El espíritu del vino

Julio Embid

En 1993 salía publicado el tercer y mejor disco de mis paisanos rockeros maños Héroes del Silencio, encabezados por Enrique Bunbury y que vendía la asombrosa cifra de 600.000 ejemplares. Se titulaba El espíritu del vino y contaba con temazos como Sirena Varada o Flor de Loto. A mí un niño de escuela de diez años, este disco, me lo enseñó un compañero del cole, Javi Marta, al cual se lo había dejado su hermano mayor. Desde entonces, descubriendo que el vino tiene alma y procediendo de la siempre heroica y vitivinícola Augusta Bilbilis, mi pasión por los Héroes y por el buen vino no ha ido sino en ascenso.

En los últimos veinte años, los mismos que la salida de los discos de los Héroes del Silencio, las exportaciones españolas de vino se han triplicado. Estamos vendiendo 22’8 millones de hectolitros. Sin embargo, cada vez nos lo pagan peor, porque no sabemos mostrar su calidad, su excelente sabor, su historia o simplemente su espíritu. España cuenta con 69 Denominaciones de Origen y sólo dos, Rioja y Priorat son Denominaciones de Origen Calificadas. El resto mucho vender a granel a precios regalados (0,30 euros el litro) o embotellado a 2,40 euros de media. Y luego en EEUU un vino malo español te cuesta en el supermercado 20 dólares.

De los siete millones de hectáreas en el mundo en los que se produce vino, un millón está dentro de nuestras fronteras y sin embargo su consumo es muy reducido. Al contrario que nuestros vecinos franceses (44), portugueses (40) o italianos (37) los españoles sólo consumen la mitad de vino al año. 20 litros por persona y año. Por el contrario en cerveza estamos en el pelotón de cabeza con 77 litros por persona superando a países con una tradición cervecera muy superior como Bélgica (72), Reino Unido (67) o Dinamarca (60) y sin Denominaciones de Orígen ni creación masiva de decenas de miles de puestos de trabajo de por medio como supone el caldo de Baco. El consumo es especialmente elevado en las cuatro regiones del sur peninsular: Andalucía, Castilla La Mancha, Extremadura y Murcia. Y no será porque allí se produzca mal vino. 

Hoy la Marca España, debería centrarse menos en deportistas y artistas que cotizan fuera y en turismo de borrachera en Salou y Mallorca y apostar por nuestra gastronomía y por los productos de alto valor añadido como es nuestra gastronomía y nuestro enoturismo y aprovechar que si el durísimo mercado de la leche, por fin, se ha podido liberalizar dentro de la Unión Europea, afirmar que somos europeos para todo, también para la bueno, e inundar los supermercados del norte de Europa con nuestros productos. Ya lo dice el refrán: Beber en Jerez cerveza, no cabe mayor simpleza. Pues eso.

8 comentarios en “El espíritu del vino

  1. Buenos dias Julio Embid,caballeros callejeros,cabelleras al viento sin coletas y a lo loco :
    Gracias por tu articulo .
    Yo no escribire sobre vinos,me centrare en ru primera parte del relato
    «A mí un niño de escuela de diez años, este disco, me lo enseñó un compañero del cole, Javi Marta, al cual se lo había dejado su hermano mayor.»
    Que tiempos aquellos,en los que lo importante era comprar el disco y en el que la unica posibilidad de «piratearlo» era grabarlos en una cinta de cassette para los amigos.y escucharla en «el loro» .

    Para todos aquellos que tengan más de 30 años, la imagen de una cinta de casete evoca otros tiempos e incluso otro mundo. Esa España de los bares de carretera donde se vendían cintas de Los Chunguitos y Camela o los chistes de Eugenio y Arevalo, aquellos radiocasetes de los coches que con frecuencia se robaban y mercadeaban o los loros (léase reproductores aparatosos) que servían a «los macarrillas» como indispensable complemento. La cassette, la vieja y entrañable cassette, sin embargo, no sólo no está muerta, está viviendo su momento de máximo esplendor desde que copara alrededor del 40% de las ventas en nuestro país allá por los años 80 y primeros 90.»

    Ante mi doy fe…..JAJAJA….que nervios.

  2. Como no sé si lo pueden abrir ustedes, les cuelgo completo este artículo de Sánchez-Cuenca sobre UPyD. En Infolibre. Lúcido, en mi opinión:
    UPyD, juguete roto
    Ignacio Sánchez-Cuenca
    La política española se ha convertido en un espectáculo para contemplar con palomitas. Un público irritado y caprichoso hace subir y bajar a los políticos a un ritmo vertiginoso. Hay una demanda muy fuerte de novedades: hace unos meses la conversación giraba en torno a Podemos y ahora Ciudadanos parece haber ocupado “la centralidad” del debate. ¿Qué será lo próximo? La gente reclama nuevas formaciones que alimenten su voracidad política.

