El Partido del Sentido Común

LBNL

Cuando todos te critican conviene al menos revisar tu posición. Ahora bien, cuando esos mismos que te critican lo hacen desde bandos contrapuestos y están deseando que te sumes a ellos, a la mejor es porque estás en el centro de dos extremos. Es decir, igual te están criticando por mantener la posición más sensata en una situación de polarización extrema que lleva a los demás a comportarse de forma completamente irracional. Me estoy refiriendo, claro está, al denostado PSC, concretamente al PSC liderado por Miquel Iceta, que viene derrochando sentido común en los últimos meses y semanas en los que Cataluña parece haber perdido la razón, lo que me gustaría fuera recompensado por la ciudadanía catalana el próximo 21-D. Pero no tanto por merecerlo, que también, sino por lo mucho que conviene que sea el PSC quien haga o deshaga mayorías parlamentarias en Cataluña.

En el PSC hay y siempre ha habido de todo: obreros emigrantes a Cataluña llegados de  otras partes de España y burgueses progres catalanes hasta la médula, lo mejorcito de los otrora PSUC y la inevitable dosis de arribistas que padecen todos nuestros partidos políticos. Dependiendo del momento histórico, en el PSC han predominado diferentes pulsiones, al punto que han sido recurrentes las voces que desde el resto de España han pedido su expulsión del PSOE. Afortunadamente esto no ha llegado a suceder y su federación con el PSOE ha servido para vacunar al PSC de las peores pulsiones nacionalistas y, también muy importante, para evitar que el PSOE caiga en los vicios atávicos del nacionalismo español.

Si, porque una cosa es ser patriota – amar mucho a tu patria – y otra bien distinta ser nacionalista, que implica un sentimiento de superioridad provinciano y nocivo sobre las otras naciones, pueblos y culturas. La identidad nacionalista se define en gran parte frente a la de los demás, sobre la base del “enemigo externo”, real o inventado. El patriota, por el contrario, ama lo propio y es capaz de apreciar lo positivo ajeno, tratando de emularlo.

En España, lamentablemente, sigue habiendo catalanofobia, mezcla de desprecio y envidia a Cataluña, basada principalmente en un gran desconocimiento de la realidad catalana, que es mucho más parecida a la del resto de España que lo que los nacionalistas españoles temen y lo que los nacionalistas catalanes quieren creer.

Cataluña tiene una historia y una cultura propias bastante más específicas que las de otras partes de España y no debería ser ningún problema reconocerlo. Al menos con la misma tranquilidad de espíritu con la que se debe enfrentar todas las exageraciones mitificadoras que el nacionalismo catalán se empeña en fabular y, sobre todo, la supuesta generación de derechos políticos especiales, incluido al de constituir un Estado propio.

Los pueblos, las naciones, no tienen derecho natural o predeterminado a un Estado propio. Algunos lo han construído y otros no, por diversas razones, no solo porque no se lo hayan permitido. En todo caso, el tiempo de constitución de nuevos Estados ya pasó, especialmente en Europa, donde hemos conseguido someter las pulsiones nacionalistas que causaron muchos millones de muertos y destruyeron el continente. Cataluña no tiene Estado y, aunque podría haberlo tenido, de la misma manera que lo tiene Portugal,  no le hace falta tenerlo para que todos los catalanes, sin exclusión, puedan vivir en paz, prosperidad y con pleno respeto y realización de todos sus derechos civiles, políticos y sociales.

Entre otras razones, porque goza de un grado de auto gobierno de los más extendidos en el mundo, algo que no deja de fastidiar al nacionalismo español, siempre mucho más atento a caulquier disfuncionalidad de la descentralización que apreciativo de sus muchas ventajas. Es completamente ridículo que la Generalitat gaste dinero en traducir las películas comerciales de Hollywood al catalán, pero es absolutamente legítimo que se empeñen en postegar la inevitable desparición del catalán como lengua viva que la globalización propiciará en las próximas décadas. Es absolutamente lamentable que la Generalitat no limite la posibilidad de que  los niños recién llegados a Cataluña  padezcan las consecuencias académicas negativas de pasar a ser de pronto educados exclusivamente en catalán por la mudanza de sus progenitores. Pero no hay un problema de exclusión de los hispano hablantes en Cataluña como sabe cualquiera que conozca Cataluña un poco. Y es absurdo que TV3 informe del l tiempo que hará en “los paysos catalans” irritando principalmente a todos los aragoneses, valencianos y baleares que sienten una aberrante pretensión externa de anexión. Pero todos estos ejemplos y otros similares no dejan de ser expresiones de paletismo bastante inanes que solo excitan a los que llevan décadas pregonando inútilmente que España se rompe.

