De la ternura y otras cojudeces

Frans van den Broek

Nadie puede negar que el largo proceso de liberación femenina ha conseguido logros impensable tan solo un par de generaciones atrás, a los que de seguro se aunarán muchos más, dado el proceso de globalización y la expansión paulatina de algunos derechos universales, que incluyen la igualdad de la mujer ante la ley y la sociedad. De lo que todavía no estamos muy seguros, creo, es de lo que podría llamar las consecuencias colaterales de estos cambios en la sociedad, pues la igualdad interacciona con los hábitos culturales y las visiones de mundo de las comunidades en evolución y estos cambios pueden resultar en nuevas formas de interacción social que no se preveían o que se desconocían. Esto no desdice en absoluto la valía de la emancipación de la mujer como uno de los procesos históricos más importantes de los últimos siglos en Occidente, pero puede indicar que hasta las mejores intenciones, como suele decirse, pueden crear sus propios caminos al reino de Vulcano, o simplemente sus propias inconveniencias.

A esta reflexión me lleva el observar el comportamiento de mis alumnos, jóvenes entre los 18 y los 25, en su gran mayoría europeos de países ricos (no abundan los Moldavos, por mencionar a un país medio olvidado en nuestra conciencia europeísta), de etnias europeas (esto es, no abundan y más bien brillan por su ausencia los turcos o marroquíes) y de buen parecer (otra sutil forma de discriminación, la de la belleza, cuya presencia no quiere reconocer la dirección de mi universidad, por la sencilla razón de que sería vergonzoso hacerlo). Hago estas especificaciones pues es muy probable que lo que vaya a decir se aplique a un sector bastante limitado de la población europea o sea pura subjetividad, aunque me atrevería a decir que no del todo. Lo que he constatado es que en el trato personal, en la manera de hablarse y de hacerse bromas, de comunicarse unos con otros, de relacionarse en la calle y en las clases, los hombres tratan a las mujeres como si fueran otros hombres y las mujeres actúan en consecuencia. No me refiero a que los hombres o mujeres se traten de igual a igual en una nueva esfera de costumbres y hábitos comunicativos amoldados a una nueva ética igualitaria; lo que observo es igualitario, sí, pero es igual en su rudeza y hasta mal gusto. No veo a un hombre metrosexual, feminizado o delicado en su trato, y a una mujer mas asertiva y exigente, pero decorosa. Lo que observo es un trato medio brutal, que remeda el que tienen los muchachos entre ellos, esto es, lleno de bromas fuertes, de malas palabras, de insultos o empujones.

No siempre, por supuesto, y hay diferencias aun, pero en general hombres y mujeres han adoptado cierto aire de rapero insolente para el que cada frase debe contener una mayoría de lisuras y un tono de amenaza. Durante la mismísima clase no son raros intercambios entre ellos que incluyen el afamado “Fuck you” o “Cunt” (o Kut, en holandés, o incluso Coño, de algún español despistado), en bocas femeninas tanto como masculinas, y otras perlas que le ahorro al lector. Puede ser que este comportamiento sea una consecuencia de un cambio general de las costumbres que, lógicamente, afecta tanto a hombres y mujeres, los cuales son mas igualitarios en estas sociedades, por el que las normas de decencia han cambiado y se ha hecho distintas, ni mejores ni peores (si bien puede argüirse que la igualdad comporta una evolución positiva en sí misma), siendo mi observación la de alguien chapado a la antigua para quien emitir insultos en presencia de damas era y sigue siendo un tabú. Es posible. Pero deploro de todas formas la rudeza, fuera cual fuere su origen, y no la puedo aceptar como norma de convivencia, aunque soy consciente de que lo que yo percibo como rudeza bien puede ser visto por los jóvenes como simple familiaridad o amistad desparpajada. Pero es difícil enseñarle nuevos trucos a un viejo perro, y como canino canoso (valga la cacofonía) poco puedo hacer para cambiar mi renuencia a decirles a mis alumnos que se vayan al carajo y dejen de preguntarme tonterías que les pateo el culo. Sencillamente, no puedo. Si hasta me tomó años dirigirme a la madre de un viejo amigo, lector de este blog, con su nombre de pila. Para mí fue por años Señora y lo sigue siendo, aunque he trastocado el formalismo por la familiaridad. Quizá exista una correlación entre formalismo y trato desigual a la mujer, algo que dejo a los sociólogos averiguar, y este sea el precio que debamos pagar por la liberación, pero quisiera creer que no es inevitable, que todavía hay espacio para el respeto y la consideración en la comunicación moderna. Espacio para la conversación civilizada, algo que parecemos perder cada vez más.