    El espectáculo político está adquiriendo tintes de un reality, como si fuera un Gran Hermano en el que los televidentes van nominando y expulsando a los políticos hasta llegar a la final el día de las elecciones generales. Los últimos jugadores en entrar a la “casa” han sido los intelectuales, veremos cuánto tardan en perder el favor del público. Ya sólo falta que Mercedes Milá presida el Congreso.

    En este concurso virtual, hay perdedores que salen muy tocados. Rosa Díez, que llegó a ser la política mejor valorada en España, es hoy una sombra de sí misma. En aprecio ciudadano le han superado Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y, más recientemente, Albert Rivera. Ella, que prometía regenerar la vida pública española, que quería enarbolar en su persona la suprema dignidad constitucional, parece hoy una política perdida, aferrada al cargo, repudiada por los suyos y víctima de un absurdo culto a la personalidad.

    Rosa y su partido, UPyD, son hoy un “juguete roto”. Un grupo de intelectuales, capitaneado por Fernando Savater, apostó por Díez, una modesta administrativa, sin estudios universitarios, que venía ocupando cargos políticos en el PSOE desde 1979, cuando fue elegida Diputada Foral de Vizcaya. Díez es el ejemplo perfecto de política profesional que enlaza un cargo con el siguiente. Se trata de una de las políticas más veteranas de la democracia española.

    Tuvo la audacia de presentarse a la secretaría general del PSOE en 2000, pero quedó la última (tras Zapatero, Bono y Matilde Fernández), con solo un 6% del voto de los delegados (ya había perdido antes en las primarias del PSE frente a Nicolás Redondo Terreros). Sin poder aguantar su irrelevancia política, se reinventó como una anti-nacionalista primaria y furiosa, a pesar de que entre 1991 y 1998 no tuvo demasiados escrúpulos en ocupar una consejería en el Gobierno vasco de coalición entre el PNV y el PSE.

    Fernando Savater, Mario Vargas Llosa, Aurelio Arteta, Mikel Buesa, Albert Boadella, Herman Terstch, Álvaro Pombo, Antonio Elorza, Andrés Trapiello y Félix de Azua, entre muchos otros intelectuales, le han hecho un daño terrible a esta funcionaria política, que ha acabado endiosándose.

    Produce mucho sonrojo releer ahora las lisonjas ridículas que le dedicaba Vargas Llosa (¿se acuerdan de Una rosa para Rosa?) o ver de nuevo la intervención locoide de Álvaro Pombo en el mitin de Vistalegre de abril de 2011 gritando como un energúmeno “¡Viva Rosa Díez!” en el discurso más estrambótico de la historia política española (aquí el montaje del director en un solo minuto). Por no hablar de cómo Rosa y UPyD se dejaron querer por tipos tan recomendables como Federico Jiménez Losantos y Pedro J. Ramírez.

    Díez acabó creyéndose los ditirambos que decían de ella y empezó a repetir como un papagayo las simplezas de Savater y los suyos sobre la maldad del nacionalismo, la unidad de España y el Estado del derecho. Eso sí, lo hacía con desparpajo y chulería bilbaína. Consiguió de este modo convertirse en la portavoz del malestar de esa legión de intelectuales recalentados con la cuestión catalana y vasca y en posiciones cada vez más derechistas y reaccionarias.

    Rosa Díez incurre en simplificaciones groseras, como confundir el Estado de derecho con la uniformidad de la ley en todo el territorio, o suponer que las naciones son construcciones jurídicas (véase un ejemplo, aquí). En fin, teoría política de “todo a un euro” que tiene su clientela en España.

    “Rosa de España”, como algunos la llamaron, utilizó la artillería más pesada para arremeter contra el proceso de paz de Zapatero. Para ella, el diálogo con los terroristas era una ofensa a las víctimas y liquidaba el orden constitucional. Que Zapatero lograra con su diálogo meter una cuña decisiva entre ETA y la izquierda abertzale, y que la organización terrorista acabara renunciando a la violencia en octubre de 2011 es algo que ni Díez ni sus intelectuales palmeros han podido asimilar con naturalidad.

    Los ideólogos de UPyD nunca encontraron un perfil político definido para el partido. En estos últimos años, sin poder combatir a ETA y sin encontrar una línea clara en la cuestión de la crisis económica, el partido ha intentado buscarse un hueco en la lucha contra la corrupción. Sin embargo, la operación no ha funcionado, entre otras cosas porque la trayectoria de la líder es el ejemplo más acabado de la vieja política. En cuanto han surgido nuevas figuras críticas con la política tradicional, la imagen de Díez se ha desdibujado del todo.

    A todo esto debe añadirse la forma despótica en la que ha resuelto los conflictos internos, con el apoyo rocoso de su peculiar escudero, el simple de Carlos Martínez Gorriarán. Es justo reconocer que Rosa tiene que enfrentarse dentro del partido a unos egos enormes y llenos de ambición, pero eso no justifica los castigos que ha aplicado a los disidentes.

