Culer democracy (y 2)

Senyor Barba

No hubo sorpresa, y se cumplieron los pronósticos. Joan Laporta ganó las elecciones a la presidencia del Barça con más de 30.000 votos y un 54% sobre el voto emitido. Tras él, un Víctor Font que irrumpió con fuerza en el escenario electoral blaugrana con casi un 30% de votos, y cerró Toni Freixa con algo más de un 8,5% de votos, consiguiendo, esta vez sí, más votos que avales, algo que no ocurrió en 2015, cuando Freixa presentó 3.289 firmas de aval para poder presentarse y a la hora de la verdad obtuvo solo 1.750 votos. Esto es algo que él atribuye, aún a día de hoy, a la aglutinación de voto útil anti-Laporta en la figura de Josep Maria Bartomeu. Quien sabe.

Tras una larga precampaña debido a los aplazamientos a causa de la pandemia, llegó la campaña y fue, como era de prever, flojísima, a imagen y semejanza de las campañas de todo pelaje a las que nos tienen acostumbrados en este país, y con el agravante de que se trata de un club deportivo, y con un cuerpo electoral de poco más de cien mil personas.

Pudimos ver hasta tres debates con los tres candidatos que dudo que movieran la voluntad de ningún votante. Vimos a un Laporta conservador al principio, fiándolo todo a su pasado, al “como fuimos capaces de hacerlo una vez, volveremos a hacerlo” (ho tornarem a fer, claro guiño al electorado independentista) y recuperando parte de su arrogancia al final sobre todo dirigida a Víctor Font. Sin apenas concretar medidas ni estructura de club, y con una alarmante sensación de improvisación, se limitó a airear los logros de su gestión pasada y a repetir como un mantra la alineación, ya mítica, de la era Guardiola haciendo especial énfasis en la gran presencia de jugadores canteranos.

A pesar de ello, a nivel de dialéctica no tuvo mucha oposición porque se desenvuelve muy bien en estos entornos; ya en su discurso de toma de posesión estuvo hablando más de media hora seguida prácticamente sin apuntes. Me disculparán que haga hincapié en esta nimiedad, pero hablamos de un club que ha gozado de la capacidad oratoria de presidentes como Núñez, Gaspart o Bartomeu, y es que, según frase atribuida a Vázquez Montalbán, por fin tiene el Barça un presidente capaz de construir una oración compuesta.

Victor Font, por su parte, confirmó tener un proyecto muy trabajado, genuina ilusión, y un equipo bien estructurado, pero se mostró muy verde y débil en el cuerpo a cuerpo ante los otros dos candidatos, dos viejos zorros que, mediante las clásicas interrupciones y algunos costalazos, desarmaban su discurso y le dejaban con cara de no entender esas entradas a destiempo (valga el símil futbolístico), algo que claramente se debe a su escasa experiencia en este tipo de contiendas. Ahora mismo Font queda como un firme candidato a presidir el club en el futuro, siempre con el permiso de Gerard Piqué, quien cada año está un poco más cerca de la retirada y que nunca ha escondido su ambición de dirigir el Barça. Si se llega a presentar, cuesta vislumbrar un escenario en el que no arrase en las urnas.

La campaña de Freixa fue buena, es un tipo bregado y con muy buena capacidad comunicativa, amén de ser el candidato que mejores conocimientos deportivos y de la composición de las plantillas de todas las secciones demostró, hizo gala de su experiencia en el club, y se movió bien entre las penyes, esa fuerza viva del barcelonismo cuyas relaciones y prebendas con la directiva han causado siempre recelos entre el resto de la masa social del Club. Pero su desacomplejada defensa de la gestión de las juntas de Rosell y Bartomeu (judicialización del club incluida), su errática trayectoria al lado de estos, y, seguramente, su tibieza con el asunto del Procés, eran, con el estado actual del club y de la sociedad catalana, facturas demasiado elevadas como para tener opciones reales. Tal vez en otro contexto, su rol pueda jugarlo Juan Rosell, el expresidente de la CEOE que ya estuvo barajando presentarse a estas elecciones.