Por una de aquellas derivas algo perversas de la mente, durante una conversación con un amigo un tanto menor que el que escribe (más o menos por una década), este fenómeno lo asociamos con otro que nos entretuvo en animada discrepancia por un buen rato. Quizá sorprenda a quien lo lea en este contexto, pero lo menciono porque puede haber una conexión más íntima de lo que parece. Se trata de la costumbre, desconocida para mi generación, de depilarse o afeitarse los pelos púbicos, a veces hasta la plena calvicie. ¿Desde cuándo se ha hecho mandatorio desposeerse de todo trazo pilar del pubis? ¿Y cuál es la razón de esta, a mis ojos, nueva costumbre? El cuidado cosmético está sujeto a cambios y modas, por supuesto, y en nada sorprende que la región púbica sea objeto de atención también. Pero depilarse al cero, incluso los hombres, parece tener su origen no en la mente de árbitros de la elegancia como los de antaño, sino en las películas pornográficas de hoy en día. Ni he examinado el fenómeno ni pienso hacerlo, pero si esto es cierto indica una evolución preocupante en nuestras costumbres. Sé de personas que ven ahora hasta con asco la presencia de pelos en dicha región, para lo que aluden, como mi amigo, razones higiénicas o de mínima decencia o deferencia para con el prójimo. Francamente, jamás se me hubiera ocurrido pensar que ver pelos en donde normalmente están podría ser razón de asquerosidad o de menosprecio. Es cierto, mi generación no admitía los pelos en las axilas tampoco, pero esto fue cambiando en la dirección contraria, esto es, en admitirlos sin remilgos, como los de las piernas. Pero ahora, de pronto, somos pilapubisófobos, si es que así puede llamarse a la fobia a los pelos púbicos. Es probable que la higiene avance con esta costumbre, pero no debe olvidarse que uno de los efectos que tiene es conseguir que las regiones íntimas se vean como las de un niño o niña. Me dirán los que lo justifican que es la parte pedofílica de mi mente la que así lo interpreta, pero en alguna parte he leído que no faltan quienes así lo reciben y en dicha medida lo aplauden. El caso es que la deriva polimorfa del diálogo nos llevó a constatar que en las actuaciones de los videos porno también se había introducido paulatinamente el uso de la violencia como forma normal de trato sexual. Ya la revelación del acto íntimo no es suficiente, sino que alguna forma adicional de excitación debe formar parte del repertorio erótico de hoy en día, y no solo en las películas, sino en la vida diaria. Cachetadas en las nalgas o en la cara, por ejemplo, suelen considerarse parte necesaria de toda sesión que se respete, si es verdad lo que me dicen mis informantes, y leo en un periódico un artículo sobre una serie que dicen será el formato para las series de mujeres jóvenes en América que la manera de hablar de las mismas se ha hecho cruda, desinhibida y venenosa. Un mundo en el que no tiene lugar la ternura, la cual puede considerarse sin temores propia de cojudos o gilipollas. En la tal serie, por ejemplo, dice una mujer, contándoselo a sus amigas, que en cierto momento ya estaba harta de las palabritas dulces y amorosas y las caricias de su amante de turno y que quería se la folle como un salvaje, fuerte y parejo. Esto me recordó la frase más usada en Holanda para referirse a una buena sesión de sexo: keihard seks, o sea, sexo tan duro como una piedra. Jamás me ha parecido una buena metáfora para referirse a una sesión amatoria, pero los gustos difieren, supongo. Y el que habla es tan anticuado que todavía prefiere la ternura a la gimnasia sudorosa o al menos una combinación adecuada de las mismas. Lo que me importa señalar, más como pregunta que como aseveración, es la posible conexión entre la liberación de las costumbres de género y el exilio de la suavidad, la sutileza y la ternura al reino de los imbéciles o los perdedores. O de los cojudos, como los llamamos nosotros. Y lamentar este exilio, aunque poco se pueda hacer al respecto.

9 comentarios en “De la ternura y otras cojudeces

  1. Me ha encantado el artículo de hoy. Gracias, Frans!! Debe ser que debo ser también un poco chapada a la antigua y que la manera en que me educaron mis padres ya pertenece a otro mundo… Creo que como en todo, un término medio, basado en la sensatez, siempre es lo más adecuado. Ni las rigideces formales de antaño, ni los malos modales a los que se refiere el articulista.

