Carlos Hidalgo
El miércoles murió Leonor Pérez Pita, más conocida como “Cuca Solana”: Cuca es y será recordada como la impulsora y el alma motriz de la Pasarela Cibeles, ahora conocida como la Madrid Fashion Week.
He tenido la suerte de poder tratar personalmente con Cuca a lo largo de los años y, aunque nunca la traté desde su perspectiva de “madre” de la Cibeles, sí que pude disfrutar de las conversaciones con ella.
Cuca era una persona increíblemente inteligente y de un sentido del humor corrosivo, seco, maravilloso, que lo mismo te dejaba con cara de sorpresa que te arrancaba una carcajada. Y aunque es recordada por su innegable influencia en el mundo de la moda en España, también fue clave en la formación del PSOE de la Comunidad de Madrid, lo que en tiempos se llamaba Federación Socialista Madrileña (FSM) y hoy es conocido como PSOE-M.
De indiscutibles ideas izquierdistas, la joven Cuca no sólo ayudó al renacimiento del PSOE tras años de exilio e ilegalización, sino que además tuvo que luchar contra el machismo rampante en una estructura y unas asambleas que no estaban acostumbradas al protagonismo ni al criterio de las mujeres. Y es que el feminismo que hoy abanderan los socialistas llegó para quedarse gracias al trabajo de mujeres fuertes e inteligentes, como ella, que no se resignaron a callar ante los jóvenes socialistas, embriagados de poder y pagados de sí mismos tras la aplastante mayoría del 82.
Me hubiera gustado grabar o tomar notas de nuestras conversaciones, para que no se perdieran sus impresiones acerca de todo, sus corrosivas opiniones y hasta alguna broma de mal gusto que sabía meter en el momento justo, para que sus argumentos cayeran como una bomba en la conversación. Sin embargo, a ella no le interesaba hacer públicos sus recuerdos, ni tampoco completar con dolorosas verdades los pomposos autorretratos que más de uno se ha hecho de su época en la Transición.
Siendo como era una gran dama de la moda en España y alguien a quien los grandes diseñadores -y diseñadoras- de España veneraban y temían, nunca renunció a sus principios y a sus ideas. Y si tenía una opinión sobre algo que te concerniera, sabías que ésta te iba a llegar. Y de manera bien clara, ya fuera un elogio o una crítica.
Cuca fue de las primeras en tomar medidas tales como no permitir desfilar a modelos cuyas medidas no fueran saludables. Por pura ética y dignidad humana. Y sin intención de darse bombo a sí misma, sino porque era lo correcto. Modelos internacionales de renombre se han quedado sin desfilar en Madrid por “estar esqueléticas”, sin que sus nombres y sus rechazos trascendiesen. Del mismo modo, Cuca se interesaba porque todas las personas relacionadas con Cibeles fueran tratadas con dignidad y, como trabajadores y trabajadoras que son, que ejercieran su profesión de manera digna, saludable y sin impedimentos, ni abusos. Al menos, mientras estuvieran bajo sus dominios de la Pasarela Cibeles.
Adiós, Cuca y hasta siempre. Se te recordará y se te celebrará.