Si intentamos relacionar cada candidato a un entorno político determinado, vistas las posiciones, que a nivel particular se han podido ver en medios o redes, y sin que sean posturas oficiales de los partidos, podríamos hacer la lectura de que Freixa ha sido el candidato de aquellos partidos no independentistas, Font sería el preferido por el entorno de ERC y Laporta sería el candidato favorito del entorno de Junts. Ruego no tomen esta categorización, totalmente casera, como cierta, pero sí que es una sensación bastante generalizada. Dicho esto, resulta curioso que Laporta pueda ser considerado el candidato de determinado establishment catalán y a su vez haya sido, ya desde su primera etapa al frente del club, ampliamente denostado por los dos principales periódicos deportivos catalanes, Mundo Deportivo (Grupo Godó) y Sport (Prensa Ibérica/Grupo Zeta); quienes, en principio, estarían siempre interesados en tener buenas relaciones con la junta directiva para tener acceso a las filtraciones de información, a entrevistas exclusivas y, como no, a los permisos para poder “regalar” junto a su periódico, el albornoz, el despertador, y el pelador de ajos del Barça.

¿Y qué podemos esperar a partir de ahora? Pues obviamente el tiempo lo dirá. Por lo pronto, podríamos decir que vamos a ver un estilo de presidencia mucho más personalista. La composición de la primera Junta de Laporta incluía a gente venida de distintas familias: la del propio Laporta procedente de la plataforma opositora a Núñez Elefant Blau, la de Rosell y su entorno de Nike, y la de los denominados clusters de Marc Ingla y Ferran Soriano (por Cluster Consulting el nombre de su empresa en aquel momento); Soriano está, desde hace años, al frente del Manchester City junto a Txiki Begiristain y Guardiola. Seguramente esta disparidad de procedencias, y por ende de criterio, fue la que dinamitó año tras año aquella directiva.

La composición de la junta esta vez parece mucho más homogénea, y todo apunta a que Laporta se ha rodeado de “yes-men”. Solo dos antiguos directivos repiten con Laporta, Rafael Yuste, amigo personal de la infancia y vicepresidente primero, y Maria Elena Fort, abogada, vicepresidenta del área social y portavoz, y exdiputada de Junts. Fort es también la única mujer de la junta, lo que demuestra el amplísimo camino a recorrer a nivel de paridad que le queda al Club. En contraposición, la candidatura de Font llevaba hasta cinco mujeres y la propuesta de crear equipos femeninos de élite en aquellas secciones deportivas en que todavía no existen.

Y como con Laporta nada puede ser tranquilo, ya antes de la toma de posesión tuvimos el primer terremoto. Según la ley del deporte español, las directivas de los clubes que no son Sociedades Anónimas Deportivas (en nuestra primera división, Real Madrid, Athletic Club, C.A. Osasuna y F.C. Barcelona) deben poner un aval de hasta el 15% del presupuesto del club; en el caso que nos ocupa unos 125 millones de euros. Una parte importante del aval la iba a cubrir Jaume Giró, un peso pesado de Caixabank, que iba a ser vicepresidente económico pero que por motivos que no se han explicado claramente, se bajó del barco antes de la toma de posesión. Se dice que pudo ser porque vio que los números del club eran peores de lo que ya se sabía, y también que fue un ataque de cuernos porque esperaba ser el número 2 de la junta, y ese lugar Laporta se lo tenía guardado a su amigo Yuste.

El caso es que este vacío en el montante del aval provocado por la salida de Giró lo ha acabado ocupando (in extremis) José Elías, presidente de la compañía de energías renovables Audax, quien parece estar poco interesado en el palco del Camp Nou y en el futbol en general y que ha colocado en la junta de Laporta a su vicepresidente en la compañía, Eduard Romeu.