    Muchas veces, la sensación que tengo es que, en lugar de que lo que se consideraba el mundo de los hombres, se adaptara a la mujer, hemos sido las mujeres las que nos hemos adaptado. Hemos cambiado y eso es bueno. Lo malo es que los hombres no han cambiado al mismo ritmo.

    Esto se ve en ámbitos como la política, o el mundo laboral. Algo tan evidente como los horarios de trabajo. Se sigue trabajando como si esto fuera un mundo de hombres, de hombres sin responsabilidades familiares, pues siempre alguien les descarga de ellas. Y como mezcla de ambos mundos, no hay más que ver el caso de Saenz de Santamaría, que tan flaco favor nos ha hecho a las mujeres y a muchos hombres.

  2. Había escrito un segundo comentario, pero definitivamente se lo ha tragado algún agujero negro cibernético… Comentaba dos noticias que hacen que den ganas de salir corriendo, por la burrez de algunos (en este caso, algunas) políticos.

    Primera… Rita Barberá increpando a una conductora de autobus urbano en huelga, reprochándole lo que gana (Rita a la conductora), cuando de todos modos, la sutil alcaldesa gana mucho más…

    Segunda. Finalmente, los archivos de Miguel Hernández abandonan Elche después de años allí y se mandan a un ayuntamiento de Jaen. Todo viene del nulo interés de la actual alcaldesa por tener estos archivos (total, ¿quién diablos era Miguel Hernández?), alegando motivos económicos, aunque el tufillo ideológico asomaba por todas partes (esa misma mujer cambió el nombre de una plaza de Elche por otro. Nombre antiguo: La Pasionaria…).

  3. Hola Frans, muchas gracias por tu artículo!! La segunda parte la leeré por la tarde-noche, que ahora hace musha caló para hablar sobre los vellos púbicos….. jajajaja

    Pero sí puedo decir que menos mal que todo cambia, y la sociedad también, y los hombres, y las mujeres, cada uno a su ritmo. Podría ser más rápido, pero bueno. A ti te da apuro decir palabrotas delante de mujeres, a mí no me gusta decirlas delante de niñ@s (aunque alguna se me escapará), ni dejo que las digan. Y lo de Usted lo uso mucho, pero depende (como en este blog). Es como la educación que he recibido de mis padres, como menciona Marta, la tengo presente siempre, pero luego hago lo que quiero 🙂

    La igualdad de la mujer en ser normales, no en ser igual que los ‘hombres’ tal y como vienen siendo….. ese es el fin, no??

  4. Como siempre, Frans,con su magnifica prosa lleva sus conclusiones mentales al limite de la inteligencia.
    Yo sin embargo,a un extraterrestre en tierra extraña como yo,le vienen a la cabeza algunas conversaciones ,que podrian aclararle,el porque de las cosas,me explico:
    Un buen amigo ,propietario de un pequeño supermercado,me decia que para El anuncio de Mr Proper,habian hecho un estudio sobre la fisonomia del hombre que mas atraia a las mujeres,principales compradoras de articulos de limpieza,llegando a la conclusion que una cabeza sin pelo y unas facciones como las de Mr Proper»Don Limpio» eran las mas indicadas para «estimular» a sus clientas potenciales el valor de la limpieza.
    Quiere decir esto que los mas hippies «melenudos» ya no tienen nada que hacer….pues que quieren que les diga,alla ustedes,yo tengo unas largas «greñas» y un luminosoa calva que tapo ligeramente con mi exiguo flequillo….quizas el morbo este en el punto medio……jeje.
    Sobre que las mujeres se depilen hasta el «bello» pubico,solo tengo que hacer referencia a algunos chistes machistas de cierto garrulismo que asolan las mentes masculinas….ya saben aquel que al final llega a la conclusion que una mujer peluda es todo….coño….ejem….perdonen ,pero es asi.el garrulismo masculino.
    Las mujeres no quieren ser carne del cañon de garrulos como estos y sabiendo que para que un hombre no tenga pelos en la lengua hay que ser sutilmente higienica y divertida.
    Hoy en dia el habito no hace al monje….pero la juventud de hoy en dia ,es algo mas que sexo,drogas y rock & roll….es sinceridad pura y dura,y eso a los hombres nos duele en nuestro imaginario colectivo ,el que la mujer haya tomado la iniciativa,con todas sus consecuencias.
    Al fin y al cabo ,uno es tan educado como el entorno que le examina.
    Vamos digo yo.
    Desde lo alto de la esfera mayor,cabalgando en las luminosas fractales de mi Contradictor,que me envuelven en la nebulosa del humo que ciega mis OjOs,para Debate Callejero…Ante mi doy fe.
    AC/DC
    firmado:
    JAJAJA….que nervios.