    Los intelectuales que tanto hicieron por Rosa se mantienen ahora callados. En este sentido, la crisis terminal de UPyD resulta más reveladora sobre las limitaciones de la intelectualidad española que sobre Rosa Díez. A quienes habían seguido la trayectoria de Díez, dominada por el oportunismo más descarado, no les puede sorprender demasiado que esté acabando como lo está haciendo. Al final, su cultura de aparato y su baja talla política le tenían que pasar factura.

    En realidad, lo más sorprendente es la mezcla de ingenuidad, frivolidad y arrogancia de esa legión de profesores, escritores e intelectuales varios que se creían que un partido político puede construirse con cuatro tópicos que no resisten un mínimo examen y con gente como Rosa Díez al frente.

    Rosa Díez es hoy el “juguete roto” de todos esos intelectuales que tanto la jalearon. Ahora que ya no les sirve la dejarán tirada. Así son ellos. Próxima estación, Ciudadanos.

  3. Estoy de acuerdo con su crítica sobre las insuficiencias de la acción exterior para la promoción de nuestros productos , sea el vino o el magnífico
    aceite de oliva.
    Francamente, no se a que viene el tambaleante comentario de PMQNQ y su despectivo comentario sobre Rosa
    Díez “ Rosa y su partido, UPyD, son hoy un “juguete roto”. Un grupo de intelectuales, capitaneado por Fernando Savater, apostó por Díez, una modesta administrativa, sin estudios universitarios, que venía ocupando cargos políticos en el PSOE desde 1979, cuando fue elegida Diputada Foral de Vizcaya. Díez es el ejemplo perfecto de política profesional que enlaza un cargo con el siguiente. Se trata de una de las políticas más veteranas de la democracia española…”

  4. “ ….. Ya lo dice el refrán: Beber en Jerez cerveza, no cabe mayor simpleza. Pues eso……. “

    Pues yo sí voy a comentar sobre el artículo de hoy y ya que el articulista lo finaliza con el refrán que he citado, le añadiré otro para su colección, también vinculado al Jerez. …… “El vino para beberlo y el cognac para venderlo ……. ” Expresión que define lo saludable de beber vino, en dosis adecuadas, en contraposición con la ingesta de destilados.

    Lamentablemente, como ya indica el articulista, Jerez perdió la batalla. Por un lado frente a la cerveza, recurso lógico en la doble función de satisfacer e hidratar. Por otro ante las “bebidas largas” en las que se mezclan destilados varios (whisky, brandy, ginebra, etc. etc.) con el diluyente que lo alarga (agua, soda, tónica Coca cola, etc.) y que son hoy en día las bebidas habituales en las reuniones. Finalmente por el costo. Una botella de Jerez, al no mezclarse con otros líquidos y beberse copa a copa, dura poco y existe gran riesgo de terminar la velada dando tumbos, mientras que a la botella de whiky le das coba con el hielo y el agua, o la Coca cola, y puedes pasar un buen rato con el vaso frío en la mano. Como digo, el “Sherry” perdió la batalla, en parte por la poca necesidad de promocionar una bebida que, a finales de los años sesenta, seguía siendo la denominación de origen de mayor venta en el mundo. No sé a que nivel andará ahora.

    Comprendo que se excluya al Jerez de lo que entendemos como vino para acompañar una comida. Es más considerado un aperitivo. Yo, como buen jerezano, como con fino, ya que soy más de pescado que de carne.

  5. «tambaleante comentario de PMQNQ y su despectivo comentario sobre Rosa Díez “ Rosa y su partido, UPyD, son hoy un “juguete roto”. »
    ¿De qué tambaleante comentario, y despectivo comentario míos habla, Arthur Mulligan? Yo a usted no le entiendo. Me he limitado a colgar un artículo de otra persona. Mi único comentario (no sé si tambaleante o despectivo o las dos cosas) es «lúcido».

  6. Con el vino seguramente pasa como con el aceite, que nos lo compran a granel los italianos y lo exportan a precio de oro. No obstante creo que lo que debemos vender es un turismo cada vez de más calidad y desterrar Saloufest y engendros similares, que si bien son pan para hoy son hambre para mañana.
    Rosa Díez lloró ante sus compañeros de partido cuando se deshizo el pacto con el PNV.

  7. Cambiando completamente de tema, les emplazó a pensar en quién ha tenido la culpa de que la izquierda esté cada día más fragmentada, cuando la derecha, hasta hace muy poco estaba toda en el
    PP.
    Una esperanza, la única, de esta fragmentación es que el PSOE tenga que depurarse de tanto corrupto y vividor como ha tenido que soportar hasta la fecha.

  8. PMQNQ . Gorriarán, simple ; Rosa Díez , sin estudios universitarios; los intelectuales , frívolos.
    Y para rematar, chulería bilbaína. Pues eso.

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