Si me permiten un paréntesis, es llamativo el relevante papel que, a todos los niveles de nuestra sociedad, están adquiriendo las empresas de renovables; otro ejemplo es Enrique Riquelme, otro jovencísimo nuevo rico gracias a las energías renovables que se postulaba como serio opositor a Florentino Pérez en el Real Madrid, donde también tocaban elecciones este 2021. Unas elecciones que no se celebran en el Real Madrid desde 2006, que ganó Ramón Calderón tras la dimisión de Florentino Pérez, y que tampoco se han celebrado este año por ausencia de oposición a Pérez. Este acumula ya 18 años en la presidencia del Real Madrid en dos etapas distintas, y no se enfrenta a las urnas desde el año 2004 cuando arrasó con un 91% de los votos. En este hecho influirán muchas cosas pero un hecho determinante es el uso que ha hecho Pérez de los estatutos del club, retorciéndolos, y dificultando la presencia de otros candidatos; amén de tretas con los plazos, como haber convocado estas elecciones con nocturnidad y alevosía el Jueves Santo (cuando se esperaban como siempre en verano) dando muy escaso margen de maniobra a los posibles opositores.

Volviendo al Barça, es de prever que Romeu, por la cuenta que le trae, esté muy encima de la gestión económica de la nueva junta del Barça y, en especial, de las principales propuestas de Laporta, a saber: emisión de bonos abiertos al público en general para obtener liquidez a corto plazo; acuerdo con Goldman Sachs (procedente de la anterior junta) para financiar el nuevo Espai Barça (renovación del estadio y de su entorno); gestión de la unidad de negocio llamada Barça Corporate (poco claro conglomerado que agruparía diversas áreas de explotación de la marca); y, ya que hablamos de futbol, la política de fichajes y reordenación de una masa salarial excesiva en el primer equipo de futbol.

Hablando de la gestión puramente deportiva, los retos no son menores. La renovación, ya en marcha del equipo de fútbol pasa por saber si el proyecto puede seguir girando alrededor de Messi, y en base al coste de una eventual renovación, la nueva política de fichajes. Los inputs alrededor de la continuidad de Messi han cambiado mucho desde la convocatoria electoral y parece que ahora mismo, en el penúltimo capítulo, Messi se decantaría por quedarse. No es difícil imaginar a quién votaron los jugadores a los que se vio votando el día de las elecciones (el propio Messi, Piqué, Alba, Sergi Roberto…) y es que Laporta parece tener muy buena relación y feeling con los componentes de la plantilla.

En función de la continuidad de Messi, y de la de Koeman en el banquillo (una de cal y otra de arena entre el clásico y la final de Copa, y con opciones reales en la Liga a día de hoy) se verá también la política de fichajes tanto en lo que concierne al apartado económico, como al deportivo.

En terreno económico, poco ha tardado en aparecer en escena el nombre de Erling Haaland, el espigado delantero noruego del Borussia Dortmund que tiene encandilado a todo el futbol europeo. Y menos ha tardado aún en aparecer su omnipresente agente, Mino Raiola, con su estética y modales de extra de la serie The Sopranos, ofreciendo a su jugador a Barça y Madrid a cambio de (según algunos medios y con desmentido por parte de Raiola) 20 millones para él, 20 para Haaland padre, y 30 de ficha anual para el jugador; precio del traspaso aparte. Como poco ha tardado también en aparecer, como cada año, la posibilidad del retorno de Neymar, algo que genera una enorme división entre los aficionados: a favor aquellos que resaltan su innegable calidad individual, su conocimiento del Club y del equipo, así como la necesidad de referentes contrastados; y en contra aquellos que no quieren verlo ni en pintura por despecho (“se quiso ir, que no vuelva”), por dudar de su encaje en un estilo de juego más coral, por su dudoso compromiso profesional (esas oportunas lesiones cada año en época de carnaval) o sus vergonzantes simulaciones de falta batiendo el récord mundial de los 100 metros voltereta.

