De ola a ola

David Rodríguez

Prácticamente no hemos acabado de salir de la segunda ola de calor de este verano y ya tenemos activados nuevos avisos de peligro para estos días. Para quién todavía pueda pensar que esto es algo normal, hay que recordar que, a nivel de España, se considera ‘ola de calor’ un episodio de como mínimo tres días consecutivos, en el que al menos un 10% de las estaciones meteorológicas registran temperaturas máximas por encima del percentil 95 respecto a la serie comprendida entre 1971 y 2000.

La primera ola de este verano llegó en junio y fue la más intensa en este mes desde que se tienen registros, superando la de 1981. La segunda ola se acaba de producir a mediados de julio, que según los datos provisionales de la AEMET (Agencia Estatal de Meteorología) ha sido la más intensa y una de las más duraderas de la historia. Durante las jornadas presentes volvemos a padecer episodios de calor extremo en muchas provincias de España, aunque técnicamente parece que no va a tener la consideración de una ola independiente, y puede ser que se compute como una continuación de la anterior.

Estos episodios de calor extremo no están afectando solamente a la Península Ibérica, sino que se están superando récords en países como Dinamarca, Alemania o el Reino Unido. Obviamente, el mayor número de olas de calor, su mayor intensidad y su duración más extensa se deben al calentamiento global. Las elevadas temperaturas tienen a la vez efectos devastadores en forma de incendios forestales y también un coste terrible en vidas humanas. Según el Instituto de Salud Carlos III, se han producido 510 muertes atribuibles al calor entre los días 10 y 16 de julio.

Este año se celebra el 50º aniversario de la publicación por parte del Club de Roma del informe “Los límites del crecimiento”, en el que se alertaba de que el ritmo de industrialización, contaminación y explotación de los recursos naturales alcanzaría los límites de crecimiento del Planeta en 100 años. En 1988 se creó el IPCC (International Panel on Climate Change), que hasta la fecha ha elaborado seis informes en los que se pone de manifiesto la evidencia científica de que la actividad humana está provocando un calentamiento global cuyas consecuencias son extremas y en buena parte irreversibles.

Durante estas últimas décadas, sin embargo, hemos tenido que padecer el sistemático negacionismo del cambio climático por parte de autoridades políticas y empresariales, que ha llegado prácticamente hasta nuestros días en figuras como la de Donald Trump. Los intereses económicos a corto plazo han prevalecido, y se ha acusado de catastrofismo a la comunidad científica, cuando realmente el escenario que tenemos en el presente se encuentra en los límites de los peores que se habían proyectado. No es de extrañar que las sucesivas cumbres internacionales sobre el clima hayan asumido unos compromisos que las personas expertas han tachado de claramente insuficientes.

Es importante recordar que este negacionismo es el responsable de unos efectos que ya hemos vivido y que por desgracia nos tocará sufrir en el futuro. Del mismo modo, es fundamental remarcar que detrás de todo este desprecio a la evidencia científica se encuentra la lógica económica del beneficio a toda costa. La ocultación del problema ha sido recurrente durante años, llegándose a la lógica del insulto por parte de quiénes ahora con todo el cinismo realizan anuncios publicitarios en las que destacan el color verde en su nueva imagen corporativa.

Ya he explicado en más de una ocasión los problemas de un mundo en el que la gobernanza global brilla por su ausencia y la ONU no deja de ser un organismo meramente decorativo. Pero no podemos cansarnos de insistir hasta la saciedad de que urge un cambio radical en un modelo económico que nos está conduciendo al colapso global. Ha llegado un momento en el que no caben medias tintas, ni capitalismos verdes ni experimentos para reformar un sistema que debe ser transformado de raíz. El reto es mayúsculo, pero el coste de continuar sumidos en la inacción es muchísimo más elevado.

3 comentarios en “De ola a ola

  1. Siempre la misma frustración , transformación de raíz ( eso ¿ qué es ? ) , gobernanza mundial ( por quién y cómo ) .
    Luego la Ciencia , que si lo es en nuestro caso , que se yo , los tres principios de la termodinámica por poner un ejemplo , deberíamos ser capaces de pronosticar la entropía de los procesos y una cierta previsibilidad.
    Sus deseos preocupan y no tienen buena pinta. Son antipolíticos y abogan por la eliminación de los intereses económicos y el nacimiento de un mundo nuevo del que nazca un orden diferente llevado por el sueño de la razón . Sánchez no tiene inconveniente en recitar mantras por temporadas, cada cual mas estúpido que el anterior mientras que un grupo de cabestros exaltados aplaude .
    Decenas de artículos pangénicos , idolátricos , melancólicos mientras la esfinge tártara putiniana bisbisea en una lengua eslava , sembrando de muerte los campos del señor.
    Vamos a cantar todos juntos Viva la gente ! y luego a otra cosa. Cuanto menos se entiende con más fuerza se afirma , como en los tiempos de Lutero.
    ¿ Qué es el colapso global , como se producirá y cuáles serán sus signos indubitables ? Si se es incapaz de contestar a alguna de estas preguntas entonces no merece la pena seguir.
    Pura cháchara .

  2. Mr Mulligan,con la calor que está haciendo y vas tú y echas leña al fuego.
    Una forma muy » sui generis » de mostrarte como «negacionista»
    …JAJAJA…que nervios.

Deja una respuesta