España es tanto más sólida cuantos más españoles se sientan a gusto en su seno. Y el PSC siempre ha tenido claro que es necesario ocuparse principalmente de lo importante – el bienestar de los catalanes – y dejar de lado las trifulcas nacionalistas de un lado y del otro. “Lo importante” en Cataluña incluye también conseguir un encaje constitucional que consiga que los nacionalistas catalanes se sientan más cómodos. Es perfectamente posible encontrar fórmulas dentro de la Constitución que, sin entrar en zarandajas tales como el derecho a la auto-determinación o el sucedáneo “derecho a decidir”, permitan que una porción mucho mayor de la ciudadanía catalana se sienta suficientemente reconocida. En palabras llanas, “el café para todos” no es la única fórmula constitucional posible, especialmente si estamos dispuestos a poner al día y retocar la Constitución de 1978, lo que no debería ser un gran problema.

A menos que nos parezca un pecado capital inadmisible que Cataluña tenga más competencias que Castilla-La Mancha. En principio, semejante desigualdad parecería injusta pero, ¿no es ya así hoy? Es decir, ¿Extremadura tiene alguna pretensión de tener policía propia? ¿Galicia quiere ejercer la gestión de las cárceles en su territorio?

El Estado de las Autonomías actual ya reconocía una distinción “discriminatoria” entre las autonomías denominadas “históricas” y las demás (artículo 151 vs 143). Y la práctica se ha encargado de consagrarla porque la mayoría de las demás jamás ha pedido la transferencia de muchas de las competencias que las históricas – sobre todo Cataluña y Euskadi – sí han asumido. ¿Por qué debería ser un problema que una Constitución renovada formalizara que el Estado democrático, social y de derecho español es ya un Estado Federal asimétrico? Todavía mejor si, a cambio, todas las “naciones culturales” que conforman España acuerdan en el marco de la misma Constitución, la renuncia a cualquier pretensión presente o futura de desgajarse de la Federación.

Algo así es lo que defiende el PSC para “resolver” el problema político subyacente catalán, lo que no obsta para que se haya manifestado con total claridad en defensa de la legalidad democrática ante el desafío encabezado por Puigdemont y sus adláteres. Lo que no ha obstado tampoco para que haya acatado la prisión preventiva de varios ex-Consellers sin perjuicio de señalar su desproporcionalidad legal y su efecto político absolutametne contraproducente.

Volviendo al principio, hay situaciones en las que la soledad puede ser un acicate para perseverar en la posición propia antes que para sumarse a uno de los dos bandos enfrentados. El PSC no busca la equidistancia entre nacionalistas catalanes y españoles sino que impere el sentido común. Ojalá el 21-D el electorado sea capaz de abstraerse y reflexionar sobre quién le ofrece una mayor probabilidad de asegurarle un futuro mejor, dejando de lado a quienes gritan contra la opresión represora de la España tardo-franquista y reclaman la liberación de supuestos presos políticos y a quienes les responden esgrimiendo la Constitución como si esta fuera un texto sagrado inamovible olvidando que no es un fin en sí misma, sino un medio para garantizar la convivencia democrática de todas las sensibilidades políticas.

4 comentarios en “El Partido del Sentido Común

  1. Es extraña la combinatoria de palabras que refieren a estados de animo subjetivos como confort , federalismos asimétricos , encajes , sentirse a gusto y , un poco como si preparásemos un viaje en pullman;e´vitando de paso
    notas de mal tono , falta de proporcionalidad , aceptaciones irreversibles basadas en lo consuetudinario, y con guindas que producen profundos recelos como ese «  a cambio » ¿ y si no , qué ?
    Èn primer lugar ,la situación política en Cataluña no responde al tradicional eje izquierda derecha , eje que se preocupa principalmente de la distribución de la renta , sino que se encuentra empapado de rancio nacionalismo , sin que de ningún modo pueda ser equiparado a un residual nacionalismo español retardatario y anti moderno.
    La experiencia de los dos anteriores tripartitos confeccionados entre otros , por Iceta , incidieron más en levantar estúpidos e injustos muros , que en transitar por eso que hoy nos cuenta LBNL, cómo sentido común ( o como razonable ) .
    El Tinell se levantó bajo el principio de exclusión de una parte de la sociedad que tenia perfecto derecho a ser consultada en los asuntos de su interés- que por definición política , son todos – cuándo no sobre la infame acusación de “ que no eran de izquierdas “
    Así , de repente en Catalunya todo es izquierda ( salvo Cs y PP ) . Hay más izquierda de la que se puede consumir , con variantes estrambóticas con títulos de héroes de los grupos de Marvel. La degeneración teórica y programática es la propia de la sinvergüenza de Ada Colau o de las CUP , quienes quieren participar en elecciones “ilegítimas “ ( pero participar , que se agota la juerga ).
    El nivel de impostura llega en este momento a Iceta quien se queda colgado de la brocha , eternamente con vocación de “ reina por un día “ , porque es de izquierda , entre en Comú y ERC y con un PSC de notables ( la sensatez que conviene ) que ocupa el centro.
    Y ¿ qué pasa con los gravísimos delitos cometidos ? ¿ simbologìa ? Porque habrá juicios y fuertes condenas. Tanto daño no puede quedar impune.
    No le entiendo bien LBNL , creo en su buena voluntad y que solicita un sacrificio de cálidad, pero yo no quiero ni ver otro tripartito.