Sea cual sea el “objetivo”, visto el maltrecho estado de la caja del Club este tipo de operaciones, se antojan complicadísimas a no ser que se hagan buenas ventas (algo que el Barça nunca ha sabido hacer), se arbitren fórmulas mágicas (pagos aplazados, buena parte del traspaso en variables), o ya puestos, está por ver si, sorpresiva y vergonzantemente, acabamos viendo como alguna partida de los fondos europeos Covid acaba ayudando, directa o indirectamente, a los clubes de nuestra Liga en concepto de ayudas para mitigar el impacto de la pandemia. No sé si algún articulista versado en el tema podrá arrojar luz al asunto.

En cuanto a ventas, Griezmann podría salir fácilmente, no ha llegado a ser el jugador determinante que fue en la Real Sociedad o en el Atlético de Madrid, pero sigue teniendo un nombre. No así Coutinho, lesionado de larga duración cuyo valor de mercado desciende vertiginosamente día tras día. Otra buena venta podría ser Dembelé, que en esta cuarta temporada en el club y, tras un calvario de lesiones, ha encontrado cierta regularidad en el juego y en la alineación titular; el club pretende renovarle, pero podría ser la antesala de una venta más jugosa ya que le queda solo un año de contrato y el próximo año podría salir gratis.

En el terreno deportivo nos quedará por ver hacia dónde va la tan cacareada filosofía del Club. La dirección deportiva, encabezada por Mateu Alemany (expresidente del Mallorca y exdirector general del Valencia) tendrá que consensuar una idea de equipo y de juego con el entrenador. Si Koeman continúa, parece empecinado, ya desde el último mercado de invierno, en fichar a Memphis Depay y a Georginio Wijnaldum. Ambos jugadores son holandeses, los ha tenido Koeman en la selección holandesa y terminan contrato esta misma temporada, con lo que el coste de ficharlos es bajo. Ahora bien ¿no supondrían este tipo de fichajes un tapón a los jóvenes canteranos que están empezando a sacar la cabeza? Además del consolidado Ansu Fati, y del cuestionado Riqui Puig que ya están en dinámica de primer equipo, el centro del campo del Barça B apunta alto con el recién renovado Alex Collado, Ilaix Moriba o el joven Nico González, hijo del gran Fran González, buque insignia de aquel Superdepor de los años 90.

Si Koeman no continúa, el primer nombre que ha salido a la palestra es el de Julian Nagelsmann, joven técnico alemán que en los últimos años ha puesto al Leipzig en el mapa futbolístico europeo y practicando, según dicen (no voy a mentirles diciendo que he visto 50 partidos del Leipzig), un futbol alegre y vistoso.

En definitiva, y no puede ser de otra manera, tenemos más incógnitas que certezas de lo que van a ser estos próximos años, pero sin duda serán cruciales para revertir (o consolidar) la ruinosa situación económica del club. Emociones no van a faltar.

Un comentario en «Culer democracy (y 2)»

  1. Ejem…bueno..aprovechando este artículo deportivo y la noticia de estos días sobre » La SuperLiga»,me interesa hacer un extrapolación mental sobre «El plan B» del PP que los partidos independentistas catalanes están dispuestos a votar a favor.

    Ejem…vale ,empecemos :
    A esta proposición de ley le pasará lo mismo que a La SuperLiga ,se quedarán solos como El Real Madrid y El Barça,es decir los del PP y el triunvirato independentista de ERC,JxCat y CUP.
    Unos porque el gobierno social comunista bolivariano les impide ser ¡¡LIBRES!! para llenar sus bolsillos y los otros porque el Gobierno opresor del Estado ,les impide su «derecho a decidir»lo que les salga de los Cataplins porque son «mes que un poble,un sol poble»..
    Es decir …un fiasco…¿anunciado?.
    Ante mi doy fe.
    AC/DC.
    firmado…Soy culer,a pesar del Procesismo.
    Soy culer
    y templé mi corazón
    con pico y barrena
    Soy culer
    y con caña vino y ron
    me quito las penas
    soy culer
    porque a mi nadie me espanta
    y quiero solo el sonío
    de una taranta

    Compañero, dale al marro
    pa, cantar mientras garbillo
    que al compás
    del marro, quiero
    repetirle al mundo entero
    yo, yo soy culer….JAJAJA…que nervios.

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