El espíritu del 45

Lobisón

Kean Loach es quizá el director británico más comprometido con el realismo desde una posición socialista radical. Sus películas son a veces discutibles, y no deja de ser notable pensar que algunos de los momentos más inolvidables del realismo social british no son obra suya sino de Stephen Frears, o incluso de Stephen Daldry (el comienzo de Billy Elliot). Pero en su última entrega, El espíritu del 45, la técnica del documental le impone límites a su frecuente tentación de tremendismo.

La idea es simple: se refleja el clima social en el que el Reino Unido vivió la victoria en la segunda guerra mundial, la arrolladora victoria laborista que siguió, y las reformas que el gobierno realizó, comenzando por la creación del National Health Service, el esfuerzo de construcción de viviendas que significaron las ‘nuevas ciudades’ o la nacionalización de la minería del carbón, el gas, la electricidad y el ferrocarril. A modo de colofón la película presenta la victoria de Margaret Thatcher en 1978 y las contrarreformas que sus gobiernos realizaron en todos los aspectos.

El aspecto más fuerte de la narración es recordarnos cómo era la sociedad británica en los años treinta, lo que supuso para las familias obreras, por ejemplo, no tener que elegir a quiénes se daba atención médica, en función del dinero disponible en cada momento, tras la creación del NHS (éste es uno de los momentos más conmovedores de la película, por cierto). El aspecto más débil quizá sea no tratar de explicar la victoria de Thatcher con más argumentos que la crítica a unas reformas laboristas hechas sólo ‘desde arriba’.

¿Por qué los sindicatos se convirtieron en enemigos no ya de la clase media, sino de muchos de sus afiliados, en los años setenta y durante el famoso ‘invierno del descontento’? ¿Por qué las nuevas ciudades se convirtieron en ratoneras de las que querían huir los hijos de las familias obreras en esa misma década? ¿La clave fue la pérdida de la conciencia de clase o la incapacidad de la izquierda para hacerse cargo de nuevas inquietudes y demandas ya muy alejadas de las de la posguerra?

Lo más importante, sin embargo, es mostrarnos a través de un recorrido temporal el retroceso moral que implica el paso del espíritu del 45 al espíritu de Wall Street y Canary Wharf, el abandono de las respuestas colectivas para los problemas colectivos dando gusto a un nuevo individualismo en el que la inmensa mayoría ha perdido. Es notable oir ahora, tras treinta años de neoliberalismo made in Britain, algo tan obvio como que el agua o los trenes son monopolios naturales, y que tratar de introducir la competencia puede ser el camino de la desinversión y la ineficiencia.

Al terminar la película se repiten las escenas iniciales de la celebración de la victoria de 1945, pero viradas a color frente al blanco y negro original. Algunos de los espectadores entonces aplaudimos. Como las luces aún estaban apagadas no pude saber si éramos sólo los espectadores viejunos, los mismo que tenemos en casa el Algo va mal de Tony Judt y seguimos esperando un movimiento de péndulo que restablezca la cordura.

5 comentarios en “El espíritu del 45

  1. No he visto la película, pero si seguí con mucho interés en su dia como Thatcher retó a los Trade Unions y despues de un terrible invierno sin carbón finalmente les venció. El sindicato de la minería del carbón inicialmente consiguió que otros sindicatos, sobre todo el de los camioneros se aliaran dejando a Inglaterra paralizada. Pero enseguida empezaron a aparecer esquiroles en la minería y fueron rechqazdos violentamente por los mineros en huelga. Las fotos pudieron indignar a mucha gente, no solo de las clases media y alta. Sin embargo el tiempo jugó a favor de la Thatcher porque los fondos de las Trade Unions para financiar a los huelguistas se agotaron por completo. El sindicato de los camioneros y otros se rajaron mucho antes que los numantinos mineros. Mas o menos por aquellas fechas, Reagan acabó con el sindicato de controladores aereos despidiendoles a todos y también les ganó. Se dice que el surgimiento de la Seguridad Social en todo Europa después de la guerra, se debió a que la única manera de hacer frente al comunismo era mostrando a la clase obrera que podía mejorar sustancialmente sin necesidad de buscar la revolución y la «dictadura del proletariado». En efecto, en Italia y Francia los partidos comunistas eran potentísimos y se consideraban representantes de todos los partisanos que fueron atacando a los ocupantes alemanes antes de la derrota de Normandia y Sicilia por las fuerzas armadas anglo-norteamericanas. Ellos querían que, al igual que los paises del este fueron conquistados por sus partidos comunistas respaldados por el ejercito rojo, también Francia, Italia y Grecia acabaran con el partido comunista en el poder. El desastre de la dictadura del proletariado en estos paises y la propia URSS, finalmente tuvo su reflejo en la caida del muro de Berlín. Muerto el comunismo, no había porque sostener el estado del bienestar en los paises capitalistas y la caida del fuerte poder que tenian los sindicatos en los paises occidentales, allanaron el camino para el individualismo. Quizas algún dia el péndulo social que está moviendose hacia la derecha vuelva a girar hacia la izquierda.

  2. Hola, Magallanes. Como castigo por haberme venido a acompañar en mi soledad, quisiera subrayar que en Gran Bretaña el PC lo único que tenía después de la guerra era unos espías buenísimos (el círculo de Cambridge). Creo que lo que explica las políticas de los laboristas en 1945 es que respondían a las necesidades y deseos mayoritarios después de las miserias de los años 30 y de la guerra.

    Y conviene recordar que Thatcher y Reagan la emprendieron con los sindicatos (y con Keynes) diez años antes de la cía del Muro y del colapso soviético. No creo que nos veamos como nos vemos por culpa de la quiebra del bloque soviético sino por nuestros propios pecados, y no creo que el Estado de bienestar fuera una concesión impulsada por el temor a los PPCC, sino un reflejo de los deseos mayoritarios en Europa occidental. Pero es sólo una opinión, claro.

  3. Lobison se muestra en desacuerdo con el contenido de mi post. Nunca un fenómeno tiene una sola causa, aunque a veces si hay una dominante. Por supuesto, que si se desarrolló el estado de bienestar es porque una gran parte de la población lo quería. Antes de la 2ª guerra mundial, Suecia fue el primer pais que implementó el mismo.
    Otra cosa es que el deseo de crear una sociedad mas igualitaria tenía para los partidos laborista o socialistas el acicate de crear una tercera via entre el capitalismo estadounidense y el comunismo sovietico y del este de Europa. Y los cristianodemocratas y el partido conservador inglés también vieron sus ventajas y dejaron hacer cuando los socilaistas ocuparon el poder. Curiosamente, la decadencia de los partidos socialistas se debe a que una vez instaurado el estado de bienestar que es aceptado por la mayoría de la población, dejan de ser útiles. Estamos escribiendo cuando en EEUU se está librando una batalla feroz entre Obama y los republicanos por la Ley de Sanidad Pública que está a punto de entrar en funcionamiento.

  4. En Gran Bretaña aparte de que el PC fuera sólo un nido de espías, los impulsores del estado de bienestar -laboristas como Clement Atlee, Ernest Bevin, Aneurin Bevan, etc-, eran además fuertemente opuestos al radicalismo comunista. Al igual que los socialdemócratas nórdicos y los alemanes. Nada que ver con las veleidades de los socialistas del sur de Europa (franceses incluidos). Supongo que a una personalidad tan fuerte como Aneurin Bevan no le hubiera durado un asalto un demagogo como Ken Loach (en el supuesto de que le hubiera prestado atención).

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