El espíritu

Juanjo Cáceres

Dicen de Luis Enrique que es una persona que no se casa con nadie. Probablemente sea alguien que materializa sus ideas contra viento y marea. Son ideas originales y que a menudo van contracorriente. El seleccionador decidió que el combinado español podía formarse sin contar con jugadores del Real Madrid. Que podía apostar claramente por la juventud. Que podía ir hasta el final con Morata y Unai Simón. Y que con esas decisiones y muchas otras podía superar el bache en que estaba el equipo tras el relevo generacional realizado a la victoriosa selección de Aragonés y Del Bosque.

Yolanda Díaz no es una ministra de Trabajo al uso. Representa un espíritu que raramente ha estado representado en dicha institución: una vocación clara de mejorar las condiciones laborales de los trabajadores sin rehuir los objetivos de crear empleo, una aproximación al diálogo social en la que la patronal no juega con las cartas marcadas, una aproximación negociadora no frentista… En definitiva, formas diferentes para un tiempo diferente, en que la mano izquierda es más importante que el puño levantado.

Miles de personas en toda España protestaron por el asesinato de Samuel. Lo hicieron con banderas irisadas, reivindicando el derecho a vivir en libertad, sin violencia y sin miedo, sea cual sea su género y orientación sexual. Es un país nuevo, distinto, en el que la transexualidad ya no es objeto de marginación y en el que existe la autodeterminación de género. El contraste con unas décadas atrás en lo que al tratamiento de la homosexualidad y la transexualidad se refiere, no puede ser más grande.

Los primeros datos de arrendamientos de viviendas en zonas tensionadas apuntan que la ley aprobada en el Parlament de Catalunya es eficiente para regular el alquiler en zonas tensionadas y contener la subida de los precios. No se reducen los contratos firmados y los arrendatarios están menos expuestos a que el arrendador especule con la subida del precio cuando aquellos finalizan. Un mérito, sin duda, de esa nueva forma de movimiento social que representan entidades como el Sindicat de Llogateres, gracias al cual disponemos del primer mecanismo real que existe para desmercantilizar la vivienda en España, ese derecho básico ignorado por tantos durante tanto tiempo. Extender el modelo al conjunto del Estado es urgente.

Los logros de cobertura del proceso de vacunación están muy ligados a una inmensa mayoría de ciudadanos que creen en la necesidad de vacunarse y que han acudido masivamente a inmunizarse una vez que su grupo de edad ha tenido la oportunidad de hacerlo. Incluso en estos días de repunte la asistencia por parte de gente joven es masiva. El oscurantismo pseudocientífico ha recibido mucha atención en medios y redes sociales pero la sociedad va por otro lado.

España en positivo. Ese podría ser el lema adecuado, reciclado de la campaña electoral de hace veinticinco años con la que los socialistas acudieron a las elecciones de 1996, para poner en valor ese país moderno y avanzado que también somos, aunque no solamente, y en el que también hay referentes, hechos, políticas y acciones que nos permiten explicarlo.

Precisamente el vídeo de 1996, hacía una narrativa de contrastes entre ese país brillante que supuestamente habían aportado 14 años de gobierno de Felipe González, frente al doberman, frente a la “España en negativo, la incertidumbre, el retroceso” señalando que “la derecha no cree en este país”. Hoy existen pocas dudas de que hay espacios políticos que representan incertidumbre y retroceso, pero es un tanto más dudoso que lo positivo y lo negativo sea algo tan estrechamente vinculado a unos bloques en concreto. Puede que en ciertos bloques predomine con claridad lo negativo, pero los otros no forman bloques homogéneos donde todo es positivo. Y precisamente es cuando lo positivo surge, que vemos mejor la diferencia.

Hay un espíritu desacomplejado y proactivo, que no solo hace emerger lo mejor que hay en nosotros, sino que también nos ayuda a cuidarnos. Es un espíritu mucho menos encajable en lemas simplones de lo que se cree y mucho más importante de lo que parece. La politización de los discursos a menudo lo debilitan y los relatos de apropiación también lo perjudican, porque no es de nadie: es un espíritu que hay que declinar y simplemente hay que dejar actuar a los que mejor lo declinan.

Es algo que va más allá de horizontes ideológicos y de partidos e incluso de la política. Es la mejor parte del espíritu de un tiempo en que no todo es casposo, deprimente ni en blanco y negro.

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