  2. Veo complicado que el PSC pueda pactar con esta ERC si eso es a lo que se refiere LBNL con lo de arbitrar mayorías. Tal y como están las cosas, sin que haya renuncia explicita a intentar llegar unilateralmente a la independencia ( o algo asi) ERC y PdeCat están ahora mismo fuera de juego en lo que a pactar un gobierno se refiere . Una cosa es que sean interlocutores validos para dialogar X y otra es una colaboración activa.
    Creo que en este momento el dilema al que se enfrentará el PSC es si los resultados haran necesario un cierto grado de apoyo a una hipotetica presidencia no independentista y como debería instrumentarse tal apoyo.
    Abstenerse para que hubiera una hipotética presidencia no se en que categoria entra, tampoco se donde ha quedado hoy por hoy eso de que «debe gobernar la lista más votada». Esos principios elasticos de conformacion en embudo tan queridos para alguna gente a mi me despistan en cuanto a ámbito de aplicación.

    Como opinion personal, abjuro profundamente de expresiones como «tal partido representa el sentido común» por ser afirmaciones en el análisis politico completamente vacías de contenido. El sentido comun, al ser común, se encuentra en casi todas partes.( Bien es cierto que el independentismo catalan precisamente parece haberse abstraido de cuestiones de entendimiento común como el reconocimiento internacional o por parte de la UE, pero bueno, es un caso particular)
    El PSC tiene una posición no independentista, tampoco rencentralizadora, supongo, acorde con lo que la sensibilidad de su militancia y simpatizantes deciden. Ya es bastante.

    Como colofon quiero mandar un cariñosos saludo a todos aquellos famigeros coblogueros que han reclamado reiteradamente la expulsión del PSC. En este caso supongo que más que de «sentido comun» puede hablarse de «sentido propio» porque solo los propios defensores de esta postura pueden encontrarle algun sentido

  3. LBNL hace una justificada alabanza del PSC liderado por Iceta. este último ha conseguido mantenerse alejado de los dos polos en que se se ha fraccionado la sociedad catalana. No es el único partido que se haya alejado de los extremos, también están muchos militantes de la de la ninguneada Unió y y del extincto PSUC. Por algo están intentando coaligarse con el PSC. Yo considero muy positivo que se haya roto la coalición en el Ayuntamiento de Barcelona del PSC y Ada Colau. Esta última es la expresión genuina de una falsa apariencia de no estar en ninguno de los dos polos.
    El articulista pasa a situar al PSC como único partido que cree en una reforma constitucional que aspira a un federalismo asimétrico. También Pedro Sanchez propone la inmediata creación de una Comisión de Reforma constitucional en el Congreso.
    Creo que desde septiembre hasta el presente los ciudadanos españoles se ha visto bombardeados por las manifestaciones multitudinarias independentistas en Cataluña por lo que resulta obvio que la pretensión de «cafe para todos» de Adolfo Suarez es absurda. Que el Pais Vasco y Navarra sean de hecho Comunidades Autónomas asimétricas puede ampliarse a Cataluña y quizas Galicia. Es de suponer que una amplia mayoría de la sociedad catalana se sentiría cómoda si esto se logra y dejarán de apoyar a los indepentistas.

  4. A ver, lo del Partido del Sentido Común es obviamente un juego de palabras. Claramente hay gente con sentido común en todas partes y gente sin demasiado sentido común en el PSC. En el de hoy y en el de las diferentes épocas anteriores. Pero a lo que iba es a que, a mí me parece, la posición del PSC hoy es la única que permitiría una esperanza de resolución del conflicto a corto plazo de legalidad constitucional democrática y el subyacente de más largo plazo que es la pulsión nacionalista catalana, a la que hay que encontrar una solución. Entre las tres que se me ocurren (sometimiento, cesión y pacto) la tercera, que es la que defiende el PSC, me parece la más sensata. Pacto a través del diálogo? Desde luego. Diálogo sin condiciones? Claramente no pero no me parece necesario explicitarlo demasiado porque el PSC lo ha dejado meridiánamente claro con su posición sobre el conflicto a corto plazo. Que Colau le haya «sancionado» en Barcelona no me alegra pero no me parece mal: son los Comunes los que se van poniendo la independencia por encima de los intereses de la ciudad. Allá ellos. Iceta considera el 155 una desgracia como la que es pero inevitable en vista de cómo Puigdemont se achantó el día fatídico en el que acabó declarando la independencia. ERC puede ser un socio de gobierno tras el 21-D? Muy dificilmente pero lo que me gusta del PSC es que seguramente sea indispensable para moderar a quien quiera gobernar desde cualquiera de los dos extremos.

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