Carlos Hidalgo

Mientras escribo esto, el horror de siempre en Israel y la Franja de Gaza es más horrible todavía. Milicianos de Hamás, usando tácticas no convencionales y que en algún caso parecen sacadas de videojuegos, se han infiltrado en Israel y han causado una matanza indiscriminada mientras se dedicaban además a secuestrar rehenes para forzar una posición de debilidad por parte de Israel.

El carácter de las acciones de Hamás ha quedado claro cuando se han descubierto más de doscientos cadáveres de los asistentes a un festival por la paz que se celebraba como protesta por las condiciones en las que Israel mantenía a los habitantes de Gaza. El delito de esos aficionados a la música fue el estar en el lado israelí de la valla cuando los milicianos de Hamás cruzaron.

El gobierno de Israel, en manos de una coalición ultraderechista liderada por Benjamin Netanyahu, fue pillado por sorpresa por esta ofensiva terrorista y no fue hasta pasadas cuatro horas del inicio de los ataques cuando se dignaron dar una respuesta.

Esta operación de Hamás, que ha supuesto movilizar una cantidad inusual de medios y de hombres, ha pasado absolutamente bajo el radar del gobierno Netanyahu, cuya política hacia los palestinos ha sido la de permitir las colonias ilegales, el acoso a los palestinos y a los ciudadanos musulmanes de Israel y aplicar políticas de “mano dura” pensando que a palos mantenía doblegados a sus vecinos. Mientras, su gobierno hacia frente a protestas por sus intentos de privar de independencia al Tribunal Supremo de Israel, por los cada vez más flagrantes casos de corrupción y por los problemas del coste de la vida y de la vivienda en Israel. Porque no solo de enfrentarse a los palestinos vive Israel. El diario Haaretz decía este domingo en su editorial que la mayor responsabilidad por parte del lado israelí cae precisamente sobre Netanyahu.

Pero por el lado palestino, los crímenes de Hamás son tan terribles y tan gráficos, que van a forzar una respuesta de tal brutalidad por parte del lado israelí, que es hasta posible que pierdan el apoyo entre los habitantes de la franja de Gaza, si es que alguien queda allí después de que las IDF arrasen el lugar y seguramente lo tomen con fuerzas terrestres.

Se especula con que este movimiento por parte de Hamás responde a Irán, que habría financiado a los milicianos (siendo ellos chiítas) para obstaculizar la normalización de las relaciones de Israel con el resto del mundo árabe, lo que supondría un aislamiento mayor para Irán, étnicamente persa y de la rama chiíta del Islam, muy diferente de las de sus vecinos, que profesan las diferentes variantes del sunismo.

Pase lo que pase, se van a desatar ríos de sangre sobre los ríos de sangre que ya llevan demasiados años corriendo por la zona. La comunidad internacional querrá intervenir poco, o nada. Y este conflicto solo va a legitimar a los más bestias de ambos bandos. Lo cual es preocupante, si pensamos que los actuales líderes ya son unos bestias, que juegan con las vidas de seres humanos como moneda de cambio para ganar puntos en sus respectivos fanatismos.