Gironés
Mañana empieza una nueva campaña electoral. Una campaña electoral de lo que se prevé que serán una de las elecciones más cruciales que ha vivido este Estado, como mínimo desde 1982, las elecciones del “cambio” del omnipresente Felipe González.
En estas elecciones de dirimirán los 135 diputados del Parlament de Catalunya que tendrán delante de sí el desafío de cambiarlo todo o no cambiar nada. Y es que, quieran o no los partidos unionistas, estas serán unas elecciones plebiscitarias. Unas elecciones donde al margen de los partidos, se contarán los votos como sí o no a una posible independencia de Catalunya. Unas elecciones que servirán para saber dónde estamos y hacia dónde vamos. O mejor dicho, hacia donde tendríamos que ir.
Aunque personalmente me temo lo peor. Me temo un resultado lo suficientemente confuso como para no poder clarificar la situación política.
Resulta difícil prever una mayoría de votantes hacia las dos opciones independentistas, aunque no tan difícil sea prever una mayoría de diputados en este sentido.
Y resulta difícil, poder ver una derrota clara de los separatistas, una derrota tan clara como para poder imaginar que las organizaciones y partidos que han liderado esta, de momento, pequeña revuelta abandonen sus ideales y esperen una oportunidad mejor.
Por otra parte, si los independentistas consiguen una victoria en escaños y votos, será el momento de ver hacia donde son capaces de llegar los dos bandos. Si las amenazas siderales del Ministro de Asuntos Exteriores se llevarán a buen puerto o si las amenazas militares del Ministro de Defensa proseguirán su curso.
Lo que está claro es que pase lo que pase, nos espera un largo periodo de amenazas y contradeclaraciones difícil de aguantar para la mayoría de la población. Y lo peor es que es posible que des de la Moncloa ya se tenga el discurso escrito sea cual sea el resultado final. La derrota de Mas y sus secuaces y la victoria de la mayoría silenciosa catalana…
Pero pasado este periodo, creo que sea cual sea el resultado, no habrá otra opción que la de plantear una segunda oportunidad de referéndum. Y esta vez un referéndum de verdad.
Tal y como pasó en Quebec o como se está trabajando para que pase en Escocia, en Catalunya tiene que haber una segunda oportunidad. Pero esta vez una oportunidad para votar sí o no al futuro de Catalunya dentro de España. Porque no creo que haya otra fórmula para poder solucionar este enquistado problema, si no es haciendo una pregunta clara y concisa a la población.
Quiera o no quiera el gobierno español.
El día en que el resto de españoles y el gobierno central estén dispuestos a una consulta que defina el futuro de Cataluña serán los independnetistas lo que no quieran que se haga.
¿Es para esto que el catalanismo quería el autogobierno de Cataluña? Uno pensaba que era para gobernar y mostrar cómo se gestionan bien las cosas, por no hablar de responsabilizarse de su tarea de gobierno. Pero no, hay que pasar el día preparando grandes festivales en la calle, sin y con antorchas, cuando no alimentando el odio hacia el resto de España, y en cualquier caso vendiendo humo. Todo retransmitido por la televisión más plural del mundo, la nostra y la de tots, TV3. Como residente en Barcelona, siento una enorme vergüenza de lo que estamos, por todos los puentes que estamos intentando destruir con el resto de los españoles.
Muy acertadamente Gironés escribe «Lo que está claro es que pase lo que pase, nos espera un largo periodo de amenazas y contradeclaraciones difícil de aguantar para la mayoría de la población». Me duele muchísimo que Catalunya se separe del resto de España, pero ya estoy bastante harto de tantas declaraciones contrarias. Sin duda, el post 27-S se va a parecer mucho a la tensión entre El Eurogrupo y Grecia. No creo que ningún gobernante crea en imponer la fuerza para «conquistar» de nuevo a Catalunya, sería una locura y muy condenado por el resto de la UE, EEUU y otros países. Los victimistas catalanes ya han convencido a una mayoría catalana de que España expolia brutalmente a Catalunya. Cualquier medida de fuerza resultaría en muchísimos martires con muchas ganas de hacerse fotos entrando en furgones policiales o Comisarías. Entonces, se van a dar miles de reuniones entre Gobierno y los triunfadores secesionistas con intervenciones del PSOE y otros partidos catalanes federalistas en los medios y, quizas, como en el caso Tsipras-Eurozona se llegue a alguna componenda federal tipo el estatuto abortado por el TC. Todo ello horriblemente cansado para los que, nos duele que se vayan, pero no queremos tenerles si se sienten tan esclavizados por el resto de los españoles.
Acabo de leer que la encuesta del CIS afirma que los partidos independistas lograrían la mayoría. pues, pasemos a la etapa de negociaciones interminables con pequeños roces de declaraciones radicales por ambas partes. Todos a sufrir.
Yo me siento próximo a Magallanes-
El determinismo de su argumentación no deja lugar al debate porque¨quiera o no quiera el gobierno español deberá convocar un referendum. Lo probable y necesario es que quiera o no quiera , el gobierno catalán se sujetará a la ley. Si se fija bien , los casos de Quebec y Escocia , difieren mucho entre sí y ambos con el caso de Catalunya .En el primero, unas recomendaciones de su TC (Canada) de carácter desiderativo( deberá …esto y lo otro , etc) intentaba definir las condiciones de una hipotetica separación -nada que ver con España, en donde está terminantemente prohibido entregarse a estos excesos; respecto de Escocia , aunque lleven faldas algunos de sus ciudadanos , no van a lo loco y adoran la presencia de The Queen en Balmoral.
La encuesta del CIS es muy positiva para los que pensamos que lo de la independencia catalana es un sin sentido. Convergencia y ERC no sólo no suben sino que bajan a saco. Junto con las CUP, que no han querido ir con ellos, consiguen por los pelos la mayoría absoluta de escaños, con un 45% de los votos. En el lado contrario, C´s primera codo a codo con Podemos, seguidos por PSE y PP, al que optar por un candidato «duro» parece que no le renta. Y menos a Durán separarse, aunque seguramente haya muchos encuestados que todavía no se hubieran enterado de su concurrencia por separado.
En fin, con un 45% de los votos aún incluyendo a unos que están de acuerdo contigo en lo la independencia pero en nada más que lo de la independencia, y con una mayoría absoluta por un sólo escaño, no se dan las condiciones ni para plantear un pulso serio al Estado.
Lo malo es que con estos resultados, Rajoy en vez de abrir la mano, la mantendrá completamente cerrada y no aceptará ni conversar sobre lo que se podría hacer para que la mayoría de los catalanes encontrara acomodo real en el Estado español, que estos mismos resultados demostrarían no es el caso.
Por supuesto sólo es una encuesta y la campaña no hace sino empezar así que pueden cambiar algo las cosas. Pero no creo que lo suficientemente como para alterar las conclusiones que expongo.