  5. Esto está circulando por las redes sociales, ¿alguien puede confirmar si es presunto o no? 🙂

    http://www.google.es/imgres?hl=es&sa=X&gl=es&biw=1016&bih=597&tbm=isch&prmd=imvnso&tbnid=Htf83xh_GG_jGM:&imgrefurl=http://twicsy.com/i/bFajqb&docid=epWh3-anPYABbM&imgurl=http://p.twimg.com/ArpAZqHCEAAQBTn.jpg:large&w=1024&h=559&ei=UavpT-iRMsiu8gOy3ZHbDQ&zoom=1&iact=hc&vpx=584&vpy=318&dur=88&hovh=166&hovw=304&tx=140&ty=191&sig=109247966416380348685&page=3&tbnh=131&tbnw=183&start=41&ndsp=20&ved=1t:429,r:3,s:41,i:213

    Tomás Santos:
    – Miembro del ‘Club de amigos de Intereconomía’
    – Desde su cuenta de twitter @EnEstadoDGuerra amenazó a Tania Sánchez, diputada de IU en Madrid, en los siguientes términos: ‘Eres una zorra roja rabiosa que merece morir aplastada’
    – Si te sientes indignado por actitudes machistas y amenazantes como las de este sujeto Comparte.
    – NO a la impunidad de la extrema derecha española.

  6. Por cierto,el Sr Van Broek,se habra «jartao» de ver porno por internet para desarrollar con conocimiento de causa su magnifico articulo..
    …¡Que pillin!……jiji.

  7. Al hilo del comentario de Sarah,hay que hacer una diferenciacion entre los terminos,garrulismo,machismo, y fascismo.
    No todos los garrulos son machistas.
    No todos los machsitas son garrulos.
    Pero los fascistas ,si son machistas de lo mas garrulos ,tirando a salvajes,para verguenza de las madres que los parieron.
    Por eso si alguien dice que la carcundia mediatica que nos asola es fascista con todas las letras ,está hablando con verdadera propiedad.

  8. Amistad, coincido con tus definiciones…… ¿también has recibido tú esta info? ¿Es verdad que esta persona ha dicho eso?

  9. Hace dos dias lei esta noticia :
    Una diputada de IU vuelve a recibir duras amenazas de ultraderechistas

    Tania Sánchez, diputada de Izquierda Unida en la asamblea de Madrid, ya ha denunciado los hechos a la policía

    http://www.publico.es/espana/438083/una-diputada-de-iu-vuelve-a-recibir-duras-amenazas-de-ultraderechistas

    Asi viven la involucion franquista, de la mano de la mayoria absoluta del partido popular,la izquierda de este pais de tontos de los cojones.

    Y luego ves como el ministro de justicia Gallardon se pone como unos zorros contra la resolucion del Tribunal Constitucional sobre Sortu y vemos como «La patriota Aguirre» ,monta en colera cual antisistema descerebrado.
    Verlo para creerlo….En fin ,España estaba llena de matices,ahora gobernando los populares,España muestra su lado mas oscuro,repelente.

    En mi pueblo natal Civitalek ,alla en Ganimedes,a los fascistas les hacemos leer Bartleby, el escribiente,para que conozcan de una vez por todas lo que es un ciudadano libre
    .::::
    Imaginen mi sorpresa, mi consternación,cuando sin moverse de su ángulo, Bartleby, con una voz singularmente suave y firme, replicó:
    -Preferiría no hacerlo.
    Me quedé un rato en silencio perfecto, ordenando mis atónitas facultades.
    Primero, se me ocurrió que mis oídos me engañaban o que Bartleby no había entendido mis palabras. Repetí la orden con la mayor claridad posible; pero con claridad se repitió la respuesta:
    -Preferiría no hacerlo.
    -Preferiría no hacerlo -repetí como un eco, poniéndome de pie, excitadísimo
    y cruzando el cuarto a grandes pasos-. ¿Qué quiere decir con eso?

    ……..

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