que ha pretendido ser «el califa en lugar del califa» *…..¡ay que me meo!…..ups….jeje.

    *referencia recurrente a «Iznogud» ,es una historieta de humor francesa creada por el guionista René Goscinny…..jeje.

    Todos los que estamos intelectualemnte sanos…jiji…estoy seguro que hemos llegado a la conclusion tras todos estos debates de la nacion de las legislaturas de Ziluminatius ,que el verdadero debate de la nacion comenzaba con las replicas del portavoz de CiU,no en vano en este ultimo debate Duran y Lleida les dijo con retranca catalana a los diputados que abandonaban sus escaños( ya que siempre es asi despues del debate entre Ziluminatius y El lider de la Oposicion):»no se por que se van si ahora empieza lo bueno»…..jeje.

    Perdoneme Barañain por dejarle para lo ultimo,gracias por su articulo,no en vano soy el que piensa que la deriva periodistica hacia la escritura «literaria» no esta dando articulos de analisis e informacion periodistica,mas bien son burdos borradores llenos de tachas suciedades y escrementos que reflejan la empanada mental que les invade.
    Yo les diria a los periodistas españoles que se dediquen al guion de peliculas o series televisivas tienen mas futuro ahora que con las gafas 3D se pueden apreciar mejor «los efectos especiales»….. en fin…¡me cachis en la mar salá!.

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